“Se puede encontrar la belleza en la oscuridad”: Lol Tolhurst

Entrevista

En Cured, el ex baterista de The Cure habla sobre su pasado como adicto a las drogas y al alcohol y de cómo transcurrió su largo proceso de sanación.

Lawrence Tolhurst fue baterista de The Cure durante 16 años. (Foto: Daniel Mordzinski)
Guadalupe Alonso Coratella
Querétaro /

Integrante y fundador de la banda de rock The Cure desde 1973, Lawrence Tolhurst, conocido como Lol, fue baterista del grupo durante 16 años hasta ser expulsado en 1989. Su adicción a las drogas y al alcohol marcó el punto de quiebre no sólo de su trayectoria musical, sino de una larga amistad con Robert Smith, su vecino en la ciudad de Crawley, Inglaterra, y líder del grupo. Tras un largo proceso de sanación, Tolhurst dio el último paso: contar su vida, sus experiencias en la música y el arduo camino que recorrió hasta reponerse del alcoholismo. Así surge Cured (Malpaso, 2018), un relato conmovedor en el que Lol se vuelca por completo para mostrar su lado más íntimo y huir de sus demonios. Más allá de las confidencias que deja al descubierto, la riqueza del libro reside en la calidad literaria que abraza su narrativa. Acaso porque desde joven fue un lector ávido y la pulsión de la escritura siempre estuvo latente en el ánimo de esta estrella del rock.

Durante una charla en el Hay Festival, en la ciudad de Querétaro, Lol me cuenta que cuando terminó con The Cure se retiró del todo para dedicarse a su hijo.

“Me quedé en casa, no salía a ningún lado. Pensé: voy a ser como Patti Smith, me dedicaré a criar a mi hijo. Luego, cuando él se fue de casa, me pregunté: ¿ahora qué hago? Siempre me gustó la literatura, toda mi vida he disfrutado leer y sentía un fuerte deseo de ser escritor. Por esos días, un amigo me preguntó que si seguía pensando escribir un libro. Le respondí que sí, y me tomó la palabra al vuelo. Me presentó a Ben Shaver, quien se convertiría en mi editor. Le platiqué sobre el proyecto y ahí comenzó todo. Además, estaba por cumplir 50 años y alguien me dijo que los 50 son la juventud de la vejez. Es cierto, ya no soy un joven, necesito explicarme qué ha pasado, dónde he estado. Me tomó un poco más de tiempo, pero al final comprendí que lo mejor sería escribir. Comencé por el capítulo ‘Reflexiones’. Mi agente lo leyó, me dijo que estaba muy bien, que siguiera adelante. Eso fue suficiente para sentarme a teclear y descubrir el poder de la escritura”.


El proceso de sanación que culminaría con la publicación del libro pasó por distintas etapas; sin embargo, recurrir a la palabra fue definitivo.

“Recuperarme del alcoholismo fue quizá lo más importante que me ha sucedido en la vida. Comencé por recobrar mi infancia. No fui un niño golpeado o abusado, pero sí descuidado, y busqué refugio con mis amigos, con mi banda, The Cure. Estuve muy cerca de la familia de Robert, eran muy unidos y yo necesitaba recuperar esa parte. También comprender de dónde venía, lo que había heredado de mi padre, es decir, el alcoholismo, para sentirme mejor. El libro me ayudó mucho”.

Se trata de un relato sobre la amistad, en específico con su compañero Robert Smith, pero también sobre la pérdida y la redención.

“Hay un momento en el libro cuando recibo una carta de Robert diciendo: no vengas hasta la próxima vez porque le provocas malestar a todos. Entonces me fui a pasear con mi perro. Vivía en el campo, en un lugar donde el entorno era salvaje. Recuerdo haberme sentado en una roca mirando al cielo. Comenzó a llover y de pronto pensé: algo tiene que cambiar, algo se rompió, no puedo volver así. En ese intermedio todo explotó. Me fui a rehabilitación, mi matrimonio se desmoronó. El libro fue un catalizador para muchas cosas”.

El ex baterista de The Cure asegura que el momento más difícil de la escritura fue repasar su vida y no hacerlo desde el punto de vista de la víctima. Tuvo parte de esta reflexión cuando decidió pasar unos días de retiro en el Valle de la Muerte, en California. En el capítulo “Desesperado en el desierto”, escribe: “Una de las cosas que me encantan de California es que en varios momentos del siglo XX ha acogido a diferentes comunidades utópicas, y esto siempre me ha llamado la atención. Mis raíces en el punk más descarnado puede parecer que no encajen con todo esto, pero siempre he sentido que debajo de la superficie ruda del movimiento punk había una búsqueda de sentido en el caos que nos gobierna, como si fuera un koan zen. Fuera lo que fuese, esperaba encontrarlo en California”. Y así fue, me platica: “El encuentro con un hombre en el desierto cambió mi mente en el sentido de que muchas de estas cosas son el resultado de mis acciones, de mí mismo, y que es posible cambiar, pero la única manera de lograrlo es mirando a la gente con honestidad”.

Volver a la música le tomó un tiempo. En el año 2000 formó la banda Levinhurst al lado de su mujer, Cindy Levinson. Dos producciones, The Palace y House by the Sea, a las que dedica sendos capítulos en el libro, fueron clave en su proceso de sanación. “Había llegado a Norteamérica prácticamente sin nada. Todo estaba bajo fuego y decidí quemar las naves. Subí a un avión pensando: cuándo fue la última vez que fui feliz. Tenía 21 años. Tardé mucho tiempo antes de comenzar a grabar cosas nuevas, pero fue muy reconfortante porque debes convencerte de que aún tienes algo qué decir. Hice Perfect Life (2004) porque estaba viviendo una vida perfecta. No tenía expectativas, no se esperaba nada de mí. Tenía un hijo joven, una nueva esposa que me hacía sentir mejor. Sin embargo, debo decir que mi álbum favorito es House by the Sea (2007). El título se refiere a la casa donde vivíamos, una casa junto al mar. Todo en el disco es literal, yo quería que fuera literal, como un destello de lo que son las cosas. Por ejemplo, la fotografía de la portada es muy sombría, pero lo hice a propósito porque he comprobado que se puede encontrar la belleza en la oscuridad”.

A sus 60 años, Lol sigue tocando la batería. “Es como un mantra en mi cabeza, le hace bien a mi mente, a mi cuerpo, lo siento como algo primitivo”. También continúa experimentando, como lo haría con The Cure, una banda que apostó por romper estereotipos. “Estoy orgulloso de la música”, dice, “pero sobre todo de haber cambiado las convenciones. Mucho del rock tenía tintes misóginos, tampoco se aceptaba que un hombre mostrara sus sentimientos. Nosotros lo logramos. No es que hubiésemos tenido un propósito, simplemente así éramos. Y esa es la parte mágica: que un grupo de jóvenes coincidiera en un tiempo, en un espacio, y que las cosas funcionaran. Al final, aprendí que cuando eres joven piensas que la vida se sucede en línea recta. Supones que una cosa lleva a la otra. Luego me di cuenta de que en realidad transcurre como en círculos concéntricos. Eventualmente todo regresa, las personas se van y vuelven, saltamos de un círculo a otro”.

La publicación de Cured significó, para Lol, el renacer de una creatividad adormecida. “Cuando te encuentras en ese estado piensas que todo ha terminado, que ya no tienes nada qué aportar, pero de pronto se enciende el fuego. Estoy grabando un disco, escribiendo otros dos libros. Cumplí 60 este año y me gusta porque me siento liberado. Ahora puedo hacer lo que quiera, ser yo mismo por el resto de mi vida, nada importa, todo está abierto. El libro me ayudó a comprender eso”.

ÁSS​

LAS MÁS VISTAS