El bajo barítono estadunidense Ryan McKinny recuerda su amistad por seis años con Terence Andrus, un condenado a muerte en Houston con esquizofrenia, sentenciado por doble asesinato en 2008, quien a principios de 2023 se suicidó ahorcándose a los 34 años tras ser rechazada una nueva apelación al fallo.
“La pena de muerte es una práctica bárbara”, sostiene el protagonista de Dead Man Walking, la ópera de Jake Heggie con que la Metropolitan Opera House de Nueva York abrió su temporada 2023-24 y con la que se inicia este sábado 21 de octubre su serie de transmisiones en vivo al mundo.
Con libreto de Terrence McNally basado en el libro homónimo de la religiosa Helen Prejean sobre Joseph De Rocher, condenado a muerte por asesinato, Dead Man Walking se estrenó hace 23 años en la Ópera de San Francisco; Tim Robbins llevó el drama al cine en 1995 con Susan Sarandon y Sean Penn.
“Hasta la peor persona del mundo sigue siendo humana y es susceptible de redención y de ser perdonada”, agrega en entrevista con Laberinto McKinny, que en 2018 encarnó a Robert Oppenheimer en la ópera de John Adams, con libreto de Peter Sellars, Doctor Atomic (2005), sobre el polémico físico que desarrolló la bomba atómica en el Proyecto Manhattan, de moda por el filme Oppenheimer (2023), de Christopher Nolan, basado en el libro American Prometheus (2005), de Kai Bird y Martin J. Sherwin.
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La ópera en dos actos podrá verse en México este sábado 21 de octubre, a las 11 horas, en el Auditorio Nacional, recintos estatales y salas de cine, en producción de Ivo van Hove, con Joyce DiDonato (Hermana Helen), Ryan McKinny (Joseph De Rocher), Susan Graham (Madre de De Rocher) y Latonia Moore (Hermana Rose), bajo la batuta de Yannick Nézet-Séguin, director artístico de la MetOpera.
McKinny debutó en 2012 en la MetOpera como el Lt. Ratcliffe de Billy Budd, la ópera de Benjamin Britten con libreto de E. M. Foster, basada en la novela de Herman Melville. Ahora, en su protagónico con Dead Man Walking, comparte escenario con Graham, que interpretó a Hermana Helen en el estreno en 2000 de la ópera de Heggie, y con DiDonato, que ha venido tomando el rol en nuevas producciones.
“Son asombrosas. Joyce es tan amable, colaborativa y generosa conmigo. Ha sido un privilegio trabajar con ella, es una asombrosa artista y da el suficiente espacio para que todos hagamos lo mejor en nuestras interpretaciones, es muy alentadora y positiva, ha sido una gran experiencia. Ella, Latonia, Susan pasamos una enorme experiencia emocional”, comenta McKinny, quien con Helio Arts también comisiona a artistas para escribir, dirigir y grabar historias originales enfocadas a las artes escénicas.
Dead Man Walking inaugura así la temporada 15 de transmisiones de la MetOpera en México desde 2008, que esta vez tiene una importancia mayor, pues podrá verse el sábado 9 de diciembre Florencia en el Amazonas, la primera ópera en ese escenario cantada en español, de un mexicano, Daniel Catán.
¿Quién es Joseph De Rocher para Ryan McKinny?
El personaje de Joseph De Rocher en la ópera está escrito a partir de dos personas reales, que fueron puestas juntas. Para mí es una persona que claramente hizo algo terrible. Y mi manera de acercarme a él, en lugar de solamente como a un chico malo, es lo más humanamente posible. Por la forma en que creció, pobre, en una difícil situación doméstica, él es muy defensivo, tiene mucho orgullo, al principio de la ópera tú lo sientes muy agresivo, difícil de conectar, pero a medida que avanza la trama, lo ves más abierto, cuando su madre llega, cuando habla con Hermana Helen. Y, al final, ves que siente mucha vergüenza y remordimiento por lo que hizo, y aun cuando va a enfrentar la pena de muerte, ante Hermana Helen encuentra que busca la redención y paz, en el sentido espiritual.
¿Qué necesitó técnica y emocionalmente para encarnar a este personaje?
Es un rol muy desafiante en una forma única. Una de sus características es que es muy físico, tengo que hacer muchas lagartijas en el escenario mientras estoy cantando, lo cual lleva mucha práctica y entrenamiento. Es una experiencia muy emocional, porque, contrario a otros roles de ópera, este es muy realista y natural. Debo estar técnicamente seguro para permitirme ser emocionalmente vulnerable, para enfocarme exactamente en lo que voy a hacer.
¿Cómo describiría la música de Heggie?
La música de Heggie es muy lírica y hermosa. Lo interesante es que, aunque es muy accesible, disfrutable, es decir si alguien la escucha por primera vez y escucha la melodía, es muy satisfactoria, tiene muchas palabras y, entre más trabajo con ella, más encuentro cosas que no había notado, que son más profundamente claras. Su estructura armónica es única y toma mucha música estadunidense, como el jazz o el rock and roll, pero la forma en que Jake escribe para el cantante es muy lírica, es muy hermosa para la voz, para casi todos en el elenco es muy agradable de cantar.
Ya había interpretado el rol en otras producciones. ¿Qué diferencia hay en esta de Ivo van Hove?
Sí, he hecho otras producciones (su debut en el rol fue en la Lyric Opera of Chicago, 2019). Esta es muy diferente. Una de sus características es que el escenario es muy abierto y muy oscuro; es una producción muy dura, se siente el aislamiento. Ivo realmente quiere que el público se enfoque muy de cerca en los personajes y en lo que atraviesan emocionalmente, tratando de sacar todo aquello que se puede encontrar en el corredor de la muerte para tener la más intensa conexión emocional posible. El director también añadió algunos elementos del cine, por momentos tenemos camarógrafos en el escenario en vivo; por supuesto, si tú la ves en la transmisión en vivo, verás las cámaras de cualquier manera, pero aquí tienes a las cámaras en el escenario, no lejos, y puedes ver lo que los personajes están sintiendo, pensando, eso en una forma diferente a solo una gran imagen del escenario.
Estados Unidos es el único país en América donde aún hay pena de muerte. ¿Cómo se siente respecto a ello al estar dentro de Dead Man Walking?
Personalmente, estoy en contra de la pena de muerte. Me hice amigo de una persona que estaba condenada a muerte, Terence Andreus, él murió este año, de hecho se suicidó después de que la Corte Suprema rechazó su apelación a la pena de muerte. Era un amigo mío, un poeta y un artista. Para mí, la pena de muerte es una práctica bárbara, (pero) esta ópera no está desperdiciando su energía tratando de convencer al público de que la pena de muerte está equivocada; lo que está mostrando al público es que incluso la que consideras la peor gente en el mundo sigue siendo humana y es susceptible de redención, de ser perdonada. Lo interesante de la ópera es que no trata de cambiarte la opinión sobre la pena de muerte, sino que trata de abrirte los ojos sobre lo que realmente es y que tú tomes tu decisión.
En México, cuando la violencia se desata como ahora, grupos conservadores exigen establecer la pena de muerte. ¿Cómo influyó su amistad con Terence Andreus en esta ópera?
La cosa más importante que tomé de mi relación con Terence es que yo también fui chico problema, tuve tiempos difíciles en la escuela, hice cosas que no eran buenas. Vivía en un barrio de clase media alta y como persona blanca podía hacer las cosas mejor; eventualmente las hice mejor, cambié mi vida. En cambio, Terence creció en un barrio muy pobre y difícil de Houston, Texas. No tenía padres, sus familiares terminaron en pandillas, estuvo en centros de detención brutales, pasó la mayor parte de su vida en prisión. Si conoces a alguien en esa situación es imposible para mí decir que yo nunca habría hecho lo que él, porque yo nunca habría estado en esa posición. Al ver a esta gente como seres humanos reales, que luchan, nos damos cuenta que podemos ser ellos en diferentes circunstancias.
Me cambió. Siempre he estado contra la pena de muerte. La justicia criminal en Estados Unidos es más punitiva, la meta es castigar a cualquiera que obre mal, y no pensamos que es un ser humano que ha atravesado por todo eso, no pensamos en cómo podremos rehabilitarlos, especialmente esa gente que está en el corredor de la muerte, que en el ciento por ciento de los casos fueron también víctimas de violencia en sus vidas. Ellos han sido parte del sistema de justicia criminal por muchos años y sí a ese sistema realmente le importaran sus vidas, habría hecho mejor trabajo para rehabilitarlos, darles oportunidades para reintegrarse a la sociedad de una forma más productiva. Estas personas no son tan diferentes a mí; solo vienen de un lugar diferente que es difícil para mí imaginar. Me conecté con Terence porque era un artista, un poeta y pintor; y yo soy músico, tuvimos muchas similitudes. Eso me abrió los ojos.
Como bajo barítono le ha tocado interpretar en su mayoría villanos, pocos héroes. ¿Cómo se siente?
Me gusta interpretar personajes considerados como malos porque es un reto interesante. Mi meta es tratar de pensar cómo experimentan el mundo como seres humanos. El público sí puede juzgar a los personajes, pero como cantante o actor mi trabajo nunca es juzgar si son buenos o malos, sino entenderlos y retratarlos lo más honestamente posible. No obstante, me gusta el reto de habitar este personaje que el público piensa que es una persona terrible al principio de la ópera, y tratar de desplegarlo como un ser humano en el transcurso de la trama.
Quizá no haya peor villano en la historia de la ópera que el barón Scarpia, al que ya ha interpretado. ¿Ve alguna conexión de él con Joseph De Rocher?
Sí, pero la gran diferencia es que Scarpia no tiene remordimientos, al menos nunca muestra tener remordimientos. Sí están conectados en alguna forma por las cosas que hicieron, pero Scarpia realmente encuentra placer en infligir dolor en otras personas; esta idea de cazar a Tosca y disfrutar al verla desmoronarse, por alguna perversa razón en su pasado eso parece satisfacerlo. Joseph no creo que sea así, él puede actuar así, pero a lo largo de Dead Man Walking tiene muchos remordimientos por lo que hizo. Sí hay muchas diferencias. También, Joseph tiene a Hermana Helen, alguien que se preocupa por él y trata de ayudarlo a comprender qué fue lo que hizo mal y tratar de ayudarlo a dar la vuelta. Scarpia no tuvo a nadie así en su vida, él está en un constante estado de yo contra todos los demás.
¿Qué es la maldad para usted?
Puede ser muy controversial, pero realmente no creo en la maldad. La palabra “maldad” es como nosotros etiquetamos algo que no entendemos; el resultado de ello es malo, matar, violar, obviamente es muy malo; las cosas que Scarpia y Joseph De Rocher hacen son muy malas, pero en tanto escarbas en algo que consideras malo, más lo entiendes, más encuentran una historia de una real experiencia humana ahí. Eso no significa que no deba ser castigado, ni permitir que suceda; al contrario, no debe permitirse que suceda, tenemos que hacer todo lo posible para estar todos seguros. Pero, etiquetar a una persona o grupo específico como malvado para el diálogo y nos mantiene lejos de entendernos mejor.
Encarnó a Robert Oppenheimer en Doctor Atomic, ¿si lo tuviera enfrente que le preguntaría, ahora que está otra vez de moda por la película de Nolan?
No sé. Le preguntaría si haría lo mismo otra vez, si haría lo mismo de construir algo tan poderoso y tan destructivo. Él es otro personaje interesante. Si preguntas a la gente cuyas vidas fueron devastadas por las bombas atómicas, él es un villano para ellos. Pero para otros grupos de gente que piensa que fue positivo usar esas armas en la Segunda Guerra Mundial, él es un héroe. Pienso que, otra vez, cuando tú miras a un personaje así mientras lo interpretas, cualquier ser humano completo es bueno y malo, y la complejidad de sus motivos es siempre lo más interesante y lo más veraz.
Y si tuviera a Joseph De Rocher frente a usted ¿qué le preguntaría?
Le preguntaría si recuerda el tiempo cuando fue feliz. Tengo curiosidad de escuchar sobre sus recuerdos felices.
AQ