Qué es y qué hace la greguería

Personerío

Con su típico humor refinado, José de la Colina evoca a Ramón Gómez de la Serna y su chispeante definición de esta forma metafórica del humor.

Ramón Gómez de la Serna, inventor de las greguerías. (Especial)
José de la Colina
Ciudad de México /

La greguería... ¿Dijo usted? Dije la greguería. ¿Y qué hace la greguería? Nos hace sonreír. Pero ¿qué cosa es? O una inmensidad en una minucia... o una minucia en una minucia. Ejemplo de lo primero: “En la noche estrellada se ve el esqueleto de la inmortalidad”. Ejemplo de lo segundo: “El jabón es el pez más difícil de pescar en la bañera”.

¿Y la palabra greguería qué significa? Dos cosas muy diferentes. El diccionario académico primero dice “gritería”, pero luego dice algo muy distinto: “agudeza, imagen en prosa que presenta una visión personal, sorprendente y a veces humorística de algún aspecto de la realidad, y que fue lanzada y así denominada por el escritor Ramón Gómez de la Serna”. Pero esta segunda acepción es incompleta, propia de un diccionario cobarde. ¿Cobarde, por qué? Porque cuando, por rara ocasión, ese diccionarioha logrado un hallazgo poético, casi siempre involuntario, se asusta y lo suprime en edición posterior. En la última o penúltima ya había suprimido a un poético animal: no al cisne ni al centauro ni a la sirena, que son de la gastada zoología de los poetas, sino al canute...

¿El canute? Sí, en segunda acepción: “Canute, murcianismo, gusano de seda que enferma después de recordar y muere a los pocos días”. ¿Y por qué es “poético” ese gusano? Porque si efectivamente recuerda antes de morir, le podemos suponer un alma gemela de la de Jorge Manrique: “Recuerde el alma dormida,/ avive el seso y despierte/ contemplando/ cómo se pasa la vida,/ cómo se viene la muerte/ tan callando”. Es decir: el infeliz aunque lírico canute morirá después de recordar, como el poeta Jorge Manrique y también como el prosista Marcel Proust. Es manriquiano y proustiano, por eso de la memoria terminal, y en un diccionario ideal, en el que las acepciones fuesen metáforas, se le podría usar para definir la memoria, por ejemplo con esta greguería que intento con permiso de Ramón Gómez de la Serna: “La memoria es un gusano de seda que sueña, despierta y muere”. No es gran cosa. No quiso ser gran cosa, sino un mero ejemplo.

Entonces ¿qué hace la greguería? El mismo Ramón intentó definirla en bellos y sucesivos prólogos a sus recolecciones de greguerías: en el prólogo definitivo, el de Total de greguerías, traza la serie de antecedentes del género, desde Luciano, Horacio, Shakespeare, Lope, Quevedo, etcétera, hasta Jules Renard, Saint-Paul Roux, Santayana, etcétera, y se le escapa Malcolm de Chazal con su Sens plastique, quizá porque no sabía de él, e intenta varias definiciones. Entre otras: “La greguería es como esas flores de agua que vienen del Japón y que siendo, como son, unos ardites, echadas en el agua se esponjan, se engrandecen y se convierten en flores”, y “puede tener algo de haikai, pero es haikai en prosa”, y “es el atrevimiento a definir lo que no puede definirse, a capturar lo pasajero, a acertar o no acertar lo que puede no estar en nadie o puede estar en todos”. Y Ramón, como un boticario responsable, hasta da la fórmula: 

“humorismo + metáfora = greguería”.

ÁSS

LAS MÁS VISTAS