Este año se cumple una década de la muerte de Ray Bradbury, ocurrida el 5 de junio de 2012 en Los Ángeles, California. En enero de 2004, el célebre autor de Crónicas marcianas y Fahrenheit 451 concedió una entrevista exclusiva a Gabriela Esquivada para Laberinto en la que hablaba de su pasión por el Planeta rojo, de la que ahora recuperamos algunos fragmentos como recuerdo y homenaje.
Por esos días, el robot Spirit había aterrizado en Marte, tres semanas después lo haría su gemelo Opportunity dando lugar a la transmisión de las primeras imágenes directas y en colores desde ese mundo. Ese fue el motivo de la entrevista.
- Te recomendamos Entre pesos pesados: Milton Laberinto
Al ver las fotografías enviadas desde Marte, dijo Bradbury: “Sentí una felicidad fuera de toda medida. Dentro de mí, aunque no lo crea, hay un niño de 12 años, y ese niño ha estado saltando de alegría desde que aterrizamos —¡y dos veces!— en Marte”.
A los 12 años descubrió y comenzó a dar forma al cuarto planeta del sistema solar con la fuerza de las Crónicas marcianas.
“Marte ha dominado mi vida desde que comencé a escribir”, le respondió a Gabriela Esquivadas cuando le preguntó si acaso no fue él quien inventó ese asombroso territorio que comenzaban a revelar los exploradores espaciales Spirit y Opportunity.
“Tenía 12 años y leía incesantemente las novelas sobre Marte de Edgar Rice Burroughs, más conocido por haber creado el personaje de Tarzán. Escribía unos cuentitos, con la intención de que fueran secuelas a la obra de Burroughs. Hasta que un día vi, en el Observatorio Lowell, de Arizona, unas imágenes de Marte en el espacio y, sobre todo, los impresionantes dibujos de Giovanni Virginio Schiaparelli”, el director del Observatorio Brera, de Milán, Italia, quien en 1877 hizo los primeros mapas de la superficie marciana. “Me enamoré. Simplemente me enamoré de Marte. Salí, corriendo, a escribir. Ése fue el remoto origen de las Crónicas marcianas. Así que ya ve: en realidad, Marte ha dominado mi vida”.
Por eso mismo, Bradbury deseaba que sus cenizas fueran enterradas en ese planeta, porque: “Dado que nací en Marte, al menos como escritor, me encantaría regresar allí”.
Al preguntarle sobre la fascinación que Marte ha ejercido entre escritores y artistas, y por lo mismo entre la mayoría de la gente, comentó: “En primer lugar, creo que se debe a que es el planeta más cercano donde existe la posibilidad de una vida para los seres humanos. No podríamos asentarnos en Mercurio ni en Venus: están demasiado cerca del Sol, resultan muy hostiles para nosotros. Y más allá de Marte, los demás planetas están demasiado lejos, son demasiado fríos o demasiado hostiles también, aunque de otras maneras. El único planeta inmediato donde realmente podríamos ir, aterrizar y obtener agua y oxígeno para sobrevivir, es Marte”.
ÁSS