Tolstói y el arte

Toscanadas

En Ana Karenina, el novelista ruso se burla de la pintura y literatura francesa, señala los errores de Wagner y defiende su particular modo de ver el mundo.

'Conocedor en el estudio del artista', obra representativa del realismo francés. (Ernest Meissonier)
David Toscana
Madrid /

Cuando en 1891 murió el pintor Ernest Meissonier, se le consideraba el más grande de su época; se decía que su fama sería inmortal y sus cuadros se cotizaban a los precios más elevados. Trabajaba con mucho esmero para mostrar en sus obras las cosas como “son en verdad”. Y la gente admiraba ese realismo. Dos generaciones después, se le consideró apenas un pintor decorativo, un artista tan menor que hasta resultaba naco elogiarlo o poseer uno de sus cuadros. Su estatua delante del Louvre fue retirada.

Cuando Francia aún adoraba a su pintor, desde Rusia ya Tolstói criticaba ese arte realista en Ana Karenina. De la noche a la mañana convierte a Vronsky en un pintor que “comprendía todos los estilos y era capaz de inspirarse en cualquiera de ellos”, así es que, luego de sopesarlos, opta por pintar según la escuela francesa, pero “desesperaba de adquirir aquella técnica”.

Él y Ana visitan a un pintor ruso que radica en Italia. Para elogiarlo, Vronsky le dice: “Eso es tener técnica”. Pero tal comentario hiere “dolorosamente el corazón” del pintor, quien sabía que “para pintar con arte no existía ninguna técnica”. Su cuadro tenía defectos formales, pero estaba cargado de inspiración, de alma, y eso no iba de la mano con ser el “pintor técnico más hábil y más diestro”.

Más tarde, el terrateniente Levin conversa sobre arte con Ana Karenina. Él dice que “los franceses habían llevado el arte a un convencionalismo tal como ningún otro país, considerando por eso como gran mérito el retorno al realismo”, y entonces viene una frase demoledora: “En el solo hecho de no mentir, ven poesía”.

“Me río”, dice Karenina en la única velada que me parece encantadora y no insoportable, “como se ríe uno cuando un retrato es muy parecido”. Y entonces se burla parejo de la pintura y literatura francesa, sobre todo de Zolá y Daudet.

Tolstói también aprovecha a Levin para soltarle un tortazo a Wagner: “El error de Wagner y el de todos sus seguidores consiste en querer introducir la música en el dominio de otro arte”.

Estos temas se ven más a fondo en ¿Qué es el arte?, del mismo Tolstói. Pero quedan bien pintados en Ana Karenina. A veces, el novelista ruso parece visionario; a veces, cuadrado y limitado en sus opiniones, pero eso poco lo demerita, pues él es un artista, y en los artistas lo esencial es que tengan su particular modo de ver el mundo; y más bien hay que desconfiar de quienes tienen palabras de encomio para todos los consagrados.

Con el paso de los años, Meissonier y el arte realista francés han muerto. Zolá y Daudet son un par de moribundos. Wagner y Tolstói siguen vivos; pero creo que el ruso goza de mejor salud.

ÁSS

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