A menudo, los cambios llegan sin invitación. Pocas personas poseen el don del sosiego para navegarlos. Paola Rojas ha aprendido a ser una de ellas. En su más reciente libro, Líderes y aliadas, la periodista mexicana recopila conversaciones con mujeres que han sabido transformar la adversidad en crecimiento, el dolor en resiliencia y el liderazgo en una forma de la reconciliación. La obra es, al mismo tiempo, un testimonio colectivo de resistencia y un reflejo personal de su propia relación con el cambio: un movimiento constante, impredecible y necesario.
Esta colección de entrevistas con diez mujeres que considera excepcionales está atravesada por la noción del cambio. Rojas no es ajena a las rupturas ni a los nuevos comienzos. El libro aparece en un momento de inflexión en su carrera, un instante vertiginoso en el que eligió caminar hacia adelante con el mismo rigor y honestidad que han insuflado su carrera periodística. Líderes y aliadas es, por tanto, un testimonio colectivo sobre el poder de las mujeres, pero también un acto íntimo de reconciliación con el cambio.
“El cambio es transformación, reto, evolución y, al final, es vida”, dice Rojas en entrevista, con una serenidad parece haber hecho las paces con la incertidumbre. Aceptar el cambio no ha sido sencillo —admite—, pero es quizás la gran lección de su vida. A lo largo de estas páginas, las voces de las entrevistadas —cada una marcada por sus propias batallas— sirven como faros para quienes buscan respuestas en tiempos inciertos.
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El lenguaje y el poder: resignificar y reconstruir
Si hay un eje que articula las reflexiones de Paola Rojas en este libro es la lengua. Para la autora, las palabras no solo describen la realidad; la moldean, la limitan y, a veces, la distorsionan. Por eso, la resignificación es una tarea urgente. “Hay que corregir discursos, eliminar sesgos y entender que el lenguaje moldea nuestra percepción del mundo”, dice Rojas.
Un ejemplo es la noción del empoderamiento femenino, un término que, en su opinión, necesita ser revisado. “No se trata de buscar el poder porque el poder ya está ahí”, afirma. Esta idea es uno de los grandes hallazgos que propone Rojas: el reconocimiento de que el poder no es una concesión externa, sino una fuerza intrínseca que las mujeres han ejercido desde siempre, aunque no haya sido nombrada o reconocida.
Este acto de resignificación también pasa por desmontar las narrativas tradicionales sobre el trabajo y el liderazgo. Rojas critica, por ejemplo, la invisibilización histórica del trabajo doméstico, una labor que sostiene economías y familias enteras, pero que rara vez es reconocida como tal. “Siempre hemos trabajado, pero el lenguaje ha normalizado un discurso que nos excluye y nos invisibiliza”, reflexiona.
Rojas también cuestiona las conductas asociadas al liderazgo que, por generaciones, se han escrito desde una perspectiva masculina. “Esas reglas las escribieron otros, y muchas veces, las escribieron sin nosotras. Nos toca ahora redefinirlas, pero hacerlo a nuestra manera: sin renunciar al cuidado, a la empatía o al amor”. Para ella, la fuerza del liderazgo femenino radica en su capacidad de equilibrar la acción con la protección, de incluir en lugar de excluir. Un liderazgo que, como propone, puede evitar que continuemos avanzando hacia “conflictos bélicos, retos medioambientales y la extinción”, y en su lugar apostar por “sanar, reconciliar y construir un futuro más armónico”.
La selección de entrevistadas en Líderes y aliadas no obedece a un criterio arbitrario ni a una lógica puramente editorial. Las mujeres que aparecen en el libro —líderes, creadoras, resilientes— son aquellas que, en palabras de Rojas, le “hablaron” en momentos clave de su vida. “Algunas son amigas cercanas que admiro profundamente; otras me sorprendieron con su bondad y resiliencia. Fueron guía y luz en momentos oscuros”, comparte.
Las diez voces elegidas conforman un mosaico diverso y poderoso: Vivir Quintana, cuya música ha dado voz a las luchas de las mujeres; Kenya Cuevas, activista incansable por los derechos de las personas trans; Eufrosina Cruz, referente de la lucha por la igualdad de las comunidades indígenas; Mia Nygren, quien comparte una visión paritaria de género desde Suecia; Marcelina Bautista, defensora de los derechos de las trabajadoras del hogar; Gina Diez Barroso, empresaria y pionera en la educación; Alondra de la Parra, directora de orquesta que ha llevado la música mexicana al mundo; Olimpia Coral Melo, impulsora de la Ley Olimpia contra la violencia digital; Gaby Vargas, escritora y comunicadora, y Altagracia Gómez, una de las empresarias más destacadas de México y actual coordinadora del Consejo Empresarial de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum.
“Cada una de ellas, desde su trinchera, ha transformado la realidad que les tocó vivir. Son mujeres que me han guiado y me han mostrado que no hay obstáculo que no se pueda enfrentar”, dice Rojas. Al reunirlas, la autora teje un relato colectivo que resuena más allá de sus historias individuales. Cada conversación es, en palabras de Rojas, “un puente”: una posibilidad de acercarse a otras personas desde la palabra, de aprender y de sanar.
La vida como acto de comunicación
Para Paola Rojas, comunicar es, además de una pasión, una misión. Ha sido testigo y protagonista de grandes cambios en el ecosistema mediático. Desde sus inicios editando cintas de radio hasta su incursión en plataformas digitales, ha sabido adaptarse a los saltos tecnológicos con la curiosidad intacta. “Me fascina lo que está ocurriendo. Siempre hay una nueva manera de enlazarse, de decirlo, de conectar”, dice con entusiasmo.
Esta capacidad de adaptación no es menor. En momentos en que la información fluye a ritmos incontrolables y las audiencias se fragmentan en múltiples plataformas, Paola Rojas recuerda el valor del rigor, la disciplina y el contenido con propósito.
“La vida son los quereres”, dice Paola con sencillez. “Son los afectos, las risas compartidas, los momentos de silencio en compañía de quienes más importan. Pero la vida también es la pasión por el oficio, el compromiso de devolver lo recibido y de contribuir a una realidad más justa y armónica”. Líderes y aliadas es, en esencia, una extensión de esa filosofía. No pretende ser una obra conclusiva, sino un punto de partida. Un espacio para abrir preguntas, repensar el poder y explorar nuevas formas de liderazgo.
ÁSS