'Moby Dick': una novela rotunda y apasionante

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Quizá una de las novelas más notables de la literatura universal, no representó para su autor ningún beneficio económico, pues Hermann Melville murió pobre.

La novela de Herman Melville fue publicada por primera vez en 1851. (Archivo)
Andrea Serdio
Ciudad de México /

Moby Dick comienza con una de las frases más famosas de la literatura: “Llamadme Ismael”, pronunciada por el narrador que encuentra en el mar un bálsamo para la desesperación. “Es mi sustituto para la pistola y la bala”, dice el joven decidido a navegar en un barco ballenero.

Moby Dick ha sido llevada al cómic, a la televisión, al teatro. En el cine ha conocido numerosas adaptaciones, entre ellas, las protagonizadas por John Barrymore en 1926 y 1930; en 1956 John Huston filmó su versión con Gregory Peck como el capitán Ahab y en 2015 Ron Howard dirigió In the Heart of the Sea, estelarizada por Chris Hemsworth.

La historia de Moby Dick es conocida: Ismael viaja a la isla de Nantucket, en Massachussetts, turbulenta, misteriosa, célebre por su industria ballenera. En el trayecto, en una posada, durante la noche llega a su habitación un hombre con el cuerpo lleno de tatuajes, que lo atemoriza y lo hace gritar. Es un arponero polinesio llamado Queequeg con quien debe compartir la cama en ese mesón de marineros.

Ismael y Queequeg se vuelven amigos, juntos llegan a Nantucket para enrolarse en el Pequod, un barco raro y viejo, tocado por la maldición de la melancolía. Un barco bajo las órdenes del capitán Ahab, colérico, blasfemo, sin una pierna que fue “masticada, devorada, triturada, por el más monstruoso cachalote que haya hecho astillas un bote”, como le explica uno de los propietarios del barco al desconcertado Ismael.

En el ballenero los días transcurren sin que Ahab abandone su camarote; sin embargo, poco a poco comienza a aparecer en cubierta, con una pierna blanca hecha de mandíbula de cachalote. Una mañana reúne a todos los marineros, les muestra un doblón de oro y les dice que será de cualquiera que le señale a la ballena blanca, llamada Moby Dick, que le arrancó la pierna y a la que está dispuesto a perseguir “más allá de las llamas de la condenación”.

La travesía de un barco ballenero duraba tres años, expuesta a todos los peligros. Melville proporciona numerosos detalles de la caza de ballenas y de la vida marina en general, además de crear una tripulación multicultural, que da origen a escenas y reflexiones sobre el racismo, la religión, la ideología. El Pequod es un mundo sobre la cresta de las olas.

La obsesión de Ahab es el leitmotiv de la novela, inspirada en hechos reales y nutrida por la experiencia de Melville como marinero. Es una historia de aventuras; unas veces es divertida, otras filosófica y algunas más se vuelve morosa, dilatada en frecuentes digresiones técnicas sobre el arte de la navegación. Con todo, resulta apasionante y rotunda en su homenaje a los cazadores de ballenas.

La novela de Herman Melville (1819-1891) fue publicada por primera vez en 1851; desde entonces ha sido reeditada en números países y lenguas (en español, Alianza Editorial lanzó una nueva edición en 2018 y Sexto Piso hizo lo propio con una edición ilustrada), sin embargo, no representó para su autor ningún beneficio económico o un mínimo reconocimiento. Melville, también creador de Bartleby, el escribiente, murió el 28 de septiembre de 1891, a los 72 años, pobre y olvidado.

ÁSS


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