En un mundo caótico, es el trabajo de los detectives restaurar el orden. Sin orden no hay verdad, y sin verdad la justicia es inalcanzable. Ese es el pan de cada día de Péter Pérez, detective de Peralvillo (uno de los barrios más populares de la Ciudad de México). Casi siempre ese es su único pan, ya que a pesar de ser el mejor en lo que hace, cobra apenas unos pesos, y en ocasiones ni siquiera eso. Pues Péter, antes que cualquier otra cosa, es un compañero de la clase trabajadora, dispuesto siempre a ayudar a los suyos, a los olvidados por el poder. Por lo que no solo es el mejor detective, sino también el más honrado. Y es que el personaje creado por Pepe Martínez de la Vega (San Luis Potosí, 13 de octubre de 1907-Ciudad de México, 15 de diciembre de 1954) para la revista Jueves de Excelsior (1944) duerme en un petate, en un cuarto diminuto en la Peralvillo. Pero como es el más listo de todos, van hasta su humilde morada desde policías ineptos hasta empresarios acaudalados que escucharon de su gran capacidad: porque nunca deja un caso inconcluso.
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Su principal característica es que no desaprovecha oportunidad de burlarse de todo el mundo, pero sobre todo de la incompetencia de los policías y el Estado. Los relatos del detective de Peralvillo sacrifican complejidad en la trama de misterio para privilegiar la sátira. Selecciones Policiacas y de Misterio (1946-1961), revista pionera en el género detectivesco en México, en la introducción de su relato “El muerto era un vivo” (SPM #86) lo definió como “una especie de Cantinflas del detectivismo”. Sin embargo, esta realidad no lo convierte en una de las (mal) llamadas “literaturas menores”. Y es que debe recordarse que estos textos tenían como lector ideal a cualquier persona que pudiera leer, a las personas de a pie. En ese momento, el periódico era el medio de lectura más consumido y la aparición de historietas y relatos detectivescos buscaban ofrecer un entretenimiento y diversión al alcance de todos. Por ello, los relatos de Péter contaban con una caricatura que representaba el caso en cuestión, dibujada por Rafael “La Ranita” Freyre. Esta colaboración demuestra cómo desde sus inicios la literatura policial y la historieta han estado fuertemente relacionadas al moldear el gusto literario popular, o mainstream.
Tal vez por el elemento de la popularidad, se suele valorar más al drama frente a la comedia, ignorando los alcances que esta última puede tener. Pepe Martínez de la Vega, en sus chistes, fue de los pocos autores que se atrevieron a criticar al poder en su tiempo. Críticas directas, sin analogías o metáforas, que cualquier lector pudiera entender. Por ejemplo, en “El misterio del indio redimido”, relato que inaugura el libro Péter Pérez, detective de Peralvillo y anexas (Joaquín Mortíz 1993), comienza de la siguiente manera: “Peter Pérez, el genial detective de Peralvillo, tocayo del PRI, porque siempre resulta vencedor”. Pero sus críticas no se limitaban al poder político partidista, sino también a los diversos niveles de corrupción mexicanos, como en “El muerto era un vivo” donde dice: “Tras de cerciorarse del nombre de la calle por donde iba, el ciclista se detuvo frente al número 135 y se acercó al timbre eléctrico para hacer lo que los líderes hacen con el obrero a la hora de cobrarle la cuota sindical, oprimirlo”. Entonces se trata de un narrador que le interesa no solo que el lector entienda lo que sucede, sino que también se sienta relacionado con las problemáticas del texto, en lugar de optar por la fórmula detectivesca canónica donde se busca confundir y fascinar al lector a través de un enigma que se resuelve al final. Porque claro, que en México lo fascinante es que se resuelva un crimen.
Así, Péter Pérez se inserta en una tradición que puede ser rastreada hasta los Siglos de Oro en La vida del Lazarillo de Tormes (1554): la picaresca, corriente que apareció en Latinoamérica con El Periquillo Sarniento (1816). En un mundo en el que las instituciones y los valores sociales se han desvirtuado, aparece este tipo de literatura donde la crítica se esconde bajo diversas capas de sátira, dotadas por el protagonista: un hombre (casi siempre), que pertenece a la clase social baja, con problemas directos con la autoridad, muy astuto y gracioso. Estas características le permiten moverse por diferentes lugares y ambientes restringidos para las otras personas de su clase social. En “El caso del millonario bostezante” resuelve un asesinato cometido en la ópera de Bellas Artes, aunque todo apuntaba a ser un caso de suicidio; o en “El increíble paro de brazos caídos”, donde un empresario regiomontano traslada a Péter hasta Monterrey para que resuelva el misterio del paro que sus trabajadores hacen, en silencio sepulcral, durante una hora todos los días. Es decir, que la comedia en Péter Pérez no es solo una forma de entretener al lector, ni un mero distintivo, es una forma de representar a las distintas clases sociales al tiempo que critica lo incriticable. Y esto tiene como resultado que cualquier mexicano que lea sus historias se sienta cercano al detective. Pues, como ya lo señaló Selecciones Policiacas y de Misterio, recuerda a los grandes pícaros mexicanos del cual Cantinflas es su máximo representante.
Para su adaptación cinematográfica, se eligió a Antonio Espino Mora “Clavillazo” para interpretarlo. En El Genial Detective Peter Pérez (1952) se presenta, de nuevo, un caso en donde personas ricas son las víctimas de un crimen: los miembros de una familia rica mueren en circunstancias misteriosas y la policía, siempre incompetente, piensa que se trata de suicidios o accidentes. El guion fue escrito por Pepe Martínez, y por el director Agustín Delgado. Además de contar con la sátira de la pluma del escritor, Clavillazo logra aportar la comedia corporal de la cual la literatura suele prescindir, por lo que la pieza cinematográfica es tan dramática como cómica, pues representa esa lógica tan particular de Pérez al tiempo que representa al arquetipo cinematográfico del pícaro mexicano. El filme se encuentra completo en YouTube y, en caso de no poder tener acceso a los relatos originales, es una gran forma de que el lector conozca a Péter Pérez, el genial detective de Peralvillo.
AQ