Pasiones desatadas de Nacha Pop

Personajes

Subsistiendo dentro y al mismo tiempo en la periferia de la movida española, esta banda no cedió a los espejismos de la moda; en cambio, propuso con sus canciones “la más sincera emoción”.

Portada del disco 'Chica de ayer y otras canciones que consiguen que te pueda amar - Colección Definitiva'. (Especial)
Andrea Serdio
México /

Nacha Pop. Magia y precisión es un libro de Alex Fernández de Castro publicado por la española Editorial Milenio. Es el testimonio de un admirador que hurga en publicaciones viejas en busca de detalles, que recupera las voces de los integrantes del grupo y las de otros músicos, productores y periodistas para trazar la biografía de los creadores del éxito “Chica de ayer” y al mismo tiempo el retrato de una época de creatividad y locura.

Formado a finales de los setenta por los primos Nacho y Antonio Vega, Carlos Brooking y Jaime Conde, quien pronto sería sustituido por Antonio Martín Caurana, mejor conocido como Ñete, Nacha Pop se distinguió por la calidad de sus canciones. Su primer disco, titulado Nacha Pop, apareció a finales de 1980 con temas como “Chica de ayer”, “Miedo al terror” y “Mujer de cristal”, recibidos con entusiasmo por el público y la crítica.

Nacho y Antonio fueron el alma de Nacha Pop, con sus guitarras y sus canciones. Eran los tiempos de Alaska y los Pegamoides, de Radio Futura, de Tequila y de tantos otros grupos que le dieron identidad y proyectaron internacionalmente al rock español. Entre todos ellos, por su origen acomodado, por su educación y su cultura, se distinguió Nacha Pop, que en 1982 lanzó Buena disposición, su segundo álbum que incluye el memorable “Juego sucio”.

Propulsor de un perfecto equilibrio entre el rock y el pop, Nacha Pop fue un grupo en constante evolución, lo mismo en sus conciertos que en sus discos. En 1983 grabó Más números, otras letras, un disco –dice Fernández de Castro–, ligeramente oscuro, más reflexivo y reposado que los anteriores”, que incluye algunos de los mejores temas del introspectivo Antonio, como “Magia y precisión”, “No puedo mirar” y “Luz de cruce”.

Madrid, en los ochenta, se volvió ciudad de “pasiones desatadas”. “Por un breve espacio de tiempo –escribe Fernández de Castro– se dio rienda suelta a la experimentación musical y se llevó el pop cantado en español hasta cuotas de rigor e inspiración nunca soñadas”. En esta atmósfera, Nacha Pop creó una de las canciones emblemáticas de la época: “Una décima de segundo”, maxi single grabado en 1984 que fue uno de sus grandes éxitos.

Después de los álbumes Dibujos animados, El momento y 80/88, Nacha Pop decidió poner fin a su carrera. Fueron ocho años de vértigo que finalizaron con una serie de conciertos intensos y emotivos. En 2007 hubo un reencuentro y la posibilidad de continuar fatigando los escenarios, pero la muerte de Antonio, uno de sus pilares, ocurrida el 12 de mayo de 2009 canceló esa posibilidad, ese sueño juvenil del que perduran las canciones.


AQ

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