The Strokes Strike Again

Opinión | Los paisajes invisibles

Con The New Abnormal, la banda neoyorquina vuelve al sonido de sus orígenes.

The Strokes lanzó un nuevo álbum después de siete años. (Facebook: The Strokes)
Iván Ríos Gascón
Ciudad de México /

Como el título de una rola de la banda Eels, la música es novocaína para el alma y el mejor quehacer para el espacio que solíamos dedicar a lo de afuera, es poner la aguja en el vinilo, dar play al Cd o ajustarnos los auriculares para anestesiar las dolencias interiores, insensibilizar las llagas de la nostalgia o secar las suturas anímicas que el desamor o el duelo nos dejó, aunque también podríamos usarlo como estimulante para otro tipo de emociones, el vértigo y el furor o la serenidad y la paciencia, por no hablar de la alegría y del placer.

Esta temporada apocalíptica he navegado del Alternativo al Indie, del Pop al R&B y el Soul. He escuchado a X Ambassadors, Villagers, Thundercat, Gorillaz, Hanni El Katib, Dirty Projectors, Two Door Cinema Club, Bishop Briggs, CocoRosie y etc., etc. Incluso una selección retro de Marvin Gaye, Tom Waits y Joe Jackson, y le di vueltas al I’m Not a Dog On a Chain, el nuevo disco del empeñoso tío Morrissey, que no está mal pero tampoco es innovador. Sin embargo, la auténtica sorpresa de este abril que un bicho invisible nos robó, parafraseando a Joaquín Sabina, es The New Abnormal de The Strokes, álbum con el que la banda neoyorquina retorna después de siete (sí, siete) años de no sacar un disco entero.

Los Strokes debutaron en 2001 con Is This It, LP de espíritu bohemio y resonancias vintage a lo Television, lo Velvet Underground, un poquito de Ramones y ciertas texturas de Elvis Costello, pues como el propio Julian Casablancas, cerebro de la banda, confesó un par de años después, la búsqueda sonora de The Strokes se enfocaba en la herencia de los años 1970 y el nuevo milenio. Is This It nos tatuó tracks como “Barely Legal”, “Hard to Explain” y “New York City Cops”, aunque la rola verdaderamente inolvidable es “Last Nite”.

Producido por Gordon Raphael, Is This It fue un buen pinchazo al ánimo del público, y le siguió Room on Fire (2003), que aplacó un poco el entusiasmo a pesar de “Reptilia” o “The End Has No End”, para volver en 2005 con Impressions of Earth, que ahora sí dispuso el terreno a los neoyorquinos para el Angles (2011) y el Come Down Machine (2013), que los posicionaron en el soundtrack de muchas vidas, para luego dispersarse: Casablancas, Valensi, Hammond Jr., Moretti y Fraiture se dedicaron a otras ociosidades.

De todos, Casablancas es el más activo. El único perteneciente a la Generación X (los demás ya son millenials), no sólo dejó su huella dactilar en The Strokes sino que está en The Sick Six, grupo de soporte para su disco de solista Phrazes for the Young (2009) y en The Voidz, la otra banda publicada por su disquera Cult Records y que, por cierto, suena bastante bien: si no han oído Virtue (2018), solo escuchen su sencillo más reciente, “Did My Best”.

Volviendo a The New Abnormal, y como no soy ningún experto sino un diletante, sólo diré que la producción de Rick Rubin los devuelve a sus orígenes en nueve rolas que condensan las guitarras y percusiones del Is This It con los ritmos y teclados del Phrazes for the Young. O sea, Julian Casablancas en estado puro.

“Selfless”, un lamento de estar fuera de la mujer amada remite a la entrañable “Last Nite”; “Brooklyn Bridge to Chorus”, eléctrica y movida como “11th Dimension”, el track más exitoso del Phrazes…; “Why Are Sunday’s So Deppresive”, eco de las cuerdas de “Call Me Back” de Angles y “Ode to Mets”, viaje al desgajamiento existencial sobre un potro metafórico, son algunas de los mejores cortes de este álbum tan Glam y Pop y neoexpresionista como la pintura Bird On Money (1981) de Jean–Michel Basquiat, que ilustra la portada.

Ah, qué coincidencia. Basquiat en la cubierta. Otro insigne neoyorquino que vivió a tope de 1976 y hasta casi terminar la década siguiente, esos años que tanto invoca la música de The Strokes.

ÁSS

LAS MÁS VISTAS