En el desierto de Atacama se han registrado periodos sin lluvia de hasta 400 años. Es una de las regiones más secas del mundo sólo superada por Los Valles de McMurdo en la Antártida que, según los especialistas, es la más árida del planeta.
La ausencia de humedad en Atacama es garantía de un cielo claro y por eso el Observatorio Europeo del Sur decidió hace muchos años colocar ahí los aparatos que le han permitido estudiar la bóveda celeste del hemisferio sur.
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Ahora, en el Cerro Armazones, que se encuentra en el desierto al norte de Chile, se construye el telescopio más grande del mundo, sensible a radiación casi visible. El llamado Extremely Large Telescope es el proyecto más ambicioso de la astronomía mundial. Consiste en un espejo de 39 metros de diámetro capaz de colectar 256 veces más luz que el telescopio Hubble y comenzará a registrar información en 2025 usando óptica correctiva para obtener una calidad de la imagen dieciséis veces mejor que la del telescopio Hubble.
La óptica correctiva, o adaptativa, es una técnica que consiste en enviar un láser a la atmósfera para medir los cambios meteorológicos que inducen distorsiones en la imagen: el espejo segmentado hace entonces los arreglos necesarios para corregir esas alteraciones atmosféricas moviendo los espejos de manera desigual. El resultado es la obtención de imágenes con una nitidez extraordinaria.
Con este aparato se podrán ver objetos tan lejanos que permitirán obtener una mejor comprensión de la formación de las primeras estrellas, galaxias y agujeros negros. Estudiará planetas más allá de nuestro Sistema Solar y quizá podrá ver la composición de sus atmósferas para darnos una mejor idea de las posibilidades de vida en regiones remotas. Esas son las expectativas, pero, como siempre ocurre cuando se construye un dispositivo así, lo más interesante está en los descubrimientos inesperados, la aparición de nuevos fenómenos o la sorpresiva presentación de un objeto que no figura en el mapa cósmico.
El Telescopio Extremadamente Grande es el proyecto principal del Observatorio Europeo. La obra civil comenzó en 2014 y en 2018 se terminaron los primeros dos segmentos del espejo que contará con cinco piezas. El espejo constará de 798 piezas hexagonales de 1.4 metros transversales y 50 milímetros de espesor. Cuando comience operaciones, dos de estas piezas serán reemplazadas cada día para asegurar que la superficie total esté siempre limpia y con un alto grado de reflectividad.
Con un costo de mil millones de euros, 5 mil toneladas de peso y una altura de 80 metros, el proyecto será terminado en 2024. Es el telescopio que viene a cambiar el paradigma de los liderazgos en el mundo de la astronomía. Estados Unidos no será más la nación que alberga los grandes instrumentos en esta área de la investigación científica, como no lo es ya en el mundo de la física de altas energías que ahora se encuentra en Europa con el Gran Colisionador de Hadrones. Consciente de que su preeminencia en esta área del conocimiento está por terminar, había propuesto la construcción del Thirty Meter Telescope (Telescopio de Treinta Metros) programado para ser construido en Mauna Kea, en Hawái, y el Giant Magellan en el Cerro de las Campanas en Chile, pero son proyectos inciertos por las dificultades financieras y las controversias que generan.
El telescopio en Hawái ha sido detenido por movimientos ambientalistas que argumentan que el observatorio ha provocado daños considerables a la montaña, que tiene un significado sagrado para la cultura polinesia. El equipo de científicos ha sugerido mudarse a las Islas Canarias en caso de que no pueda seguir adelante en Hawái. Si los proyectos norteamericanos llegan a realizarse, se demorarán tanto que quizá para entonces las oportunidades de descubrimiento habrán terminado.
El Telescopio Extremadamente Grande está en camino. Estos nuevos ojos ayudarán a entender la naturaleza de la materia oscura porque podrá identificar supernovas muy distantes del tipo I. Las supernovas de esta especie son arreglos de dos cuerpos, uno de los cuales es una estrella enana blanca y la otra un objeto quizá mayor o igual. Sirven como marcadores para medir la expansión del Universo. Medir la manera en que se percibe la luz que proviene de astros muy lejanos puede darnos la velocidad con la que se mueven, y conocer esta información es fundamental para saber cuál es el futuro del Universo y de su estructura actual.
ÁSS