Repetir el mensaje | Por Avelina Lésper

Casta diva

"La frase 'todo arte es político' está muy manoseada. El arte actualmente no es político, es politiquería".

Finalmente, la tendencia del dinero es la que impera, las redes son parte de los manejos de grandes capitales. (Foto: Karsten Winegeart)
Ciudad de México /

La ignorancia de la masa se convierte en axioma por popularidad, no por certeza. Las verdades se establecen por el número de personas que las repiten, y en las redes esa es la ley. Desde la calumnia hasta la falacia toman autoridad en el pulgar levantado desde el anonimato virtual. “Todo arte es político”, esa frase en español en Google tiene más de 214 millones de respuestas; en inglés “All art is political” tiene 550 millones de resultados; en francés “Tout art est politique”, tiene 770 millones de resultados.

Lo repiten cantantes, artistas plásticos, escritores, actores, opinantes, y es atribuida a todos, porque el mal de internet y el trending es que el último que dice algo es el autor de la frase. Es una máxima muy popular, que permite justificar cualquier obra, acción o evento para convertirlo en arte, si su statement es político entonces es arte: es un libro mediocre, con tema de “denuncia política” en eso resume su valor, no la calidad literaria; en una obra de teatro sucede lo mismo, todo queda santificado con esa frase. Las performanceras son las que más la usan, los desfiguros que hacen en un museo, son “acciones de contenido político” y pasan por encima de su propia mísera realidad para enaltecerse como un mitin partidista.

La frase se ha desvirtuado a tal grado y es tan sobreusada porque ya es parte del proceso de perversión estética, del hecho de crear y contemplar algo sometiéndonos a un statement político, no a los objetivos artísticos y estéticos de las obras.

El arte tiene contexto histórico y político, pero eso no lo hace político, y mucho menos significa que si se adscribe a una ideología eso sea arte. La evolución es tan contradictoria que denuncia la perversión de la forma en que estamos abordando el arte: desde el arte que dependió del patronazgo del poder, hasta el arte que se convirtió en bandera del poder, y esa implicación evidentemente política, es hoy una virtud, porque la nueva ideología no la dicta el Estado, la dicta la masa ruidosa de las redes. Pasamos de la dictadura del proletariado, a la del capital y ahora la de las redes y su masa anónima. Finalmente, la tendencia del dinero es la que impera, las redes son parte de los manejos de grandes capitales.

El verdadero acto político es la masa, y seguir esa cauda es la que define los valores estéticos. Las obras determinan su calidad en el “valor político” y eso es la consecuencia de un evento de moda en las redes, las causas no son propiamente “políticas”, porque la ideología subyacente es popularidad, no idealismo.

Es evidente que una obra de Jacques-Louis David tenía contenido político, estaban bajo el encantamiento de la figura titánica de Napoleón, pero su valor estético las hace arte, no su implicación en su contexto histórico y político. Jacques-Louis David, antes que hacer política, estaba haciendo una pintura, y esa era su preocupación, que tuviera una composición correcta, materiales que perduraran, expresión impactante, a la altura de su tema, por eso sobreviven como arte.

Se le pide al arte ser algo más que arte, y la mayoría de las veces esas mismas obras ni siquiera alcanzan a ser arte. Como si el arte no fuera suficiente, además tiene que ser político, social, propagandista, feminista, integracionista, lo que en ese momento la masa amnésica reclame en las redes.

La política actual, con su baja estofa representativa y sus valores siempre en oferta, es parámetro del arte que se jacta de su pobre factura en aras de sus consignas. El arte con repercusión social ha sido superior a la política de su tiempo, a su contexto y por eso ha trascendido.

Si la frase “todo arte es político” está tan manoseada y en poder del trending topic es porque ahora mismo, eso es falso. El arte actualmente no es político, es politiquería.

AQ

  • Avelina Lésper

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