La nueva versión de ‘El Padrino III’ es una gran obra, pero fue injustamente ignorada

Cine

Ford Coppola aprovechó el 2020 para redescubrir quién es Michael Corleone.

Al Pacino en 'Epílogo: La muerte de Michael Corleone'.
Fernando Zamora
Ciudad de México /

¿De qué trata la serie de El Padrino? Ésta parece haber sido la pregunta que mantuvo a Francis Ford Coppola ocupado durante todo el año 2020. Tanto que el director decidió regresar al cuarto de edición con el material de la tercera parte de su saga. Con esa misma tercera parte que en su tiempo fue criticada con tanta crueldad. Y aun así, el reestreno de El Padrino III fue prácticamente ignorado. Como si entre la gente de cine se diera por descontado que “es una mala película”. Pero no. El resultado del nuevo montaje es óptimo.

Para comenzar, la película envejeció bien, pero, si insistiéramos en verla de modo independiente seguiría siendo menor a sus predecesoras. Por eso es necesario verla como parte de un continuo de casi nueve horas que, sí, hay que regalarse a uno mismo en un maratón que, sin duda, vale la pena. Sólo así podremos responder a esta pregunta: ¿es El Padrino la historia de un hombre que gana el mundo, pero se pierde a sí mismo? Eso pensábamos muchos de los que vimos la tercera parte de la gran obra de Coppola en 1990.

Aunque habíamos visto El Padrino I y II, habían pasado varios años, no las teníamos suficientemente frescas en la memoria, de modo que nos dejamos engañar. Tanto como se engaña el propio protagonista con respecto a sí mismo, tanto como estuvo engañado el propio director. Hoy que afortunadamente podemos ver de corrido esta obra que es, sin duda, una de las mejores en la historia del cine, podemos descubrir que no hay que creer mucho de lo que dice Michael Corleone. Porque, sí, en El Padrino III el capo de la mafia se la vive hablando de que quiere limpiar el negocio de su familia, que quiere dejar atrás el pasado turbio de los Corleone y hacer de ellos una familia “respetable”, una “familia americana”.

El problema con creerle a un antihéroe de este tamaño es que, sin exagerar, estamos ante un carácter a la altura de los más complejos personajes de Shakespeare. Creer a Michael es como creerle a Ricardo III cuando elogia al hermano al que pronto va a traicionar. Si uno observa a Michael durante las tres películas y no le cree, entenderá que la saga no va de un hombre que gana el mundo, pero se pierde a sí mismo. Michael siempre estuvo perdido. Y esto es justamente lo que parece haber entendido el director en la nueva edición. Por eso moderó tanto las referencias al asesinato de Fredo, por eso volvió más enigmáticas las dos escenas climáticas (cuando la familia sale del teatro de la ópera y cuando hacia el final vemos a Michael devastado) y por eso se empeña en explicar mejor el complot en el Vaticano.

Con esta película, Ford Coppola ha vuelto a demostrar que el arte del cine está en el montaje, que el espíritu de una película nace en el cuarto de edición. Si vemos las tres películas juntas entenderemos que Michael miente, que siempre mintió. Por eso Kay le dice “ahora que te has vuelto respetable eres más peligroso que nunca”. Por eso ella le recuerda que a pesar de que dijo que la amaba, él se casó con otra mujer. Michael nunca fue una buena persona. Siempre quiso ser “el don”, siempre odió a su hermano, siempre estuvo perdido para sí mismo.

Así que ¿de qué trata la tercera parte de El Padrino? De un hombre tan corrompido por su familia que llegó a creer que el dinero realmente todo lo compra. Y trató de comprar, por eso, su alma inmortal.


Epílogo: La muerte de Michael Corleone puede verse en Amazon Prime y otros servicios de streaming.


AQ

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