Caminábamos por la Avenida Cuauhtémoc, una tarde soleada y ruidosa. Pasamos en frente de una librería de viejo. El vicio de buscar algún tesoro abandonado por las familias que heredan una biblioteca y rematan todo, porque sus lecturas se reducen a la pantalla de su teléfono. Encontramos apiladas en un mueble un montón de revistas de Los Supermachos. Compramos varias, entre ellas una de 1964 con “Ideas, dibujos y textos” de Rius, y otra de diez años más tarde del equipo que formó Editorial EM para seguir con la publicación.
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Las leí con curiosidad antropológica, las dos versiones son diametralmente opuestas. La de Rius, más que una crítica social, parece una parodia del México idealizado por el cine de los años 40 y 50, repite todos los clichés maniqueos de esas historias. Es como ver una película de Emilio “el Indio” Fernández en versión de cómic. Lo que es muy interesante, ya en nuestro contexto, es la forma de abordar esa parodia social, Rius era políticamente incorrecto, y en este momento de sensibilidades que persiguen ser “inclusivos”, y la nueva moralidad ultrapuritana y censora, es inconcebible que alguien retrate a un indígena como a Calzonzin. El retrato de la sociedad en general, su forma de ver a las mujeres, sería para volver a censurar a Rius pero por otros motivos, por no “respetar las diferencias” por “estigmatizar”, las ONG y los activistas le verían como enemigo público.
La otra revista es del tiraje que siguió sin Rius y la editorial se plegó a la censura gubernamental. Es didáctica en extremo, hecha con este estilo de collage, chistes y viñetas para inducir la información. Es un plomo. Es una crítica a los accidentes laborales y cotidianos, dicen que por lo general son culpa de los obreros y de la negligencia. También políticamente incorrecta, a pesar de estar hecha a modo, se da sus licencias, en la portada una joven abraza a un bebito y dice que “Les juro que fue un accidente de trabajo”, intercala fotos de “gordas” medio desnudas, modelos femeninas cutres, que no vienen al caso, pero atrapan la atención del lector. Critica a los obreros de PEMEX que se accidentan intencionalmente para recibir la incapacidad y vivir sin trabajar.
No hemos cambiado, las dos historias siguen vigentes, la de Rius el cacique corre a balazos al nuevo cura del pueblo por sus ideas “comunistas”, por buscar justicia para la gente, el narco hace lo mismo impunemente, es el nuevo cacique. La didáctica se parece a los libros de texto gratuitos del actual régimen, hechos a la medida del patrocinador. Es patético que nuestra sociedad no haya evolucionado, no hay diferencia a pesar del mensaje tan elemental, maniqueo y flojo de las dos revistas, los ricos y el gobierno son malos, los pobres son buenos.
La diferencia es que no hay manera en nuestra neocensura de enviar mensaje alguno con este estilo, nuestra sociedad es más retrógrada que la reflejada en los dos cómics.
AQ