Virus: el bueno, el malo y el feo

Ciencia

No todos los virus tendrían que ser malos, algunos resultan beneficiosos para la vida; podrían ser las futuras curas a las infecciones y células tumorales.

Imagen del virus Marburg, altamente letal. (Foto: University of Texas)
Gerardo Herrera Corral
Ciudad de México /

Sars covid 2 apareció como una amenaza mundial a la salud en diciembre pasado; habían transcurrido 120 años desde que el primer virus fue descubierto en 1899. El virus que ocasiona el mosaico del tabaco atacando a la hoja de esta planta sigue produciendo pérdidas en su cultivo, pero las variedades resistentes han reducido en mucho los estragos. En cambio, en el tomate, el mismo virus ocasiona hasta un 20 por ciento de pérdidas al año.

Este virus de los vegetales se propaga por la ropa, manos y herramientas de los trabajadores que entran en contacto con las plantas infectadas. El virus tiene una forma alargada de 300 nanómetros con 15 nanómetros de ancho que lo hace parecer una varilla —un nanómetro es una mil millonésima de metro—. El virus del Sida es más redondeado y mide aproximadamente 120 nanómetros, que es la misma escala del coronavirus.

Los virus son partículas tan pequeñas que no pueden verse con el microscopio óptico; por eso fue necesario esperar la llegada de los microscopios electrónicos para ver su forma y sus partes.

No podemos decir mucho de la estética de un virus, pero inevitablemente construimos una imagen de estos complejos moleculares debido a lo que pueden ocasionar. El virus Marburg lleva el nombre de una ciudad alemana pequeña y encantadora asentada a la orilla del rio Lahn al norte de Frankfurt. Fue ahí donde se descubrió y por eso lleva el nombre de ese idílico poblado. El patógeno es considerado uno de los más peligrosos. Produce fiebre alta, calambres, sangrado en las membranas mucosas, piel y varios órganos. Tiene una letalidad de hasta el 90 por ciento. El padecimiento que ocasiona es parecido al del ébola y la dolorosa muerte no es la que uno quisiera. Se ha dicho que es uno de los patógenos militarizados y sin duda uno de los más temidos.

Cuando vemos los daños que ocasionan y la manera como operan los virus, sólo podemos pensar en ellos como una forma de maldad. Sin embargo, no todos los virus tendrían que ser malos. Después de todo no hay nada que los motive, ni un objetivo más allá de lo que su mecánica molecular les permite, a saber, el seguir existiendo.

Miles de virus habitan nuestro cuerpo y algunos de ellos infectan a las bacterias que invaden la mucosa del estómago o los intestinos, de manera que resultan beneficiosos en nuestras vidas.

Los bacteriófagos, o simplemente fagos, son virus que infectan organismos procariotas —que son aquellos formados por células sin núcleo en que el ácido desoxirribonucleico está disperso en el citoplasma—. Las bacterias son de este tipo, y hay muchos virus que las atacan, de manera que ésta sería una manera de controlar a las más perjudiciales. Algunos de estos virus son conocidos desde hace mucho tiempo; por ejemplo, en 1917 se descubrió a un fago que ataca al bacilo de disentería. Sin embargo, el estudio y uso de fagos se pospuso con la llegada de antibióticos. Ahora el problema de resistencia a los antibióticos que presentan muchas bacterias ha despertado el interés por los fagos y es por eso por lo que se estudia la manera de utilizarlos.

Los virus podrían ser el futuro en el tratamiento de enfermedades infecciosas. Puede resultar chocante, pero son la alternativa más prometedora al uso de antibióticos para los que las bacterias han comenzado a desarrollar resistencia. Es cierto que las bacterias también pueden volverse inmunes a los fagos, pero los especialistas consideran que eso es más fácil de superar.

En el combate de la salmonella que viene en productos cárnicos los fagos tienen un gran potencial. Se estudian también para el combate a plagas de cultivos, en el tratamiento de aguas residuales y como opción en la mejora de productos alimenticios con alto contenido de bacterias.

En muchos laboratorios del mundo se está intentando usar virus para introducir genes en las células. Con ingeniería genética se estudia la posibilidad de desactivar al virus para que no se replique mientras conserva su capacidad de entrar en la célula.

También se está considerando el desarrollo de lo que se ha dado en llamar virus oncólicos. Estos son virus modificados para atacar a las células tumorales, pero no a las células sanas. De lograrse, el virus contaría con medio de replicación sólo mientras el cáncer exista, y desaparecería cuando el tumor haya desaparecido.

De manera que cuando de virus se trata los hay buenos, malos y feos. Si bien es cierto que la palabra “virus” significa veneno en latín, también lo es que, como tal, puede ser usado en el control de aquello que nos afecta.

El bueno, el malo y el feo es una película dirigida por Sergio Leone y estrenada en 1966. Es considerada por muchos como la mejor película del oeste filmada en Italia. En ella, el personaje que hace de bueno es apodado Rubio (Clint Eastwood), quien en un momento memorable dice: “duermo tranquilo porque mi peor enemigo vela por mí”.

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