‘Tár’, poder y vocación

Cine

La premiada película de Todd Field es un confuso rompecabezas al que cada quien debe dar su propia respuesta.

Cate Blanchett en 'Tár'. (Universal Pictures)
Fernando Zamora
Ciudad de México /

Es necesario ver Tár (disponible en Claro) tomando en cuenta dos consideraciones. Primero: esta es una película de misterio. ¿Quién vigila a la conductora desde el inicio del filme? “¡Robot!”, espeta Tár a quien desprecia. Porque para ella el mundo está hecho de sentimientos y poder. Un poder que utiliza para amedrentar o seducir. Desde este punto de vista hay que advertir que Todd Field, director de Tár, no ofrece una respuesta puntual.

¿Quién destruye a esta mujer? Podemos intuirlo, pero no lo sabemos. Hay cinco o seis personas que la odian mortalmente, incluida, claro, su mujer. En cambio, sólo hay dos personas que la aman de modo incondicional, la hija de su esposa y un viejo que le advierte con la sabiduría de numen griego: ten cuidado, Tár, vivimos en un mundo tan terrible en contra de los depredadores sexuales que me recuerda la época en que desnazificaron Alemania. Vamos, responde ella frívolamente, ¿no vas a comparar un acto de seducción con ser nazi, o sí? El hombre la mira con cariño y preocupación.

Todd Field es un guionista extraordinario. Su película Secretos íntimos (de la que hablamos aquí) produjo a una Madame Bovary del siglo XXI, una mujer dispuesta a tirar al mundo por la borda en honra al amor, pero ¿es eso amor? Al inicio de Tár, la conductora explica que la Quinta sinfonía de Mahler es una oda al amor nuevo. ¿Qué piensa de esto la esposa de Tár? Es importante seguir al misterioso personaje que todo el tiempo está enviando textos e imágenes en esta película. Ahora bien, quien sea que está destruyendo a esta directora ¿lo consigue? El guión de Field resulta tan bien construido que tampoco esto queda del todo claro y, sin embargo, uno puede meditar la película durante mucho tiempo. Y claro, disfrutar también de la actuación de Cate Blanchett. Hay quien dice que no hay aquí otra cosa interesante que su mirada sabionda y coqueta; el movimiento de sus manos, la forma en que se mete un tranquilizante y sube al podio para acosar o despreciar.

La segunda consideración importante antes de ver (o volver a ver) Tár es esta: ¿de qué está hablando el director? Puede que se piense que la respuesta es como en el caso de la música algo personal, algo que a cada uno nos apela en torno a este tiempo en que se saldan cuentas de modo violento con quien, como Tár, usa su poder para encamar a las personas que desea. De la respuesta que demos a esta cuestión se desprende la interpretación de un final que ha roto la cabeza de más de un cinéfilo.


En una secuencia se alude a Apocalipsis de Coppola: Tár pregunta en un río de las Filipinas que si es posible nadar. No lo recomiendo, contesta el guía. Hay cocodrilos por aquí. Los cocodrilos sobreviven, murmura ella. Mi interpretación es esta: Tár tiene un don que ha transformado su vida en vocación. Buena o mala, hay en ella un llamado que va a levantarla ahí donde esté. Desde este punto de vista el final es un acto de redención. Ella sobrevivirá y este tal vez sea el mensaje de Field porque quien tiene, como Lydia Tár, el don de la música, va a hacer música, sea con Mahler o con la partitura de un videojuego. A pesar del odio justificado que Lydia Tár ha sembrado a lo largo de su vida ella sobrevivirá pero no sólo porque es como un cocodrilo (un ser primitivo y violento) sino sobre todo porque tiene el don de la música. Es aquí donde la protagonista resulta paradigma del ser humano: entre la bestia y el ángel ella está atrapada, como todos nosotros, en este mundo: entre la miseria y la vocación.

Tár

Todd Field | Estados Unidos | 2023

AQ

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