Revelaciones de la secretaria de Frank Zappa

Personajes

Pauline Butcher escribió un libro que nadie más podría haber escrito: un libro que retrata la intimidad de un genio, con sus virtudes y defectos, con sus contradicciones y su feroz independencia.

Frank Zappa, 1940-1993. (Especial)
Andrea Serdio
Ciudad de México /

“Era un genio”, dice Pauline Butcher al referirse a Frank Zappa, con quien comenzó a colaborar en 1967, en el verano del amor. Era maestra de modelos y trabajaba además en una agencia de servicios secretariales. El 16 de agosto recibió una llamada solicitando una mecanógrafa para un huésped del londinense hotel Royal Garden. Acudió con su máquina portátil, papel, papel carbón, plumas y lápices. La recibió el propio Zappa, a quien no conocía ni de nombre, le pidió que transcribiera las letras de unas canciones y se despidió de ella.

Al día siguiente, Butcher (Londres, 1947) le llevó el trabajo y así, inesperadamente, a los 21 años comenzó una relación que se volvió entrañable y aleccionadora para ella, quien era ajena por completo al mundo del rock —tanto que cuando Zappa le presentó Eric Clapton, ella le preguntó primero si era músico y después qué instrumento tocaba.

En su libro ¡Alucina! Mi vida con Frank Zappa (Malpaso, 2016), Pauline rinde homenaje al multifacético artista nacido en Baltimore, Maryland, el 21 de diciembre de 1940, un homenaje no exento de crítica. Habla de su indiscutible generosidad, pero también de sus momentos de profundo egoísmo e ingratitud, como cuando se deshizo sin contemplaciones de la primera alineación de Mothers of Invention, que lo acompañó en sus álbumes iniciales. Habla de la relación amorosa con su esposa Gail y sus hijos, sin olvidar que era un adicto al sexo, que varias ocasiones quiso acostarse con ella y tenía una colección de groupies con las que tenía o había tenido relaciones, de lo que Gail estaba al corriente. Era —dice Pauline— enemigo de las drogas y workaholism, con una mente en constante ebullición: componiendo, tocando, filmando, editando sus películas, construyendo incansable el alto edificio de su creatividad.

Pauline Butcher estuvo cuatro años con Frank Zappa en Los Ángeles, durante un largo tiempo vivió incluso en su casa en Laurel Canyon; ahí y en otros lugares de Estados Unidos y Europa conoció a los más grandes del rock: Paul McCartney, George Harison, John Lennon, Mick Jagger, Rod Steward, Roger Waters. Todo esto lo cuenta en su libro en el que revela también los momentos más íntimos del artista que luchó infatigable en defensa de la libertad de expresión y se opuso a todos los dogmas y a la educación oficial.

Cuando Pauline le dijo que quería estudiar periodismo en la Universidad de California, la respuesta de Zappa fue tajante: “¿Sabes lo que aprenderás en la universidad? A preguntar como un robot las mismas preguntas una y otra vez (…) Los profesores se dedican a moldear un tipo concreto de estudiante, y al final, si te ajustas al estereotipo, te dan el titulito. Yo que tú ni me acercaría. Dedícate a escribir y enviar artículos a los medios”.

“Era una fábrica de ideas que me animaba constantemente a dar pasos hacia adelante en mi objetivo de ser escritora”, recuerda Pauline, quien al mismo tiempo reconoce que Zappa se oponía que su mujer, Gail, trabajara fuera de casa. “Ella debía ocuparse de los niños”.

El 4 de diciembre de 1993, Frank Zappa murió de cáncer de próstata. Pauline Butcher, que se convirtió en periodista musical, escribió un libro que nadie más podría haber escrito: el libro que retrata la intimidad de un genio, con sus virtudes y defectos, con sus contradicciones y su feroz independencia.

AQ

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