Antonio Velázquez
I
“Tópic se ha vuelto un asco; miles de personas deambulan diariamente por estas calles grises a las que el sol parece haber olvidado, el pavimento agrietado, las casas y edificios más viejos parecen que se caerán con el viento y las nuevas construcciones carecen de pasión y funcionalidad, son un simple juego entre lo barato y lo rápido; este surreal efecto entre lo viejo y hermoso en contraste con lo nuevo y atroz; tiene cierto encanto estético pero convivir se ha vuelto imposible. Cada día construyen más y más unidades habitacionales o edificios llenos de condominios, pequeños cuartos sin motivo ni diseño, tan pequeños que las familias duermen amontonadas; las constructoras hoy en día no piensan en el impacto que generaran tan sólo se ocupan de la ganancia, es decir, cada nuevo edifico tiene alrededor de 500 a 1000 habitantes más, miles de historias se conectan, viven diariamente en el mismo espacio que otras cincuenta mil y deben convivir.
“Los golpes demográficos que ha sufrido la ciudad a lo largo del tiempo se aprecian en su estructura, al principio la ciudad estaba diseñada para armonizar con el entorno, dejar que todos los edificios y casas tuvieran la misma accesibilidad y servicios. Todo ha sido muy rápido, primero los grandes talleres, después las grandes industrias y ahora los nuevos edificios de oficina que se roban el mejor paisaje que había sobre la colina. Sobre todo se nota al abrir un plano de la ciudad y ver como las secciones iniciales, que no eran parte de la ciudad sino pueblos aledaños, son círculos equidistantes donde cada uno era una comunidad; el apresurado cambio y la gran cantidad de gente que busca un lugar dentro de la urbe y sus actividades comerciales provocó que las asentamientos poblacionales se volvieran más geométricos, rectángulos consecutivos que generan tedio al mirarlos en el mapa, se traducen en calles gemelas y solitarias, llenas de edificios sobrepoblados, donde una habitación para 4 personas es habitada por una familia de 10, son barrios hechos al golpe de la modernidad, carentes de identidad.
“Otro punto es el transporte que cada día es menos para el número de personas que se incrementa a diario, en el tren ya no cabe ni un alma y en los camiones la gente va colgada de las escaleras, todo aunado a un sentimiento de chingar o chingarse que ostenta cada ciudadano como si lo tuviese tatuado en la conciencia, causado por la falta de empatía que genera nuestra gris y caótica ciudad cada que andamos por ella. Ojala el mayor problema fuera el transporte o el tedio del ritmo geométrico plasmado en el mapa, la sobrepoblación junto con la falta de identidad y empatía generan desempleo, desconfianza y descontento que se traduce en violencia generalizada: muertos cada día en las esquinas del barrio, robos a mano armada, delincuencia organizada, secuestros, fraudes y asesinatos son las noticias cotidianas que se leen en primera plana”.
Estos, son los pensamientos que rondan la mente de un “arquitecto”, después de tres porros y un montón de Netflix, así pasa cuando acabas de ver Breaking Bad, y no sabes que será de tu vida ahora. Los días se han vuelto rutinarios desde que deje la escuela: despertar, fumar cigarro tras cigarro de marihuana, preparar un desayuno rápido, revisar la cuenta del banco para asegurarme que el dinero que mandan desde el norte mis padres indocumentados haya llegado, tomar dos litros de café, y mirar tv o jugar xbox hasta que Arturo llegue y salgamos a tizar por el centro de la ciudad. A mi parecer, es una buena vida.
Arturo es un tipo diligente, bien portado y con un empleo prometedor; estudiamos arquitectura juntos pero yo desistí, no soportaba lo banal que resulta hacer un edificio para que otro llegue y lo tire en aras de la innovación. Aunque Arturo también fuma como estúpido, tiene una meta clara, llenarse los bolsillos de plata y despreocuparse de la vida. La sigue al pie de la letra y lo logra sin problemas, maldito cabrón.
A veces nos vemos con algún dealer para fumar hidropónica, otras abordamos algún bar donde toque la banda de Frank, el jefe de Arturo. También disfrutamos de caminar y caminar sin un rumbo fijo, encontrar los escondites de la ciudad; bares y pulquerías donde hablamos y bebemos con los verdaderos héroes de esta ciudad, los adictos, los resignados les llamo yo; los que ya no esperan nada y con eso han ganado todo. Al platicar con ellos encuentro más pasión por la ciudad que en ninguna clase que tuve jamás, además de tener las más increíbles historias sobre escapes de la policía o palizas propinadas a diestra y siniestra, hablan de la ciudad como su teatro, como su puesta en escena; no son muy lucidos pero vaya que hablan. Hablan de la vida, de la muerte, narran historias de cómo llegaron a la calle, a tal o cual trabajo, se les ve despreocupados, no sucios pero tampoco limpios, con unas heridas aquí y otras allá, marcas de guerra dicen a quien se atreve a preguntar, y una mirada cristalina que delata su estado. La mayoría son viejos sin quehacer, hay uno que otro que es un escritor o algún periodista, recuerdo muy bien a uno, su nombre era Aurelio, este pobre tipo dedico toda su vida a escribir historias sobre mitos en la ciudad. Era un periodista excepcional pero las historias que perseguía no eran más que fantasía barata. Sin embargo el periodista defendía a capa y espada su trabajo, después de muchos pulques, cerveza y mezcal terminaba diciendo que conocía la ciudad mejor que nadie, compartía la historia de los hombres rata inclusive narraba que la entrada estaba bajo una iglesia del centro, o nos contaba como conoció al fantasma de Pedro Infante y lo ayudo a cumplir su última voluntad, también estaba aquella historia disparatada sobre la conspiración más grande la historia como él la llamaba. A esa no le preste atención. En fin, él es tan sólo un ejemplo del tipo de gente que puede uno encontrar en estos sitios de recreación.
Son las 4 de la tarde y vibra mi celular sobre el restirador polvoriento en el que pase los primeros semestres de la carrera matándome sin dormir ni comer para entregar planos inútiles que lucen mejor hechos a computadora, ahora ocupo la mesa en tareas más útiles como ver películas, comer o coger. Arturo esta abajo y quiere que vayamos a la casa de Frank; Tomo lo necesario al salir: hierba, pipa y encendedor, la santa trinidad, le decimos; bajó y por fin veo el sol en todo el día; el piso de Frank esta en el centro de Tópic, un lugar sin ley donde se vende toda clase de cosas desde películas piratas y utensilios del hogar hasta armas y drogas duras. Arturo es un excelente arquitecto, crea diseños sin igual y se apega tenazmente a cada regla de estructura, sin embargo para Arturo, Frank es el súper hombre pues además de ser su jefe directo, estudia la maestría en urbanidad ecológica, es bajista en una banda de jazz y tiene una novia trofeo. (rubia, ojos claros y cuerpo de gimnasio) Arturo luce como un niño cuando andamos en casa de Frank, le pregunta por cada pieza de colección de Star Wars que tiene, idolatra su forma de cultivar marihuana en su propio cuarto, extiende una serie de elogios que me producen vomito, yo sólo voy porque su hierba es buena y lo que es mejor, es gratis, gracias al lameculos de Arturo por supuesto.
Para llegar tomamos el tren y su gentío insoportable, vamos tan apretados contra las puertas que apenas y podemos movernos, transbordamos dos veces y llegamos a la estación indicada, no sin antes empezar una pelea tras otra al sentir un empujón o un codazo en la espalda, al caminar del tren al piso comenzamos a fumar, una y una hasta que ambos nos sentimos a tono.
-Hey no la prendas tan a la vista, cuidado con los puercos. Me dice Arturo.
-No te preocupes tanto, cuando te toca, te toca; mientras sigue fumando.
-Eres un despreocupado porque tus padres te lo mandan todo; dinero, ropa, muebles; creo que una vez te mandaron hierba.
- Ya no jodas y fuma.
El edificio de Frank es más bien un hoyo de drogas y adictos que tienen como prioridad otra dosis antes que la renta. Nos topamos en la entrada con el sujeto de “seguridad” un piedroso malencarado que se ve de armas tomar, moreno, mide dos metros, músculos más grandes que nuestras cabezas y mirada de asesino.
-¿A quien buscan?
-Frank. Dice Arturo mientras el gorila nos mira con desconfianza. Con un movimiento de cabeza señala las escaleras.
Subimos hasta el tercer piso, el edificio esta hecho una porquería y huele a orines por todas partes, grupos de adictos fuman piedra en una lata mientras subimos, uno se desmaya, a nadie le importa, continúan drogándose y rolando el instrumento que cada tres turnos necesita un poco más de piedra sobre ella. Frente a la puerta de metal oxidado con el numero 307, tocamos y aparece Frank, en bata y con un porro en la mano, termina un proyecto; no es muy claro al decir lo que ha logrado terminar pero eso no importa supongo que algo importante porque se siente feliz, tan feliz que fumamos hash y hierba california para festejar, vimos el show de los 70´s y Arturo fuma mientras agita de un lado a otro un sable laser edición especial de Star Wars, que Frank acababa de recibir por Amazon, ese que usa kylo Ren, el que hasta la empuñadura se ilumina. Tocan a la puerta y Frank abre.
-¿A quien esperará? Pregunto nervioso porque se la respuesta.
- No lo se, seguro a su novia.
Efectivamente Kari entra por la puerta, mis nervios tan sólo responden a lo que ocurrido el sábado anterior que fuimos a una fiesta y comenzamos a coquetearnos con la mirada, mientras Frank estaba en el baño del bar o en algún otro lugar, nos escabullimos hasta el estacionamiento para besarnos, al menos ese era mi plan pero las cosas se supusieron raras y terminamos por escapar hacia mi departamento donde follamos toda la noche, supongo que es algo normal después algunas líneas de cocaina y whisky, lo que me provoca ahora nervios es que cuando desperté ella ya no estaba, cuando tuve la genial idea (sarcasmo) de mandarle un mensaje, contestó:
“Lo de anoche no pasó”, “Le dije a Frank que me sentí mal y tome un taxi a casa”, “Cierra la boca, por fi”.
Al entrar luce natural, sin nervios ni titubeos me saluda después de besar apasionamente a Frank, se sienta y comienza a mirar la tv en el sofá de junto mientras Frank y Arturo se baten a duelo con sables laser hasta caer al suelo victimas de un viaje increíble que sólo la hierba california puede brindar.
-Escucha, te arregle una cita con una amiga. Me dice Kari
-¿Una amiga?, ¿Quien es?, ¿Por que?, ¿Esta chida?
-Tranquilo; es una amiga que acaba de terminar la carrera en Guacayama, la ciudad al bajio; se muda par acá y es nueva en la ciudad, escribe una tesis, necesita quien la lleve a la biblioteca, los archivos y así, que la guie por esta ciudad; entonces pensé en ti, mi aburrido y perdedor amigo. Además siempre estas presumiendo que conoces la ciudad de punta a punta.
-Vamos, muéstrame una foto al menos; ¿no será un monstro de 90 kilos o sí? Pregunto para sonar gracioso y evitar que Frank se inmiscuya en el asunto.
-No te preocupes querido, conozco tus gustos. Guiña el ojo y siento la complicidad en los huesos.
Frank que se levanta del suelo y se incorpora a la platica después de mandar por un cartón de cervezas.
-Te vendría bien una novia Enrique… o quizá te interesan los novios.
-Qué te den por culo. Le contesto
-Mira sólo ve por ella a su departamento y llévala a algún lugar divertido ¿si? De nuevo el guiño al terminar la frase. ¿que a caso Frank no se da cuenta?
Cuando Arturo llega con un cartón de 12 caguamas de Corona la platica de la misteriosa chica se ha perdido entre temáticas psicodélicas y mucha, mucha marihuana; intentamos sacarle por el culo a Arturo esa regla de no beber entre semana. Que ha cumplido desde que entro a trabajar hace 6 meses, al no lograrlo bebemos entre los tres “socios” una caguama tras otra hasta que la caja esta vacía. Hoy despierto con una resaca horrible, aún la casa da vueltas, creo que sigo ebrio, buscó en mi pantalón la bacha que sobro de anoche para curarme el dolor de cabeza pero sólo encuentro una nota que dice: “No olvides tu cita” seguido de una dirección y un teléfono.
II
El tiempo ni se siente cuando esperas en una colonia linda de la ciudad, de esas donde los perros valen más que las personas, no se que hago aquí, Kari no me manda y no puede decirme a quien ayudar o no, aunque coja de lo lindo, no puede. Llevó alrededor de media hora bajo las escaleras de un lujoso edificio esperando a quien sabe quien. De pronto, ella sale del elevador, yo la veo desde la puerta de cristal a punto de irme, cuando la llame para acordar la cita no pensé que fuera así de impactante; es un esbelto y ligero cuerpo que se desliza como danzando en armonía con todos los elementos de la escena, el lujo va tan bien con su belleza; su pelo castaño se mueve a ritmo de la pequeña brisa que entra por la ventana, abre la puerta, yo estoy estupefacto, su cara parece tallada en fino mármol por las manos del más diestro dios que la humanidad pudo idear; el vestido de verano que llega hasta la mitad de sus muslos adquiere la forma perfecta de su cuerpo y su mirada es un desafío para todo aquello que quiera ostentar el nombre de “lo más bello del universo”.
-Hola mi nombre es Natalia, tu debes ser Enrique. Dice relajadamente mientras guarda su celular en su bolsa de diseñador.
-Mucho gusto. Los nervios me traicionan y comienzo a perder la fe.
-Me dicen que eres un tipo cool, vayamos a divertirnos.
-A mi me dijeron que tu necesitabas un guía de bibliotecas.
-Olvida eso, conozco un bar donde podemos fumar y beber cerveza con temática hindú.
Pedimos un Uber y nos llevo directamente a las puertas del bar a las afueras de tópic, al entrar vimos el acceso al comedero de opio y los vendedores de hash que había mencionado, aunque pútrido y maloliente el lugar tenía un viejo encanto que al instante disfrutamos, ella no paraba de hablar sobre negocios y los grandes planes que tenia para el futuro, tampoco paraba de robar la atención de todo aquel que la viera; yo, absorto por su belleza sólo pude imaginar el sabor de sus labios; tras unos vicios más la escena se fue relajando, fumábamos como si no hubiera mañana; ella me seguía el paso a buen ritmo y yo estaba decidido a no caer frente a ella. Pasó lo inevitable y le robe un beso mientras parloteaba sobre una aduana a la que quería ir a trabajar. Al poco rato fuimos a terminar el asunto a mi departamento llegamos casi tambaleándonos y riendo sin cesar. Al concluir el acto Natalia comenzó a contarme su vida, de manera sincera y perfectamente normal hablaba conmigo como si nos hubiéramos conocido desde niños, hablaba de su madre alcohólica y su padre extraviado, la fuerza con que salió adelante a través de becas y un pequeño negocio de ropa que ella misma diseñaba; es todo un estuche de monerías, pensé. Se quedó toda la noche y después toda la semana, no hacia falta que se fuera. Pasamos las noches en antros y bares caros que pagaba con sus ahorros, buen alcohol y los mejores bailes, era yo quien recibía el odio de todos los demás cuando me miraban llegar con ella de la mano.
El piso de Nat ahora abandonado fue tomado por Frank a quien le iba muy bien en su nuevo proyecto, del cual me entere por Arturo, trataba de transportar mercancía de Tópic a todo el país a través del servicio de carga de la constructora; al ser el coordinador sólo necesitaba decir que cajas se enviaban y mentir al declarar que contenían. Ahora cada vez que lo visitábamos tenía mejores y más fuertes drogas de lo que Natalia y yo sacamos provecho; probamos la mezcalina, la cocaína colombiana, LSD, LSA, adenocromo, hierbas totalmente procesadas en drogas sintéticas que te subían y bajaban de un solo golpe, MDMA (éxtasis) y un sin fin de pastillas, todo lo compramos con el dinero que continuaban enviando mis padres. Pronto nos acabamos los ahorros de Nat y el dinero de mis padres dejo de llegar, lo interprete como que habían descubierto mi pequeño fraude. Estábamos tan obsesionados con mantener el ritmo de vida al que habíamos llegado, lleno de antros, alcohol y drogas que le propuse a Frank trabajar para él.
Mi trabajo, consiste en caminar por todo Tópic dejando paquetes llenos de dinero y recogiendo mercancía de primera, de vez en vez vaciaba las bolsas y lograba guardar un poco para distribución personal, mi mercado que son los antiguos compañeros de facultad, hasta el propio Arturo me compraba antes que ha Frank porque siempre le dejaba a mitad de precio lo que quisiera. El tiempo ha pasado muy rápido lleva un año sin beber y ahora tiene más dinero puesto que lo contrataron en el despacho del que era becario; sin embargo mi fructífero negocio nos cobraba caro la dedicación, aunque Nat aún demacrada mantiene su belleza sin igual no conseguimos juntar la renta de cada mes por gastar las ganancias en fiestas y ropa de diseñador para Natalia, cada que pasa eso recurrimos a Frank por prestamos que deben ser pagados con trabajo, trabajo que me permite armarme de drogas para mi y Natalia además de vender, un hermoso circulo de perdición perfecto.
Después de un tiempo, he notado que la relación con Kari va mejorando, es decir, ahora cogemos más seguido; ese puñetas de Frank no se da cuenta jamás, esta demasiado ensimismado en sus negocios que impulsarán su carrera como arquitecto, tiene la estúpida idea de abrir su propio despacho con el dinero de las drogas, no es un tío tonto pero es muy común, nunca hace más allá de lo convencional, inclusive su pequeña empresa de drogas podría derrumbarse en cualquier momento y llevarse al carajo su futuro; en fin, Kari coge como ninguna su pasión y entrega me dejan seco, cada que llevo la mercancía y Frank no esta en el piso, donde ahora viven juntos, nos satisfacemos de todas las maneras posibles, haciendo el mayor ruido posible para llegar al límite perfecto del placer y después ser expulsado del lugar por una kari llena de culpa y alcohol.
III
Mis padres no han enviado el dinero desde hace un año, no se que ha sido de ellos; le llame el otro día a un tío y me dijo que lo último que sabia es que huían de migración por las nuevas leyes xenofóbicas del país vecino; hasta el momento sólo deseo que estén bien, el dinero para bien o para mal siempre llega y se va, entre vicios y desenfreno; Nat se siente enferma puedo notarlo pero siempre que le pregunto lo que tiene se hace la desentendida y consume otra línea, he optado por mejor ya no preguntar. Sinceramente estoy cansado, nunca pensé que salir del sistema fuera tan molesto, el negocio ha crecido y yo doy más rondines que de costumbre, siempre cargado de paquetes con el mejor material para transportarlo; conocer la ciudad me ha salvado el pellejo más de una vez.
Lo único que se mantiene igual es Kari, su pasión y adrenalina por lo prohibido, recuerdo que no hace mucho me hizo salir completamente desnudo a mitad de la noche para encontrarla en un parque desnuda y sobre una manta de picnic para coger furtivamente al aire libre, sólo para que después saliera corriendo y me dejara junto a una patrulla que me subió por faltas a la moral. Frank se ha pasado también de drogas y ahora es un hombre paranoico y sediento de violencia; inclusive Arturo se ha alejado de él y de las drogas después de que se entero que en su despacho hacen antidoping cada año para mantener una buena imagen moral; la otra noche cuando Frank nos llevo a golpear transeúntes con el bat desde el auto deportivo que compró decidió bajarse en pleno movimiento, yo no lo hice básicamente porque Frank es el que paga la renta, al principio fue divertido pero cuando empezó a correr sangre me juré jamás volver a acosarme con su novia, no lo cumplí.
Al llegar a casa me encuentro con Nat sentada en una esquina jalando su cabello hasta arrancarlo de raíz, me duele verla así pero no puedo hacer mucho sé que si le digo algo tan sólo me ignorará y saldrá con algún yunkie por más cocaína, no quiero ni imaginar qué les ofrece a cambio de un gramo. El piso inclusive luce más sólo hemos vendido muchas cosas para poder sobrevivir; la tv, las computadoras, los celulares, lámparas y hasta el refrigerador fueron a dar a manos de un usurero que nos da apenas la tercera parte de lo que valen pero es una situación necesaria. Ya que no hay mucho que comer y a decir verdad sólo ocupamos el tiempo en viajar, nuestra nueva droga favorita es el cristal; ha dejado los dientes de Nat irreconocibles, se han caído y carcomido por fumar ese desmadre en vez de inhalarlo, su cabello a perdido el lustre que tenía el primer día que la vi.
Hoy por la tarde, luego de dar el rondín necesario y dejar la mercancía junto a Kari desnuda, regrese a casa sólo para encontrar a Nat tirada en el suelo y vomitando de lado; al parecer se paso de verga con el cristal y ha volado su cerebro, corro desesperadamente para pedir ayuda pero es en vano nadie esta cerca del departamento barato que habitamos, nadie escucha los gritos de un maldito adicto que seguramente esta delirando; llamo a la ambulancia pero mi celular fue cortado por no pagar a tiempo el estúpido baucher, Nat no puede respirar y se ahoga con su propio vomito, comienza a convulsionarse e intento levantarla pero las fuerzas me fallan y sólo consigo tirarla de nuevo al suelo; le grito al oído que no se vaya, que vuelva, que la necesito, que sin ella la maldita vida no tiene sentido y que nunca me perdonare si algo le pasa; porque yo soy el culpable, yo soy el hijo de puta que la puso en esta situación, yo sólo debía llevarla a una biblioteca. Le pido a dios que la deje, grito al cielo que ¡¡¡¡ella no tiene la culpa!!!, ¡¡¡¡¡yo decidí esta puta vida!!!!!! Grito una y otra vez; no me escucha ni dios, ni ella; sus ojos están en blanco y se salen de sus orbitas, la moneda esta en el suelo, acabo de perder la mayor apuesta contra el destino, su corazón deja de latir y sólo entonces deja de vomitar y convulsionarse.
IV
El funeral fue un asco, sólo estábamos Frank, kari, Arturo y yo; sin mencionar a la madre de Natalia que tan sólo miró la caja gris en la que metieron el cuerpo no muy bien embalsamado y se echo a llorar, Nat estaba irreconocible para ella, que nunca vio en su hija aquel grado de desgaste por las drogas; así sólo se limito a secar sus lagrimas después de un rato, abofetearme y retirase; sinceramente la entiendo; quizá si Nat no me hubiera conocido nada de esto habría pasado.
Frank tocó a mi puerta y empezó a quejarse:
-¿Por qué no has ido a trabajar?
-Deja de patearme las bolas, estoy en pleno duelo.
-Duelo mis huevos, ya llevas tres semanas drogándote con lo que me has robado.
Dijo al mismo tiempo que sacaba un arma de la espalda y apuntaba a mi cabeza.
-Sí, te robe ¿y? Si quieres acabar con esto dispara de una puñetera vez.
Guardo el arma en su espalda y comenzó a reírse como un maldito idiota
-Yo no te mataré, aún debes trabajar para mi ¿recuerdas?
-Ya no tengo porque trabajar, que te den por culo.
-Mira, hagamos esto; si haces este trabajo te dejaré en paz, no te cobrare todas las drogas que te robaste e inclusive te daré algo de pasta para que te largues y no pienses más en este mal momento; verás que te caerá mejor mudarte.
Como están las cosas al parecer fue una pendejada hacerle caso. El muy hijo de puta me puso una trampa; tan rápido como llegue a recoger el primer paquete llego un escuadrón completo de policías y agentes especiales que me inmovilizaron y llenaron los bolsillos con todas las drogas que hallaron, cuando acabaron de darme la putiza de mi vida me desmaye y lo último que recuerdo es a Frank fuera de mi celda en el MP diciendo:
-Creíste que te podías joder a mi novia una y otra vez sin que me diera cuenta ¿no?
-Con tu consentimiento o sin él, lo hice; pendejo.
-Espero que disfrutes tu estancia en la cárcel. Por tu edad seguro serás la nueva puta del lugar.
-¿Cómo tu novia cuando me conoció?
-Espero que te acompañe ese buen humor cuando te culpen asesinar a Nat dándole heroína en vez de cocaína con toda alevosía y ventaja.
-¿cómo sabes que eso la mató? ¿Acaso tú….? ¡¡¡¡Hijo de puta ven aquí!!!!!
- Así es mi jodido amigo, a mí quien me la hace, me la paga.
-¡¡¡¡Ven aquí hijo de puta!!!! ¡¡¡¡¡Te voy a matar!!!!! Arrancare tus viseras con mis manos y se las daré a los perros.
- No te acabes la voz, ya todo esta hecho; cuídate en tu infierno privado… amigo.