El arte no es especulación, ni intención, es un hecho que se puede constatar sin subjetividad: sabes cantar o no sabes. La ópera ha sido contaminada desde el trío detestable y cursi que formaron Pavarotti, Carreras y Domingo, por la publicidad, el postureo y la sobre valoración. Los teatros del mundo ya no contratan voces para su repertorio, contratan nombres, y el público asiste a ver, no a escuchar, esos nombres. Los Tres Tenores inauguraron la ópera fast food.
Ópera Cinema y Offenbach Operetta es una apuesta arriesgada: austeridad, creatividad, talento y disciplina, elementos que en estos tiempos oportunistas son casi inexistentes. La compañía de cantantes se presenta en el formato de concierto con una pantalla de back que proyecta un filme que sirve de escenografía y dramatización de la puesta en escena. Los cantantes interpretan en vivo las obras, mientras presenciamos la película.
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El filme proyectado recrea el estilo del cine mudo, que se musicalizaba en vivo con piano, el efecto es muy interesante, porque el gran dramatismo de las piezas es amplificado, y sin embargo no es sobreactuado, porque la ópera es trágica y es artificio, y lleva las emociones al límite que soporte y justifique una partitura de ese tipo.
La puesta fue un tríptico de obras de Giacomo Puccini: La Capa, Sor Angélica, tragedias, y Gianni Schicchi es comedia. La calidad de los cantantes es sorprendente, es la presencia de canto puro, de entender la voz humana como un instrumento musical capaz de transmitir toda clase de sentimientos, con una complejidad de matices que nos dimensiona el misterio de la psique y su reflejo en el arte.
El trabajo cinematográfico es de Yannic Solis, el acompañamiento al piano de Israel Barrios, la dirección musical de Teresa Rodríguez y la propuesta escénica en el teatro y en los filmes es de Oswaldo Martín del Campo, quien, junto a la soprano Martha Llamas, creó la Offenbach Operetta Studio.
Conocer artistas de la ópera con otras propuestas y calidad real hace más fuerte el contraste ante la ópera fast food, porque no la llevó al público masivo, la abarató. La realidad es que la vida es dura y cada quien puede cantar lo que le dé la gana, pero lo que la ópera está haciendo es como la industria del pop, que los festivales y conciertos contratan gente que no sabe cantar, pero es famosa, y el público devora publicidad como artículo de primera necesidad, y dejan fuera estos artistas, intérpretes de gran calidad.
Puccini es un autor difícil, porque sus obras casi caen en el musical, usa melodías muy emocionales, no es un autor frío o sobre intelectualizado, y si los cantantes no tienen una capacidad de llevarlo a la altura del arte total, la partitura se desbarranca en melodrama. En La Capa, por ejemplo, se llega al dolor y la muerte con una partitura muy romántica, y los cantantes alcanzan registros impecables.
El reparto: Lupe Aguirre, Aldo Arenas, Mariana Austria, Luis Briones, Maruja Cancino, Ricardo Castrejón, Andrea Cortés, Érika Coyote, Cecilia Eguiarte, Ricardo López, David Molina, Alejandro Paz, Selene Reyes, Marcela Robles, Adriana Romero, Amelia Sierra y Alexander Soto.
Amo la ópera, detesto la sobre valoración de las estrellas vacías, estos artistas retoman una esencia perdida: el ritual de la música y la voz humana.
AQ