‘Lejos de ella’: una película de amor y olvido

Cine

Basada en un cuento de Alice Munro sobre una mujer que padece alzhéimer, esta cinta de Sarah Polley se pregunta qué queda de nuestras vidas cuando comenzamos a olvidarlas.

Gordon Pinsent y Julie Christie en 'Lejos de ella'. (IMDb)
Fernando Zamora
Ciudad de México /

El amor que no padece de olvido es un lugar común que se celebra en la música pop, la novela y, claro, el cine. Lejos de ella (disponible en Mubi) es una joya del cine canadiense que, a pesar de haber sido nominada al Oscar por mejor guión adaptado en 2008, pasó por la cartelera mexicana sin pena ni gloria. En aquellos años, previos a la pandemia, aún vivíamos bajo la dictadura de la distribución de modo que resulta natural que una película tan exquisita fuese olvidada en aras de promocionar obras estúpidas pero rentables.

Sarah Polley, directora y guionista de Lejos de ella, se basó en un cuento de la afamada premio Nobel de literatura Alice Munro para construir un universo que se está desmoronando. Fiona ha sido diagnosticada con alzhéimer; lo que al principio parecían pequeñas obsesiones inocentes como pegar papelitos amarillos en los cajones para recordar su contenido, se ha transformado poco a poco en una tragedia que permite, sin embargo, reflexionar en torno a ese amor que no padece de olvido. ¿Qué queda de lo que hemos sido cuando la memoria se disuelve en el trajín de la vida cotidiana? A Fiona no solo se le escapa lo más obvio, el contenido de un cajón o el nombre de una amiga. Poco a poco comienza a olvidar sus orígenes islandeses y la forma correcta de pronunciar “vino” en inglés. La cosa se vuelve más preocupante cuando olvida la palabra “amarillo” y es incapaz de describir el calor que despiden ciertas flores en el invierno de Canadá. Una noche se extravía en la carretera y otro día resulta incapaz de encontrar su ruta en la nieve a pesar de que ahí están, las huellas de sus esquíes, como para guiar el camino a casa.

La actuación de Julie Christie, inolvidable como Lara en el Doctor Zhivago de David Lean, consigue introducirnos en la inquietante sensación de esta mujer a quien se le va la vida pues se le va la mente. Entendemos el desasosiego de padecer esta enfermedad gracias a Christie quien transmite con todo arte la sensación de saber que hay algo importante que acaba de olvidar. En este sentido resulta importante el cuento original no solo por sus diálogos inteligentes sino, de modo particular, por las circunstancias que poco a poco comienzan a vivir ella y su esposo Grant; situaciones que demuestran que, para ser dignos de un amor inmemorial es necesario, justamente, olvidar. Y es que probablemente la lectura más sorprendente de esta película sea la de que es posible olvidar al objeto de nuestro afecto, pero queda el amor en sí mismo. Ese que ha movido a Fiona durante todos esos años en que vivió con Grant. Es decir, puede que ella no recuerde ya quién es él, puede ser incluso que haya dejado de sentir cualquier cosa por él, pero Fiona sigue llena de un amor que, ante el avance del olvido, encuentra nuevos cauces y objetos. Nuevas personas para amar. En ello estriba la originalidad del cuento de Munro y la adaptación de Sarah Polley, en demostrar que el amor está en la ausencia y que una vez que dicha ausencia se vuelve infranqueable, siempre hay alguien nuevo para amar.

¿Acaso me estás castigando? Pregunta Grant. Y ella lo mira con el afecto de quien ya no siente amor. La enfermedad, parecen decir las autoras, ha destruido el recuerdo, pero no la necesidad. Y ante este descubrimiento (que produce sorpresa y decepción) ¿qué hace Grant? El sacrificio último de un ser enamorado: ofrecer la renuncia. Preferir la felicidad de la amada, olvidarse de sí mismo para que ella pueda, por un momento, ser feliz otra vez.

Lejos de ella

Dirección: Sarah Polley | Canadá | 2006

​AQ

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