El deleznable acto de la lectura

Toscanadas

¿Por qué? Porque "en promedio se publica una mayoría de libros deleznables", escribe David Toscana.

Pocas cosas son tan desconsoladoras como estar obligado a leer un libro que no nos interesa (Especial)
David Toscana
Ciudad de México /

Aunque una de las actividades a las que dedico más tiempo es la lectura, no puedo decir que ame la lectura, así en general, sino que amo leer sólo los libros que amo leer. No me gustaría ser dictaminador para alguna editorial; tal como no me gusta ser juez de premios literarios. Varios editores me dicen que le van perdiendo el cariño a la lectura por tener que leer tanta bazofia que comoquiera terminan publicando.

Y es que pocas cosas son tan desconsoladoras como estar obligado a leer un libro que no nos interesa. Por eso no soy muy afecto a regalar mis libros y tampoco tengo afición por recibir libros regalados. Cuando un colega escritor por el que siento poco interés me regala un libro, empiezo a sentir angustia. ¿Qué le voy a decir la próxima vez que lo vea? ¿Que no leí su libro? ¿Que no me gustó? Si bien lo cierto es que en ese sentido casi todos solemos ser unos caballeros; y apenas existen algunos impertinentes que luego luego están preguntando: ¿ya leíste mi libro?, ¿qué te pareció?

La lectura, vista como un azar, me parece un acto deleznable, porque en promedio se publica una mayoría de libros deleznables.

Visité la página de Amazon.es y hallé con cierto pasmo que hay una sección llamada “Literatura femenina”, la cual está a su vez dividida en varios apartados: “Amistad”, “Divorcio”, “Hermanas”, “Madres e hijos”, “Mujer contemporánea”, “Mujer soltera” y “Vida doméstica”.

Entre los libros más vendidos, se hallan títulos como Una bruja sin escoba, Algo más que echarte de menos, Si me quieres, no me dejes ir, Todo comenzó con un beso, La mirada del amor, Solo por amor, Mientras mirábamos al cielo, Número equivocado, hombre perfecto y Olvídame tú, cuyo texto de contraportada dice: “Un apasionante romance contemporáneo entre un padre soltero y una dulce niñera”. Ojalá no me tilden de machista por decir que todo esto es pura cuacha.

Por no dejar, bajé la novela del Número equivocado…, pero no pude pasar de la segunda página. “Jenny tuvo su primer hijo a los veintidós y a los veintiocho ya iba por el tercero… Ahora, a los treinta y dos, está divorciada… intentando hacer de padre y madre a la vez… mientras su ex se comporta como si tuviera otra vez dieciocho años”. Me pregunto qué sería de mí si estuviese obligado a leer la novela completa. Me salté para ver el último párrafo: “Voy a nadar hasta ahogarme en lo que sea que me ofrezca esta noche y a despertar mañana en sus brazos. He tomado mi decisión. Llegó a mi vida por un número equivocado, pero, definitivamente, es el hombre perfecto”.

En busca de más basura, indagué si Amazon tenía algo llamado “Ficción masculina”, pero no.

​LVC

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