La fe de Stefan Brüggemann

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La exposición 'Dos Líneas (Fe)', que se exhibe en el MUNAL, presenta varios lienzos cubiertos de hoja de oro y plata, con una cruz de aerosol “que el artista pinta”.

Stefan Brüggemann. (Especial)
Ciudad de México /

“El público no entiende la obra”, es el lugar común en el arte VIP, video, instalación, performance, la realidad es que el artista es el que no entiende. El método del arte VIP es involucrarse con temas “complejos” y abordarlos de formas inmediatas y superficiales, llevarlos a un simplismo carente de esfuerzo intelectual. Insisten en que “ya no existen los grandes temas”, pero no dejan de abordar “reflexiones” que van desde la pseudofilosofía, la sociología, hasta los temas que pululan en TikTok, que para ellos son muy importantes.

En la exposición Dos Líneas (Fe) en el Museo Nacional de Arte de la Ciudad de México de Stefan Brüggemann, reincide en esa conducta. Está reflexionando sobre la fe, como eso le parece poco, además sobre el cruce de las culturas indígenas y española, y sobre el Arte Novohispano. Casi nada. El resultado son varios lienzos cubiertos de hoja de oro y plata, con una cruz de aerosol “que el artista pinta”. Sí, para la curaduría poner una cruz de aerosol es pintar, y es esa compleja reflexión.

La visión de estos lienzos con o sin esas dos rayas de aerosol, también nos hace reflexionar. En que el arte VIP insiste en reducir la iconografía de la Historia del Arte a lo que ellos tienen alcance, es decir, a gestos mínimos, carentes de profundidad. El diálogo en la sala del Novohispano del MUNAL denuncia la total falta de diálogo, porque no hay entendimiento de estos artistas VIP con el arte anterior a 1970.

El dorado en el Novohispano no era decoración como lo es en estas obras, era parte de la iconografía. Nos dicen que las obras fueron realizadas ex profeso para la exposición, y ¿no pudieron haber realizado ex profeso una propuesta al nivel de la iconografía y filosofía del Novohispano? El asunto es que en el Barroco la iconografía fue el vehículo para que la fe se alejara de la iconoclastia. La cruz es un símbolo que estaba acompañado por un acervo literario, musical, pictórico, arquitectónico, para que el impacto de la fe llegara por los sentidos hasta la mente y el espíritu de los creyentes.

Creamos a la mitología para que la fe estuviera soportada en un imaginario que le diera tangibilidad a lo que necesitamos: esperanza. Entonces los artistas llevan su maestría a los máximos niveles para que esa fe viera en el arte un refugio, una razón de ser y manifestarse. Tenemos a Villalpando, Juárez, Cabrera, maestros en las imágenes que dieron visión a lo invisible. Entonces llega el artista VIP con gran arrogancia y cuelga sus dos rayas. Nos dicen que hay diálogo. Que la falta total de inventiva, investigación y maestría está a la altura de la Asunción de la Virgen de Alonso de López Herrera de 1625.

En una de las obras está grafiteada una cita de San Agustín “La fe es creer en lo que no ves, la recompensa es ver lo que crees”; como apóstata que soy, del dogma del arte VIP, creer y ver arte en esas obras es un sumiso acto que niega a la razón.

El artista debería tener fe en que algún día, si aprende, puede pintar algo digno del tema que abordó.

AQ

  • Avelina Lésper

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