Un discreto sacrificio de amor

Cine

En The Souvenir: Part II, Joanna Hogg muestra cómo las decisiones de los enamorados podrán no ser las más lógicas, pero sí las correctas para sus sentimientos.

Honor Swinton Byrne en 'The Souvenir: Part II'. (A24)
Fernando Zamora
Ciudad de México /

Cuando uno ve juntas The Souvenir, Primera y Segunda Partes (disponibles en Cinépolis Klic) se pregunta: ¿es esto una historia de amor?

Joanna Hogg cuenta la historia de Julie y Tony enmarcada en conversaciones sobre el sentido del arte. Julie estudia cine y está escribiendo el proyecto con el que va a graduarse. Entonces conoce a Tony. Él se va a vivir con ella y en poco tiempo la hace sentirse escuchada, especial. A cambio ella paga todas las cuentas, pero además le da dinero y pronto acepta que Tony le robe. Incluso le pide perdón por enojarse.

¿Es Julie una víctima? Cuando escribí de la primera parte, pensaba que sí. La segunda parte y el proverbial valor de la relectura me han hecho considerar la validez de las razones para pensar ahora que esta es una extraordinaria historia de amor.

Durante una secuencia en The Souvenir: Part II, los compañeros de Julie discuten en torno a las técnicas que el cine ha aprehendido de los anuncios comerciales. Una compañera dice que es necesario incorporarlas al cine de arte. Esta parece ser la posición de Hogg, quien a lo largo de ambas películas pasa del tono sobrio y documental al grandioso y rococó tono operístico con el que, en efecto, se cuentan las historias de sacrificio.

¿Por qué es esta una historia de amor? Para entenderlo es necesario considerar que al principio ella es un personaje ridículo, una muchachita sin atributos y muchas pretensiones. Él, en cambio, resulta un tipo sofisticado que habla con tono grave y arrogante y que invita a Julie a La Colección Wallace en Londres para ver la pintura The Souvenir de Jean-Honoré Fragonard. Conforme vamos entendiendo por qué ella se ha enamorado de semejante pelele, vislumbramos los recovecos del amor.

Lo grandioso de Tony no radica en que pueda explicar la profundidad de un cuadro en apariencia tan simple. Su importancia como paradigma estriba en el cambio que produce en ella. Julie, cuando lo conoce, ha escogido como proyecto final para su escuela de cine un docudrama sobre los pescadores de Sunderland. Se trata de algo completamente alejado de su vida real. La directora lo sabe y se identifica con esta joven llena de culpa burguesa que ve en Tony todo lo que ella no tiene: la elocuencia, la actitud de devorar el mundo y la herida en su labio leporino. En cuanto ella comprende que es como El hombre sin atributos de Musil y que está mirando la vida nostálgica sin participar en ella, comienza la transformación.

Es de notar, en este sentido, que a menudo Julie es retratada en espejos y otros cristales que hacen que se nos presente deforme. En cambio él, a pesar de ser un heroinómano, es un héroe que parece salido del cuadro rococó de Fragonard. Él tiene los atributos, el mundo. Ella, vacía de sí misma, se va a pegar a él. Va a succionarlo como sucede en la primera noche de amor.

The Souvenir: Part II demuestra que ambas películas cuentan una gran historia, pero no la de ella, sino la de él. La directora Julia Hogg ha conseguido la versión cinematográfica de este interesantísimo cuadro de Fragonard: él, el loco drogadicto que escribe intensas cartas de amor es, en el retrato, la mujer resuelta que va a sacrificarse por el amante. Ella, la frívola estudiante de cine que parece tan frágil es al inicio sólo una chica llena de dudas. Cuando él se sacrifique por ella, Julie será capaz de hacer con su cine no un docudrama, no un comercial o un videoclip: una ópera que narra un sacrificio de amor.

The Souvenir: Part II

Joanna Hogg | Reino Unido | 2019-2021

AQ

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