‘¡Nop!’: entre el ‘blockbuster’ y el cine de culto

Cine

Las sutilezas de la película más reciente de Jordan Peele son, al mismo tiempo, su mayor virtud y su mayor obstáculo.

Daniel Kaluuya y Keke Palmer en '¡Nop!'. (Cortesía: Colección Everett)
Fernando Zamora
Ciudad de México /

A veces hay que ir más allá de las apariencias y encontrar el modo en que una obra de aspecto frívolo encarna una importante crítica social. Es el caso de ¡Nop! (disponible en Cinépolis Klic) filme para adolescentes que teje en torno a los clichés hollywoodenses de modo que, si a uno Hollywood lo deja helado, esta película se le desplomará con tanto ruido como el monstruo que, claro, el héroe consigue destruir.

Pero, pensemos con Jordan Peele, autor de ¡Nop! el modo en que la crítica social estadounidense ha cambiado en los últimos treinta años. Para ello hay que contrastar ¡Nop! con la joya del cine militante de ese país: Do The Right Thing, dirigida, en 1989, por Spike Lee. Cuando Jordan Peele saltó a la fama con ¡Huye! (disponible en Amazon Prime Video) muchos supimos que Lee había encontrado a su sucesor, a un artista joven que ha conseguido llevar al cine que lucha por la igualdad racial en los Estados Unidos a la siguiente generación. Quitémonos, pues, los prejuicios, tal y como hace Peele, y démonos cuenta de que hoy la denuncia no puede hacerse desde el sitio en que la dejó Spike Lee.

Un par de cosas han cambiado. Y aunque la tensión racial está siempre a punto de explotar en Estados Unidos, también es cierto que la cultura afroamericana se ha impuesto por méritos propios. Por eso, la ironía de ¡Nop! tiene que ser más sutil. Tanto que, digámoslo de una vez, el enemigo no puede estar ya representado por un grupo de rubios empoderados que humillan y esclavizan a todas las otras etnias, como sucede en Do The Right Thing, sino el capitalismo salvaje que queda simbolizado en esta película de Peele por un hombre que, para tener éxito en los negocios, se pone a alimentar a un monstruo extraterrestre en su patio trasero.

El discurso, pues, se ha transformado así: en 1989 Spike Lee consiguió una denuncia muy concreta: un barrio negro se levantaba en armas de modo abrupto contra una pizzería dirigida por una familia de italianos racistas no porque tuvieran muy clara la importancia de la dignidad sino más bien porque estaban hartos de ser tratados como basura. En ¡Huye! la historia va de un hombre negro cuya novia rubia lo invita a conocer a su familia. Las divertidas truculencias comienzan cuando el hombre se da cuenta de que ha sido escogido por un grupo de viejos que se apoderan de cuerpos jóvenes y negros para vivir eternamente. Peele denunciaba así el racismo que se enmascara detrás de una aparente admiración. Como quien nos dice en Estados Unidos: ¡Ay, los mexicanos, tan trabajadores los pobrecitos!

Finalmente, en ¡Nop! la denuncia va contra el sistema en su conjunto. Por ello resulta ejemplar la escena en que un simio enloquece en un set televisivo. Lo que parece decir Peele con esta secuencia (la más loca de toda la película) es que el sistema de entretenimiento hollywoodense, en sí mismo, está corrompiendo el alma de quienes trabajan para él. El alma de un simio y el de los caballos del protagonista, pero también el del ser humano que, por fama, es capaz de cualquier cosa. Así pues, el mal no es ya el racismo sino aquello que posibilita que un hombre, sea de la etnia que sea, pueda apropiarse de lo que pertenece a otro.

¡Nop! es ciertamente una película compleja. Tanto que uno lamenta que pueda verse tan frívolamente; sin caer en cuenta de que, como ciertas películas de zombis, lo que hay detrás es cine para adolescentes listos. Esos que, en el futuro, podrán llevar la denuncia en el cine hasta su siguiente nivel.

¡Nop!

Jordan Peele | Estados Unidos | 2022

AQ

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