El compositor mexicano Rodrigo Valdez Hermoso (Ciudad de México, 1978) equipara la música clásica con el futbol, al considerarlas disciplinas que requieren una maestría en el dominio del cuerpo.
“Las dos requieren memoria física, cinética, memoria del cuerpo”, expone en entrevista Valdez Hermoso, quien a lo largo de su trayectoria de ya tres décadas en la música orquestal ha compuesto piezas en honor a escritores como Juan Rulfo, Álvaro Mutis, Chuck Palahniuk o Michel Houellebecq.
Vestido con un jersey del equipo de futbol Pumas, Valdez Hermoso asistió con su familia a la sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, para los dos conciertos del estreno mundial de 1954: Sinfonía de la pasión auriazul, que la UNAM le comisionó para festejar en 2024 el 70 aniversario de la fundación del Club Universidad Nacional, con la Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM).
“Pumas es el primer club de futbol en el mundo que tiene una obra sinfónica comisionada para formar parte de su identidad. Ni el Real Madrid tiene una obra sinfónica”, afirma con orgullo el compositor, que recuerda que Pumas también es protagonista de la película Cómo no te voy a querer (Avelar, 2008) y está presente en Y tu mamá también (Cuarón, 2001) y en Amarte duele (Sariñana, 2002) con los jerseys del equipo que visten sus respectivos protagonistas, Gael García Bernal y Luis Fernando Peña.
Hijo del cineasta y ex director del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC, hoy Escuela Nacional de Artes Cinematográficas, ENAC), Mitl Valdez, y nieto de la bailarina de la época de oro del cine mexicano Caridad Valdez Salazar, el futuro compositor creció en una ambiente de artistas y de futbol. Su padre lo llevaba a ver los partidos de Pumas y, de los 7 a los 15 años, lo metió a Pumitas, la escuela infantil del club, donde ocupó las posiciones de portero, delantero y mediocampista.
Nomás que su maestro de guitarra, José Iglesias, ex de Real de Catorce, le dijo que no seguiría dando clases del instrumento a alguien que podría lastimarse los dedos en un partido. Ahí decidió su vocación.
“Antes de ser compositor, primero fui guitarrista. Y mi maestro de guitarra me dijo que no iba a perder el tiempo con una persona que pudiese lastimarse los dedos, por lo que me puso a elegir. Le tuve que hacer caso y al maestro Iglesias. Y qué bueno que le hice caso, la verdad”, reconoce Valdez Hermoso.
En 1994 entró al Estudio de Arte Guitarrístico de Manuel López Ramos, hizo su licenciatura en el Centro de Investigación y Estudios Musicales (CIEM) con Víctor Rasgado y María Antonieta Lozano, y, después, sendas maestrías en el London College of Music y en Victoria College of Music and Drama.
1954: Sinfonía de la pasión auriazul fue comisionada por la UNAM por los 70 años del equipo universitario de futbol, que se creó en 1954 durante la rectoría de Nabor Carrillo, hijo del compositor Julián Carrillo, y por el que han pasado jugadores legendarios como Hugo Sánchez, Manuel Negrete, Jorge Campos, Enrique Borja, Evanivaldo Castro o Ricardo Ferretti, y directores técnicos como Bora Milutinović y Miguel Mejía Barón, al que el compositor considera sin dudar la mayor figura de Pumas.
Pumas en números
El 4 de septiembre de 1954, la Federación Mexicana de Futbol oficializó el ingreso del Club Universidad Nacional a la segunda división; y en 1962, los Pumas logran su pase a la primera división. De acuerdo con la numeralia en la página online del equipo, en 70 años Pumas ha ganado siete campeonatos de liga (1976-77; 1980-81; 1990-91; clausura 2004; apertura 2004; clausura 2009 y clausura 2011); dos copas Campeón de campeones (1974-75 y 2003-2004) y una Copa México (1974-75).Desde 2011, el equipo dirigido actualmente por Gustavo Lema no ha ganado un campeonato nacional.
El sábado 7 de diciembre, con la presencia del rector de la UNAM, Leonardo Lomelí Vargas, del presidente de Pumas, Luis Raúl González Pérez, y de directora de la Facultad de Economía, Lorena Rodríguez León, aunque sin la asistencia de jugadores, exjugadores o cuerpo técnico del equipo de fútbol invitados, Valdez Hermoso y la OFUNAM rindieron homenaje al club de sus amores desde niño. El domingo 8 volvió a la sala Neza, a la que acudieron colegas entre el público, como Marcela Rodríguez.
El programa incluyó el Concierto para clarinete número 1 en fa menor, opus 73, de Carl Maria von Weber, con el ganador del Concurso de la Facultad de Música Jorge José Domínguez como solista; y el estreno en México de Inferno, del extraordinario compositor inglés Thomas Adès, autor de las óperas The Tempest y El ángel exterminador, tributo a la Sinfonía Dante de Franz Liszt y la Divina Comedia.
Quizás fue irónico que la obra sinfónica dedicada al equipo auriazul, que sigue en el Purgatorio del futbol mexicano sin ganar un torneo desde hace más de una década después de haber entrado 7 veces al Paraíso, compartiera el programa con la pieza de Adès alusiva al famoso Infierno de Dante Alighieri.
De hecho, 1954: Sinfonía de la pasión auriazul se erigió en consuelo para los felinos, a los que en cuartos de final del torneo de Apertura, Monterrey eliminó con marcador global de 6-3 en vísperas del estreno, programado con la esperanza de autoridades y compositor de que Pumas llegara a semifinales.
“Fue mera casualidad. Sí esperábamos que Pumas siguiera adelante. Mi hija de cinco años, que ya me acompaña al estadio, es su primera liguilla, va entendiendo de qué se trata. Salimos tristísimos del estadio. Monterrey nos pasó encima. Y me dijo: ‘Oye, papá. Estoy triste’. Y le dije: ‘No, esto es triste, pero el fin de semana tenemos el estreno de la sinfonía de Pumas”. Sí fue circunstancial, sí se buscaba que estuviera programada en estas fechas con la idea de que Pumas iba a estar en las finales. Nunca nos imaginábamos que se iba a estrenar tras la eliminación. Fue un volado que cayó mal. Si hubiera estado en semifinales, éstas habrían coincidido con el estreno, habría sido maravilloso, increíble”, se resignó.
La obra de 18 minutos para festejar al Club Universidad Nacional se compone de tres movimientos: I. Del origen. Valentía, ímpetu y corazón; II. La luz perfilaba la silueta del estadio Olímpico Universitario; se percibía la tensión por la batalla; y III. De los triunfos futuros. Oda al espíritu universitario.
El primer movimiento se enfoca a la etapa de la fundación del Club hasta que ganó el primero de sus 7 campeonatos, en 1977; el segundo comienza como marcha fúnebre, muy lento, con armonía menor, para representar la temporada 87-88 cuando Pumas pierde la final ante América, con un “estrepitoso marcador 4-1” con Héctor El Capi Sanabria como entrenador, y luego toda la etapa de Mejía Barón.
“El primer año de Mejía Barón, 88-89, pasa sin pena ni gloria; el segundo, Pumas llega a semifinales y pierde ante Puebla, un equipo maravilloso, de ensueño, dirigido por Manuel Lapuente, con jugadores históricos como (Javier) Chícharo Hernández, (Carlos) Búfalo, Poblete, (Jorge) Mortero Aravena, Pablo Larios, en la portería, y Manuel Bernal. Quedan 4-4 en Puebla y, en CU, Pumas pierde 4-2 y lo eliminan. Luego, en la temporada 90-91 Pumas queda como mejor equipo de tabla, campeón de goleo y menos goleado, el más limpio, con menos tarjetas amarillas y rojas; se gana el campeonato sobre el América. Así que estoy relatando toda esa etapa, que comienza con una marcha fúnebre y termina con la euforia de la victoria sobre el América”, explica emocionado el compositor y fanático de los Pumas.
Al escuchar el segundo movimiento, pensé que su pieza aludía a la tragedia del túnel 29 del Estadio Olímpico México 68, por la estampida en la final del 26 de mayo de 1985 contra América.
Ciertamente, también. Una prima mía pasó por el túnel cinco minutos antes de que se aplastara la gente. Toda la historia de Pumas puede verse reflejada y puede funcionar para distintos públicos. Pero yo, en mi pieza, me abocaba a la etapa de Mejía Barón.
[Valdez Hermoso planeaba una sinfonía de cuatro movimientos, pero por la premura se quedó en sólo tres. Y, en el último, el compositor dice que se basó en el espíritu de anhelo y de valores universitarios. “Es justamente una oda al espíritu universitario, reflejar todos los valores de la UNAM: el espíritu, la garra, la pluralidad, la justicia, la equidad”, comenta.]
¿Un anhelo de que Pumas, por fin, ya gane un campeonato? Desde 2011 no gana nada.
Sí, también. Han sido 13 años sin campeonato, pero Pumas va más allá de los campeonatos. Pumas no es un simple equipo de futbol; es un sentimiento, una emoción que se comparte entre la comunidad universitaria. No somos un equipo comercial que depende de campeonatos. Lo que necesitamos es competir, estar presentes, convivir, tener esa comunión universitaria por medio del equipo. Si llegan títulos, maravilloso; si no, la comunidad universitaria sigue siendo comunidad universitaria.
¿Cómo se representa Pumas en la orquestación, en los instrumentos de su Sinfonía de la pasión auriazul?
Fui a todos los partidos de Pumas, no tanto a verlos, sino a percibir los sonidos del estadio, de la cancha, de los aficionados, de la barra, de la Rebel, que es impresionante, No para de cantar durante todo el partido. Y ahí me percaté de que el bombo está presente todo el tiempo. En la sinfonía son muy importantes los instrumentos de percusión y los metales. Hay un diálogo constante entre cuerdas, metales, maderas. Mi intención era percibir los sonidos del estadio y llevarlos hacia la pieza sinfónica.
En el estreno ¿identificó a algún futbolista o exfutbolista de Pumas? ¿Los invitaron?
No, estaba muy nervioso por la pieza y muy metido en lo mío. Sí pregunté al doctor González Pérez si habían invitado a tres personas, a Ricardo Tuca Ferretti. Me dijo que sí lo invitaron, pero como trabaja de cronista de ESPN, no pudo asistir. Obviamente, le pregunté por el doctor Miguel Mejía Barón, pero me dijeron que él prefiere no salir por las noches. También pregunté si habían invitado a Luis García, ah, y también a Jorge Campos; efectivamente, sí los invitaron, pero es gente muy ocupada.
¿Y a Hugo Sánchez lo invitó?
No tengo idea de si lo habrán invitado. Pero es la misma circunstancia: él trabaja en ESPN.
A Mejía Barón le tocó la parte más lúgubre de su pieza, me parece.
Según yo, no. También le tocó la garra, porque él justamente recupera a Pumas y lo lleva al campeonato de 1991. Yo tuve una plática maravillosa, entrañable, de cerca de tres horas, con Mejía Barón, y me contó cosas preciosas de ese equipo de 1990-91, donde justamente estaban Luis García, Tuca, que fue su último torneo como jugador; Miguel España, Jorge Campos en la portería, Abraham Nava, (Juan de Dios) Ramírez Perales, (Alberto) García Aspe. Era un trabuco Pumas, un equipo verdaderamente maravilloso, que contaba también con el chileno Juan Carlos Vera, un mago con la pelota, con los pases que ponía. Fue una plática importante para escribir ese segundo movimiento.
¿Quién es su figura favorita en la historia de Pumas?
Hay muchos. Pero, si me tengo que quedar con una figura, el Puma de oro, que ha vivido absolutamente todo lo que se puede vivir en Pumas, que ha tenido todos los puestos en Pumas, sería el doctor Miguel Mejía Barón. Empezó como jugador, se constituyó en un fenómeno de la defensa de Pumas; después fue asistente técnico, técnico y ahorita es vicepresidente deportivo de Pumas. Él es el más claro ejemplo de la historia de Pumas. El otro día se lo dije: Eres nuestro Puma más dorado.
¿Quién es su portero favorito de Pumas?
Jorge Campos, sin lugar a dudas.
¿El peor error que ha visto en Pumas?
En esa final del 87-88, del portero Adolfo Ríos. Él era mi ídolo. Yo tenía fotos con él. Adolfo nos vino a visitar varias veces, a convivir con nosotros en Pumitas. Eso era algo muy bonito, que se acostumbraba que los jugadores de Pumas venían a convivir con los niños. Adolfo Ríos era mi ídolo. Y, en esa final 87-88 contra el América, hay dos goles tan sospechosos que se llegó a rumorar durante muchos años que Adolfo se había vendido para que el América fuera campeón. Ese gol en el que él no se avienta, que ve pasar la pelota hacia el poste, es el que más recuerdo de toda la historia de Pumas.
¿La final más entrañable de Pumas?
La de 90-91, la victoria sobre América con el Tuca.
¿Su recuerdo más maravilloso de Pumas?
No es precisamente del equipo, sino de las veces que como niño me tocó bajar a jugar al campo de CU en medio de partidos. En el intermedio de un Pumas-Chivas, metí un gol de volea maravilloso y el estadio gritó el gol como si fuera yo jugador profesional. Eso lo tengo grabadísimo en la memoria.
¿El más triste?
Y el más amargo. La derrota ante América en la final 84-85, cuando ocurrió la estampida en el túnel.
¿Qué es el futbol y qué es la música para usted, maestro?
Son disciplinas que requieren, ambas, memoria física, memoria cinética, movimiento del cuerpo. Ambas requieren una maestría en el movimiento del cuerpo, por eso son tan similares. Justamente ese es su punto de unión, que el cuerpo obedezca lo que quiere uno que haga. Es lo mismo entrenar el pie para colocar la pelota en la horquilla, que entrenar la mano para tocar ágilmente una guitarra.
¿Cómo se siente de pertenecer ya a la historia del futuro de Pumas?
Pues es un gran privilegio. Eso comentaba al rector, que me sentía inmensamente privilegiado de haber llevado a cabo este proyecto, de que se fijaran en mí, de que me dieran la oportunidad de hacer esta obra sinfónica para Pumas, porque es algo que va a quedar en la historia, y a mí me garantiza que esta pieza se seguirá interpretando y la gente seguirá escuchándola. Me siento muy honrado y, ciertamente, mi corazón Puma late más que nunca.
Es un proyecto integral de gestión cultural de Pumas. La difusión y repercusión de Sinfonía de la pasión auriazul van más allá del estreno con la OFUNAM; las grabaciones serán utilizadas en cualquier material audiovisual que el Club Universidad Nacional requiera: redes sociales, anuncios… Es una música que se va a poder utilizar en el estadio, en diversos momentos de los partidos del equipo.
¿Qué consejo da un compositor de música clásica al equipo de futbol Pumas, a ver si ya la para la próxima le cumple a la afición y gana un octavo campeonato?
Aconsejaría tanto a Pumas como a la afición: tener paciencia con Gustavo Lema y dejarlo trabajar. No correr al entrenador; hay que mantenerlo por lo menos otro año, darle chance de que arme su propio equipo, de que encuentre sus variantes. Técnicamente ha hecho un buen trabajo, nos llevó a cuartos de final. Ciertamente se perdió por fallas de los jugadores, no por fallas del entrenador.
Música literaria, política, económica y social
Las colaboraciones de Valdez Hermoso con la OFUNAM se remontan al 13 de octubre de 2018 cuando estrenó 'XL', obra sinfónica por la edición 40 del Festival Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez; y al 17 de junio de 2023 tuvo la premier de 'Antiheroica', inspirada en la Tercera Sinfonía de Ludwig van Beethoven, dentro de los festejos por el 250 aniversario del natalicio del genio de Bonn.“'Antiheroica' tuvo muy buena acogida, sobre todo por el momento político que se vivía en México. Me inspiré en ese tachón de Beethoven a la dedicatoria que había escrito en la partitura a Napoleón Bonaparte, quien, al proclamarse emperador en Francia, traicionó los ideales de libertad, equidad y justicia. En ese año existía una analogía muy clara con lo que estaba ocurriendo en México, porque (el entonces presidente) Andrés Manuel López Obrador estaba expresando que quería eliminar todas las instituciones que delimitan el poder presidencial”, explica el compositor en la charla con ‘Laberinto’.
La literatura del siglo XX y XXI ha influido también en la obra del compositor. En 2017 estrenó en el Festival Internacional Cervantino 'Extensión du domaine de la lutte / Hommage a Michel Houellebecq'; ese mismo año también estrenó 'Pregúntale que si conoció a Guadalupe Terreros', en conmemoración del centenario de Juan Rulfo, autor al que también le dedicó en 2005 la pieza coral '¡Diles que no me maten!', basada en su cuento homónimo. Al colombiano Álvaro Mutis, premio Cervantes 2001, 'La mansión de Aracaíma' y al autor de 'El club de la pelea', Chuck Palahniuk, dos obras para violín y piano.
Las preocupaciones literarias, políticas, sociales y deportivas están en su obra. Otro de sus éxitos se dio cuando ganó el Premio Ibermúsicas de Composición de Obra Sinfónica 2023, con 'Me voy porque me voy. Oda a los migrantes latinoamericanos para clarinete solista y orquesta sinfónica', inspirada en la investigación 'Me voy porque me voy. Historias de profesionistas mexicanos en Estados Unidos' (Turner, 2023), de las economistas de la UNAM Laura Vázquez Maggio y Lilia Domínguez, y con el contexto del incendio de la Estación Migratoria de Ciudad Juárez, el 23 de marzo del año pasado, en el que murieron unas 40 personas y 26 más resultaron heridas, procedentes en su mayoría de Latinoamérica.
“Obviamente, el incendio de la estación migratoria tuvo mucha resonancia para mí, pero también el libro 'Me voy porque me voy', donde las autoras nos relatan las historias de 10 mexicanos profesionistas que migraron a Estados Unidos y que tuvieron que enfrentarse al racismo, al rechazo y a trabajos denigrantes, aunque hayan migrado con calificaciones profesionales para tener una mejor vida”, contó.
El 28 de abril pasado estrenó la obra en Caracas, con la Orquesta Filarmónica Nacional de Venezuela.
AQ