Autoproclamado "perdedor", como su paisano John Cage, Frank Zappa (1940-1993) no dejará de ser un músico con poquísimos escuchas.
La fama en realidad nunca le importó. Cuando le preguntaron por qué —siendo un gran guitarrista— no le echaba un poco más de ganas para ocupar un lugar privilegiado, contestó que había tantos que querían ese lugar que no les iba a estar haciendo sombra.
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Sus genios tutelares fueron principalmente Edgar Varèse e Igor Stravinsky, pero como consta en su primer disco, Freak Out (1966), entre sus admiraciones también se contaba el mexicano Silvestre Revueltas. Con la mención de estos maestros, queda claro su elevado y exigente nivel musical lo que explica que no haya sido un músico para las masas.
En su obra se anuncian el rock progresivo y sus derivaciones. Su principal aportación fue concebir al grupo de rock como una orquesta.
De todos los discos que grabó con su grupo The Mothers of Invention, esta idea queda mejor plasmada en Uncle Meat —quizá por ser último—, que apareció originalmente como disco doble, y el cual está cumpliendo medio siglo.
La pieza final, "King Kong", dividida en seis partes, es como una especie de testamento; para quien se atreva a adentrarse en su obra, ésta es una buena puerta.
ÁSS