Padres y otros trastos

La guarida del viento

Cada vez menos jóvenes planean tener hijos y construir relaciones permanentes. ¿Eso es progreso?

Brian Cox como a Logan Roy en 'Succession'. (HBO)
Alonso Cueto
Ciudad de México /

Podría hacerse una historia de la figura del padre en el mundo occidental a través de las series televisivas. Entre ellas Succession, que está a punto de terminar con gran éxito, ha ofrecido una versión de un padre inalcanzable que se muere dejando a sus hijos con la convicción de que era su peor enemigo.

Uno puede imaginar cuál era el país y el mundo que dio origen a una serie como Papá lo sabe todo, que empezó a emitirse en 1954 y se vio en todos los continentes. Los años cincuenta, época de la afirmación del sistema económico y cultural, con personajes familiares canónicos, corresponde a una época de optimismo social, como no se ha visto desde entonces. En 1961 en muchos países se empezó a emitir El show de Dick Van Dyke que prolongaba la visión idílica de la familia, aunque con algunas fisuras de humor. Ese humor se radicalizó con la serie de los años setenta, Ocho son suficientes, basada en la vida del periodista Tom Braden. Esa era una familia numerosa pero unida al fin, capaz de reírse. Por otro lado, la idea del padre sabio y superior tuvo una representación en la política de los sesenta en todo el mundo con la idea como el estado paternal y protector, tan difundida. Los líderes políticos como Adenauer y De Gaulle eran figuras patriarcales.

La idea de los padres como personajes relevantes desapareció con los extraordinarios episodios de Seinfeld en los noventa. La obra, creación de Jerry Seinfeld y Larry David, claramente privilegiaba la amistad de cuatro protagonistas. Los padres apenas aparecían en el trasfondo como seres caricaturescos. Sin embargo, iban a ponerse mucho peor. En Two and a half men, que empezó a emitirse en el 2003, el personaje más divertidamente siniestro de todos es la madre de los dos protagonistas, encarnada por Holland Taylor. Evelyn vive burlándose con un cinismo ejemplar de los dos hijos, sobre todo del más débil, Alan. Con una madre como ésa, cualquiera se suicida.

Pero todavía podía llegarse más lejos, como ocurriría con Succession: una historia en la que el padre se siente frustrado porque sus hijos son demasiado insustanciales o “poco serios”, como les dice. En algún momento, cuando uno de sus hijos le dice que lo quiere, el padre Logan Roy contesta con un grito incrédulo: “¿Vienes a mí por amor?” Hoy en correspondencia con ese “pragmatismo” social y familiar, ha desaparecido también en la política la figura del padre protector. La idea del amor al padre o entre hermanos, en las series televisivas, es cada vez más irreal.

Esta disolución de la idea de la familia, que reflejan las series televisivas, es considerada hoy una ganancia en la libertad individual. Es una idea popular. Hoy son cada vez menos los jóvenes que planean tener hijos y construir relaciones permanentes. No estoy tan seguro de que sea un progreso. El escritor Alberto Moravia definió a la familia como una conspiración contra la sociedad. Yo creo más bien que es una trinchera indispensable para defenderse de las inclemencias del mundo.

AQ

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