Los tres mundos de Robert Eggers

Los paisajes invisibles | Nuestros columnistas

En El hombre del norte, su obra más reciente, el realizador mezcla la mitología nórdica de Odín y las Valquirias con intrigas y traiciones de Macbeth y Hamlet.

Robert Eggers, director estadunidense. (IMDb)
Iván Ríos Gascón
Ciudad de México /

Nueva Inglaterra, 1630. William y Katherine, cristianos devotos, abandonan su granja y se establecen en el bosque con sus hijos para comulgar con Dios, preservar la castidad y la virtud espiritual. Sin embargo, de nada sirve huir de una sociedad pérfida y corrupta. El mal se cierne en todos lados, los alcanza en la soledad de la floresta. La bruja les arrebata a un bebé. Posee y mata a su hijo Caleb. William sospecha que la bruja es Thomasin, su primogénita, pero ignora que tiene al demonio en su propio establo: Negro Phillip, un macho cabrío que al destruir a la familia, seduce a Thomasin. El relato culmina en un aquelarre.

Inspirado en la histeria colectiva de Salem, y documentado en actas, diarios y crónicas de brujería de Massachusetts, Robert Eggers escribió La bruja (2015), su debut en el largometraje, siguiendo el canon narrativo de las leyendas de Nueva Inglaterra. Intentó no dejar un cabo suelto en las creencias de la época: la liebre que aparece constantemente, por ejemplo, se consideraba un animal mágico (servidor de las brujas o disfraz de éstas para espiar e influir en la gente) o la simbiosis del cabro y el aquelarre, como en la pintura de Goya de 1798.

Siglo XIX. Thomas Howard atraca en una isla de las costas de Nueva Inglaterra. Ahí están el leñador Ephraim Wislow y Thomas Wake, el farero que Howard va a reemplazar. La relación entre Howard y Wake, que comparten labores, dormitorio, alimentos y bebidas, se torna pesadillesca. El frío, la lluvia, el viento, el furioso oleaje, la soledad y la locura comienzan a acorralarlos. La ebriedad agrava el tormento psíquico, azuza a sus demonios. El infierno se vuelve un trozo de tierra rodeado de agua.

Junto con su hermano Max, Robert Eggers escribe El faro (2019), primero basándose en el que se cree que fue el último relato de Edgar Allan Poe, pero cambió de parecer. Usó los textos de marinería y fareros de Joseph Conrad, recuperó los mitos de los isleños decimonónicos de Nueva Inglaterra (las sirenas como seres fatales, las gaviotas como reencarnación de los marinos muertos). Su storyboard apunta al arte (el encuadre en que Wake, desnudo, dirige un haz de luz a los ojos de Howard, remite a la pintura Hipnosis, de 1904, del artista Sascha Schneider, figura conspicua de la plástica homoerótica germana). Dirige a Robert Pattinson y a Willem Dafoe, cuidando todo los detalles: el acento de Howard evoca el dialecto campesino de Maine; el de Wake, la jerga de los marinos y pescadores del Atlántico.

Año 914. El príncipe Amleth atestigua el asesinato de su padre, el rey Aurvandil War –Raven, por la espada de su tío Fjölnir, El deshermanado, quien arrasa con la aldea, los hombres, las mujeres y los niños, se apropia de la reina Gudrún y establece un nuevo reino del que, a la postre, lo despojará el rey Harald I de Noruega. El príncipe Amleth consigue huir. Pasado el tiempo y convertido en un fiero vikingo, Amleth viaja a Islandia para vengarse del traidor, rescatar a su madre y recuperar su reino.

Eggers escribe El hombre del norte (2022), junto con el guionista Sjón. No se apega a la Gesta Danorum, texto del siglo XII atribuido a Saxo Gramático, sino que es más cercano a Shakespeare, y no por la obviedad del anagrama (Amleth) ni por el parecido criminal de Fjölnor con Claudio (de hecho, hay quienes sostienen que Shakespeare se inspiró en Gramático para su obra, aunque esa posibilidad es harto dudosa, pues difícilmente, el bardo de Statford–Upon–Avon pudo leer la Gesta).

En la épica de El hombre del norte, Eggers mezcla la mitología nórdica de Odín y las Valquirias con intrigas y traiciones de Macbeth y Hamlet, aunque en el relato tintinea también la tragedia Sófocles, Edipo rey (Gudrún es pérfida como Lady Macbeth e incestuosa como Yocasta), y éste es el tercer mundo de Robert Eggers. Un sitio que, como sus antecesores, es oscuro, fatal y tormentoso.

AQ

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