“¿Se puede separar a la estrella de la actriz?”, le preguntó el periodista Carlos Landeros a Silvia Pinal en una de las varias conversaciones que sostuvo con ella a partir de 1964. Habían pasado veintiún años de su primer encuentro y Silvia era una de las más grandes figuras del espectáculo mexicano: actriz, bailarina, cantante, productora, empresaria, dirigente sindical.
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“Sí existe una diferencia entre estrella y actriz —le respondió en 1985—. Quizá la estrella surge principalmente en el cine. Pienso que una estrella es una cosa pasajera, que tiene un gran brillo y extraordinaria por el momento, pero que en cuanto pasa la juventud, termina. El caso de una actriz es diferente, porque puede seguir trabajando en teatro, cine, televisión y cabaret, aunque ya se haya ido la juventud”.
En su libro Y tiritan azules los astros a lo lejos (Universidad Autónoma de Aguascalientes, 2024), Landeros, también narrador y uno de los grandes amigos de Elena Garro, ha ejercido el periodismo cultural durante sesenta años (1963-2023) y ha entrevistado a una nómina impresionante de personajes de la literatura, la filosofía, la música, la plástica y el espectáculo, estos últimos son la materia prima de este libro en el que se escuchan las voces de Silvia Pinal, Dolores de Río, María Félix, Rosaura Revueltas, Monica Vitti, Liza Minelli y un largo etcétera que dan cuenta del conocimiento y la insaciable curiosidad del autor.
Todas las entrevistas son interesantes y reveladoras, pero las de Silvia cobran especial atención cuando su muerte, el pasado 28 de noviembre, continúa encendiendo las luces de la admiración y del cariño del público y sus compañeros. Estos encuentros con Carlos Landeros retratan a una mujer entrañable, comprometida con su trabajo, sencilla. Él le dice que parece la antítesis de la diva, que no se envuelve en el misterio, como lo hicieron en su momento María Félix o Dolores del Río, ella responde: “Yo creo que los tiempos han cambiado, Carlos, eso ya es obsoleto. La gente ya no es así. Ahora hay que tener más comunicación con el mundo en el que vives y más contacto con él, y a base de eso estoy vigente, creo yo. Nada más por eso. Te aseguro que una de las cosas que más me interesan es saber qué piensa la gente, cómo vive, sus problemas, porque los estoy viendo igual; yo no vivo en la ignorancia. Llevo la economía de la casa. Sé cuánto cuesta un jitomate y cuánto ha subido la carne. […] Sé en lo que está cada cosa, sé cuánto cobra un bailarín, cuanto cuesta el decorado, etcétera. Tienes que estar en contacto con el mundo. Por eso pienso que la época aquella maravillosa en que la gente se movía en otro mundo, como Dolores, como María, las intocables, las inalcanzables, nadie le impresiona ya…”.
Con Landeros, Silvia recorre su carrera en el cine, el teatro, la televisión, el cabaret; habla de sus maridos y sus hijos, de la oportunidad y formación que les debe dar a los nuevos valores. “Hay que hacer estrellas de 18 o 20 años —le dijo al periodista—. Hay que suplir a las actrices que existimos: a la Silvia Pinal, a la Amparo Rivelles, a la María Rivas y a todas las que existieron…
“Hay que hacer vedettes de verdad, no estrellitas de micrófono, de cuatro o cinco canciones, pero nada más, ¿verdad?”.
Y tiritan azules los astros a lo lejos es el resultado de muchos años de entrega al periodismo y nos regala retratos tan cálidos como el de la gran estrella Silvia Pinal.
AQ