Con la muerte de Jane Birkin, el pasado 16 de julio en París, donde residía desde los años sesenta, muere una de las últimas protagonistas de una generación rebelde y contestataria, reñida con la moral de una sociedad atávica y conformista. Con su pareja Serge Gainsbourg grabó en 1969 Je t’aime... moi non plus, “la canción más sensual y excitante de la historia”, de acuerdo con el especialista español Fernando Navarro. Sus orgásmicos gemidos traspasaron fronteras y vencieron el paso de los años para volverse clásicos.
- Te recomendamos La ciencia de las ciencias sociales Laberinto
Nacida en Londres en 1946 en una familia de la alta burguesía británica, era hermosa y audaz. En 1966, dos años antes de trasladarse a Francia, tuvo una breve aparición y un desnudo inolvidable en Blow-Up, de Michelangelo Antonioni. Pero fue en París donde su carrera como actriz y cantante despegó, volviéndose también un icono de la moda, con su imagen delgada, sus ojos azules y su pelo largo y rubio.
Recientemente, Monstruo Bicéfalo Editorial publicó Jane Birkin. Diarios 1957-1982. Munkey Diaries, con traducción de Felipe Cabrerizo. Es un libro que permite asomarse a la intimidad de la protagonista de La bella mentirosa, de Jacques Rivette, uno de los maestros de la nueva ola francesa. El de Birkin es un libro dulce y amargo. Recuerda su primer matrimonio con el compositor John Barry, quien en 1966 ganó dos premios Oscar por la música de la película Born Free, dirigida por James Hill. Estuvieron casados tres años, entre 1965 y 1968, que para ella resultaron casi letales por el maltrato y las infidelidades de su famoso marido. Por eso se fue a Francia, donde en 1969 encontró a Gainsbourg, compositor, cantante y poeta del que vivió siempre enamorada.
Los diarios de Jane Birkin son el retrato de una época, sus páginas encierran su historia sentimental, pero también sus fiestas y sus excesos y sus cómplices de viaje. Son también el guiño de su permanente amor por Gainsbourg, muerto el 2 de marzo de 1991. No de otra manera puede entender su rotunda frase: “Se dice que en el momento de morir se tiene el nombre de un solo hombre en el corazón”, el nombre que ella llevaba era el de ese poeta desaliñado a quien llamaba genio.
AQ