“Es la parte más irracional de las campañas”, dice el filósofo francés Roland Barthes y no estoy de acuerdo, creo que es la parte más racional, cuidada e intencional de una campaña.
En este retrato con el que van a llegar a los votantes, se proyecta todo lo que no se es y todo lo que se debería ser. La propuesta es el rostro, la presencia, la sonrisa calculada, la ropa elegida, la iluminación, el Photoshop para corregir cada defecto que pueda generar rechazo.
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La invención de esta arma de propaganda no es de las agencias de imagen y publicidad, que en su mayoría lo hacen bastante mal. El marketing político es una invención de Cosimo de Medici y con la que se detonó el Renacimiento y la pasión por los retratos pictóricos. El rostro del poder es parte de su fuerza, y entre más personas conozcan ese rostro el poder es más contundente, por eso las monedas llevan una efigie del gobernante, porque el valor del dinero es el valor del poder. Los ciudadanos conocían el resort del rey gracias a esas monedas. En la Noche de Varennes, la fantástica y fallida huida de María Antonieta y Luis XVI, los ciudadanos los reconocieron porque el rostro de Luis estaba en las monedas.
Cósimo de Medici intuitivamente sabía que la gran forma de asentar su poder, de consolidarlo, era que lo conociera la gente, que supieran cómo era, y que su estirpe fuera literalmente, familiar para todos los individuos, Entonces comenzó a comisionar retratos a los artistas, el principal de ellos Bronzino, que alcanzó un estilo realista y metafórico al mismo tiempo. El Photoshop lo inventó Bronzino, que corregía ciertos defectos para que imponer un canon de la belleza virtuosa. Rodeaba a los retratados de elementos que describieran su entorno o sus cualidades, libros de oración, instrumentos de ciencia, o en situaciones ficticias como anécdotas bíblicas.
Esta producción de obras, que continuaron Rafael y Miguel Ángel, entre muchos artistas. La tumba de Lorenzo de Medici de Miguel Ángel, por ejemplo, la escultura de Lorenzo es un retrato magnífico, que enaltece el canon clásico, para situarlo en la mortalidad de los grandes estadistas. Los ciudadanos comenzaron a imitar el canon y a seguir el ejemplo de los Medici de tener retratos como parte de su estatus familiar. Había retratos de los Medici en las oficinas públicas, en las librerías, en las casas, la consecuencia fue que la confianza en los Medici creció simplemente porque sabían cómo eran, cómo era su rostro.
La propaganda fue arte, y eso se conservó durante siglos, el retrato de Napoleón cruzando los Alpes de David, es un ejemplo perfecto de arte y propaganda. La escena nunca sucedió como se ve en la pintura. David inventó el vestuario, la posición del caballo, escuchando los relatos de los soldados y aplicando su conocimiento de la naturaleza humana y del poder. Sabía que Napoleón buscaba convertirse en un héroe y que ese retrato debería ser su consagración.
ÁSS