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Una mañana perdida
Adameşteanu es una de las grandes escritoras centroeuropeas del siglo XX. Esta novela es una prueba irreprochable. Narra, a la manera del Ulises de Joyce, un día en la vida de su protagonista, una anciana de 70 años. Pero ese día es una falsa medida de tiempo pues se estira desde la Primera Guerra Mundial hasta principios del siglo XX, para dar cuenta de la historia de Rumania y la de sus habitantes mediante un sofisticado juego de espejos entre el presente y el pasado.
La ciudad prometida
Esta novela marca el debut de la escritora moldava, quien consigue sintetizar los mejores recursos del neorrealismo con las atmósferas góticas. Una joven que vive al cuidado de su tía, en un pueblo habitado únicamente por mujeres, anhela regresar junto a su madre enferma pero el miedo se impone a sus deseos y los sueños se presentan como bestias de un pasado perdido. El paisaje, y la lluvia que no cesa, adquieren un protagonismo mayor, al igual que los espejos.
Cuestiones candentes
Como muestra este volumen, la autora de El cuento de la criada también sabe moverse por terrenos lejos de la ficción. Sus preocupaciones tocan lo mismo al cambio climático y a la naturaleza de la ciencia ficción que a ciertos dogmas del feminismo y a la inaudita relación entre los zombis y el autoritarismo. El ensayo no sólo se concibe como reflexión sino, según el deseo de Montaigne, como un género interesado en cualquier asunto que profundice el concepto de lo humano.
Landru
Mezclando ficción y realidad, Alberts sigue el rastro de Henri Désiré Landru, el Barba Azul francés, ejecutado en 1922 por el asesinato de diez mujeres y un niño y quien siempre declaró su inocencia porque los cadáveres nunca fueron encontrados. El caso fue cubierto por Paul Block. En 1933, de regreso en París porque Alemania ya vivía la persecución contra los judíos, el periodista alemán inició el segundo capítulo de esta historia tras recibir la noticia de que habían visto a Landru en Buenos Aires.
Arte y política
Desde que Platón expulsó a los poetas de su república, quedó establecido que sí hay una relación entre el arte y la política. En las circunstancias de violencia que vivimos actualmente, este vínculo se ha acentuado para oponerse a un discurso en el que se maquilla una situación que padecen miles de personas. Como señala Enrique Díaz en la introducción, este volumen parte de “repensar la relación entre arte y política en contextos de violencia”.
La armonía de las células
El viaje que en este libro emprende el médico estadunidense es tan largo como ambicioso: desde el siglo XVII, cuando Robert Hooke descubrió la célula, hasta las tecnologías de vanguardia para manipular células con fines terapéuticos. La perspectiva médica permite valorar los descubrimientos que han hecho posible la comprensión de algunas enfermedades como el cáncer o el Alzheimer. No hace falta ser un especialista para disfrutar del viaje.
AQ