‘Recursos humanos’: la lucha del mal contra el mal

Cine

Desde el dificilísimo género de la farsa, esta película basada en la novela homónima de Antonio Ortuño critica el clasismo, el racismo y el machismo de América Latina.

Fotograma de ‘Recursos humanos’. (IMCINE)
Fernando Zamora
Ciudad de México /

Esta es la historia de mi odio. Con esta frase repetida en modo vehemente y poético, Antonio Ortuño reconstruye el cosmos en torno a una oficina cualquiera. El autor de Recursos humanos (novela finalista del Herralde) participó además en la escritura del guión de la película homónima.

Recursos humanos (disponible en Prime) fue dirigida por Jesús Magaña, quien trabajó junto con el guionista Fernando del Razo para conseguir una excelente adaptación cinematográfica. La película es, como la novela, entretenida y profunda, hermosa, pero un poco bizarra. En el cine, además, la historia está muy bien actuada. Pedro de Tavira se enfrenta con Giuseppe Gamba y Daniel Tovar. Gabriel, el personaje principal. Lleva aquí una melena leonina. Es el güero oxigenado que cuenta la historia del odio por su jefe, por su mejor amigo, por el sistema y por las mujeres a las que desea. Gabriel trabaja en una empresa que se dedica a la impresión de publicidad en cantidades industriales. Este hecho sirve al actor para dotar a Gabriel con cierto aire de artista decadente, fracasado; un hombre que se ve a sí mismo con asco, pero que acepta, entre fiesta y fiesta, las contradicciones propias de su condición de asalariado.

Recursos humanos es una película muy divertida a pesar de que la historia del resentido social, del hombre incapaz de ascender en la escala jerárquica de su empresa por su origen pobre resulta, en apariencia, difícil de usar para entretenernos. Ahora bien, desde el punto de vista artístico, el resultado de ir creando, capa sobre capa a un personaje, uniendo el talento del novelista con el del director, el cinefotógrafo y los actores, produce personajes tan vívidos que no nos reímos de ellos, nos reímos con ellos. Nos burlamos de una existencia que ellos se empeñan en volver miserable.

Desde el dificilísimo género de la farsa Recursos humanos critica el clasismo, el racismo y el machismo de América Latina. De Tavira, Gamba y Tovar hacen a tres machos que necesitan de un grupo de mujeres con presencia igualmente fuerte en la pantalla. Juana Viale, Cecilia Ponce y Alejandra Herrera cumplen esta función, la de ser la contraparte femenina que consigue recrear la grilla en una oficina y elevarla hasta el paroxismo de la lucha del mal contra el mal.

Tomemos como ejemplo la siguiente escena que se consolida a partir de una metáfora en la novela de Ortuño. El narrador cuenta cómo en su oficina hay una suerte de escalera de Jacob que une la tierra con el cielo. En la película, el fotógrafo y el director la resuelven así: Gabriel sube al elevador y comienza a ascender, la luz sube de intensidad conforme se eleva hasta llegar a la oficina en que Gabriel se enfrenta actoralmente con su jefe y con el que fue su amigo. La fotografía de Alejandro Cantú adopta entonces un punto de vista en contrapicada, desde muy abajo y con una lente que hace que parezca que el techo está aplastando a los protagonistas.

Si en Barton Fink los hermanos Coen lograron contar la lucha interior de un guionista hollywoodense que no sabe si se está vendiendo al diablo o a Dios, en Recursos humanos Gabriel y sus antagonistas tienen muy claro que están del lado del mal. Por eso es una lucha sin sentido. Es politiquería de oficina llevada al paroxismo, es el enfrentamiento del mal contra el mal. Resulta muy interesante conjeturar qué película se llevará el Ariel a la mejor adaptación de una novela al cine, si Recursos Humanos o Temporada de huracanes.

Recursos humanos

Jesús Magaña | México, Argentina | 2023

AQ

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