La tecnología nos está volviendo estúpidos y tal vez ese es su objetivo. Es normal que muchas personas no sepan su número telefónico, lo tienen grabado en su teléfono. Nos fomenta dependencia, entre más adictos, más modernos. La tecnología ha evolucionado de la publicidad a la propaganda, sus beneficios y ventajas se muestran como ideología. Las personas que son muy “hábiles” usando tecnología, se jactan de inteligentes, superiores a los que no le damos esa importancia.
Los tecnologizados, según las universidades y las empresas, no necesitan leer un poema, mucho menos escribirlo, no tienen interés en leer una novela, y no pagarán nunca la renta con una licenciatura en literatura. La nueva epidemia es que están cancelando las carreras de Humanidades de varias universidades de Estados Unidos y de los países de la OCDE. El New Yorker publicó un obituario porque varias universidades quitaron la especialización en poesía y la carrera de Literatura.
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En nuestro país hace unos años el gobierno en turno trató de eliminar la materia de Filosofía de las materias de preparatoria, en estos años la filosofía está travestida de ideología, y los libros de texto escolares son propaganda del régimen. Las Humanidades están después de los fines utilitarios del poder económico o político. Lo más grave es que incluso los escritores han bajado su rango de calidad y llaman poesía a sus tuits, los publican y les dan premios.
El argumento es que la sociedad necesita más tecnócratas que filósofos o poetas, que el progreso está en la tecnología, no en el arte. Las universidades están formando fuerzas de trabajo que contribuyan a la riqueza de las empresas de tecnología, no están formado individuos. ¿Quién quiere ser un individuo en este momento en que sumarse a la masa es lo trending? La progresista realización a través del trabajo se ha convertido en esclavitud.
Las personas que trabajan desarrollando programas o implementando tecnología, muchos de ellos, necesitan del arte para expandir su espíritu y su inteligencia, porque ese espíritu no es para servir a una empresa. El progreso pretende que nosotros trabajemos para la tecnología, no que la tecnología trabaje para que tengamos un espacio de libertad. Ignoran, como buenos tecnócratas, que la Historia de la Humanidad está escrita en la literatura, que las artes son conocimiento, y la belleza es una necesidad cognitiva, biológica. Gracias a las artes y a la literatura desarrollamos la capacidad de resolver los problemas creativamente. Podemos crear y comprender conceptos complejos. Entender imágenes, desarrollar iconografía. Fundamos nuestro criterio y pensamiento crítico. En el arte y las Humanidades está depositada nuestra identidad cultural.
Si el lenguaje se reduce a emojis y monosílabos, la inteligencia disminuye, y leyendo filosofía o literatura, crece la capacidad de entender el mundo. Estamos en el umbral de la masificada estupidez disfrazada de progreso.
AQ