El cineasta franco-gitano Teddy Lussi-Modeste (Grenoble, 1978) estrenó en la edición 28 del Tour de Cine Francés su tercer largometraje Pas de Vagues (No hagas olas, 2023), un duro drama social sobre un profesor de liceo, homosexual, acusado injustamente por una alumna adolescente de acoso sexual.
En entrevista exclusiva con Laberinto, el director y guionista de filmes como Jeanne du Barry, de Maïwen (La favorita del rey, hoy en cartelera), habla de cómo dejó atrás la autobiografía que inspiró el guion, que trabajó al alimón con la periodista y novelista Audrey Diwan, y cómo llevó a uno de los nuevos galanes del cine francés, François Civil, a convertirse en el protagonista de este drama, en el que se mezclan en el aula acoso, homofobia, discriminación social y racial y el fantasma del terrorismo.
“Hemos permitido que todos los males que atraviesan la sociedad entren en la escuela”, subraya Lussi-Modeste, cuyo título de película parte del hashtag #PasDeVague, con el que se movilizaron profesores en Francia en las redes sociales durante 2018, para denunciar el acoso que experimentan por alumnos.
Pas de vagues parte de su autobiografía. ¿Qué implicó recuperar su historia para el cine?
El filme se inspira, en efecto, de un acontecimiento autobiográfico, pero todo el trabajo realizado con Audrey Diwan, mi coguionista, consistió en desligarse de los acontecimientos vividos para avanzar hacia una ficción lo más fuerte posible. Una ficción que cuenta cómo un profesor y una alumna se ven abandonados por una institución desbordada. Este es el corazón de la película.
La película y la anécdota autobiográfica ocurren después de movimientos feministas y sociales como #MeToo y acusaciones y juicios a gente como Harvey Weinstein y Dominique Strauss-Kahn. ¿De qué forma influyó ese contexto en usted para dar a conocer su historia como profesor?
Un autor no puede pretender que el mundo no existe. Así es como tomamos la decisión —moral, diría yo— de que la joven (que acusa al profesor, Leslie, interpretada por Toscane Duquesne) no mentiría. Eso fue muy importante para nosotros. Leslie no miente. Está equivocada, pero no miente. Nuestro trabajo, en el guión, consistió en mostrar en la exposición cómo nace el malentendido. Un malentendido que tendrá terribles consecuencias para el profesor, la alumna y el propio colegio.
Usted es guionista. ¿Cómo llevar una autobiografía al guion sin prejuicios?
Nos dijimos, con Audrey, que teníamos que otorgar complejidad a todos los personajes. “Cada uno tiene sus razones”, dice el aforismo de Jean Renoir. Julien es un profesor idealista. Tiene ambición para sus alumnos, pero este idealismo es consistente con una forma de orgullo. Reconoce que tiene cierta responsabilidad por el calvario que está pasando. Es su propio camino... Aportamos complejidad a todos los personajes. Incluso Steve, el hermano de Leslie, este joven que amenaza con matar al profesor, tiene “sus razones”. A los 20 años, debe cargar solo con una familia sobre sus hombros.
En Pas de vagues se abordan problemas como el acoso sexual, la marginación social, el sistema educativo en Francia y el bajo nivel educativo de los estudiantes del liceo; la homofobia, el racismo e incluso el terrorismo o el miedo al terrorismo que hoy hay en toda Europa, no sólo en Francia. ¿Por qué arriesgarse en un filme a poner todos estos temas en una sola película?
Estos no son temas que trataría la película, sino fuerzas que atraviesan la atmósfera de la escuela y de la sociedad en su conjunto. El aire que respiramos está hecho de esto. Y ése es el problema para mí. Hemos permitido que todos los males que atraviesan la sociedad entren en la escuela. La última frase de la película (que dice el profesor, Julien, François Civil) es: “Abrió la puerta”. Abrimos la puerta colectivamente. Hice esta película para eso. Deconstruir todo el discurso de odio que nos enfrenta unos a otros. Es en la escuela donde se debe realizar este trabajo porque es allí donde se construye la sociedad del mañana. El trabajo es cada vez más difícil. Cada vez son más los profesores amenazados de muerte y, a veces, incluso por nimiedades, un teléfono confiscado, una lección incomprendida..
En casi todas sus películas, François Civil aparece como el galán, el aventurero, el héroe, el seductor, incluso cómico. En Pas de Vagues abandona esa imagen y pasa al otro lado, para hacer un papel de maestro de literatura, pasivo, intelectual, gay. ¿A qué atribuye que François Civil haya aceptado cambiar su imagen cinematográfica, cuando muy pocos artistas se atreven?
Creo que los actores siempre buscan un papel diferente al que han hecho hasta ahora. Cuando elegí a François Civil, me dije que quería resaltar otra faceta de su talento. Aportó mucho a la película. Incluso diría que lleva la película. Recuerdo que durante nuestro primer encuentro me dijo que sus padres eran profesores... Tal vez quería rendirles homenaje interpretando a un profesor.
¿Cómo trabajó como director con un joven actor tan famoso y querido en Francia para lograr cambiar su perfil de galán y también meterlo a un salón de clase con jóvenes (aunque el ya había hecho un papel de profesor de literatura, me parece, en Mon inconnue)?
Hubo mucho trabajo antes del rodaje. Todos sabíamos que las escenas del aula tenían que ser exitosas para que la película tuviera éxito. La directora de casting y sus asistentes hicieron un trabajo titánico. Poco a poco fuimos formando una clase; es decir, un grupo donde los adolescentes debían ser precisos en su interpretación individual, pero también en la colectiva. Cuando se formó la clase, hicimos lecturas y ensayos. Los jóvenes entendieron que tenían que desempeñar un papel, que sus personajes no eran ellos. Y se sintieron respetados por eso. Su concentración era perfecta, aunque a veces yo tenía que volver a ser profesor en el set y meter un poco de disciplina. Que yo también fuera profesor los tranquilizó. Sabían que entendía cuando jugaban. En el set no hubo improvisación. Teníamos dos cámaras y privilegiamos el plano secuencia. Tuvimos que terminar el rodaje con estas escenas de aula, y permitió mantener una perfecta concentración entre todos: equipo técnico y actores.
En 2012, el danés Thomas Vinterberg estrenó La caza (Jagten), con Mads Mikkelsen, también sobre un profesor acusado de abuso por una niña muy pequeña. Si vio este film, ¿de qué manera influyó para que tomara la decisión de llevar su propia historia al guion y a la pantalla?
La diferencia fundamental es que en mi película la adolescente no miente, tiene su verdad. Como dije antes, ella estaba equivocada
¿Concibió Pas de vagues como una película social que busca influir en un sistema educativo, o sólo es para usted una historia que quiso contar, una manera de exorcizar una mala experiencia?
Los motivos que nos llevan a realizar una película son misteriosos. Me imagino que hacer esta película fue como un exorcismo para mí, como dices, pero lo vi, sobre todo, como un grito. Es hora de diseñar protocolos más eficaces para recoger las palabras de las víctimas, pero también para proteger a los profesores amenazados de muerte. En los últimos años, tres profesores han sido asesinados en su lugar de trabajo o cerca de sus colegios. Estos hechos han dañado al profesorado y a toda Francia.
En México, su película se proyecta en el Tour de Cine Francés. Y, como en Francia, hay casos de abusos de profesores en las escuelas. Cuando yo era estudiante de secundaria, sabíamos que muchos de mis profesores hombres abusaban de mis compañeras, protegidos por las autoridades escolares siempre. ¿Cómo puede leerse Pas de vagues en una sociedad así, en un contexto así?
Lo siento por sus compañeras, y espero que hayan podido ayudarlas, apoyarlas, acompañarlas en sus esfuerzos. Creo que la sociedad está cambiando y que el abuso se ve más como abuso. Aún queda camino por recorrer, pero las fuerzas de la emancipación están ahí.
¿Cómo se ha recibido su película en Francia? ¿Repercutió en que se reflexione sobre la protección también a los profesores en esos contextos desfavorables de acusaciones infundadas?
De mis tres películas (Jimmy Rivière, 2011, Le prix du succès, 2017, y Pas de vagues, 2023), esta es, con diferencia, la que tuvo más éxito en los cines. Todos nos sentimos preocupados por la escuela, ya seamos profesores, alumnos, padres, etcétera. Sabemos que es en este lugar donde se construye la sociedad del mañana. La película es parte del movimiento por la libertad de expresión de los docentes. Creo que parte de estas palabras, a través de la película, fueron escuchadas y por un público diverso.
¿Qué sigue para usted después de Pas de vagues?
Estamos empezando a trabajar de nuevo en un nuevo proyecto con Audrey Diwan, pero la superstición me impide hablar de ello.
AQ