Regresamos pródigos al libro
a las palabras frescas, abundantes,
como el agua de los ríos.
Aquí crece la escena,
el cuerpo del deseo se erige y canta.
Allí son nuestras manos
que nacen de la sombra
y viven el tormento de alcanzar
los frutos más logrados de la estampa.
Allá corre la sangre de los héroes esmerados.
Aquí
en el corazón del universo
los signos libran la batalla más terrible.
RP