Trevi-Andrade: la cantante y el monstruo

Personajes

“El caso criminal que México dejó en la oscuridad” es el subtítulo de 'Todo a la luz', libro en el que Karla de la Cuesta expone el expediente judicial del suceso más escandaloso y dramático de abuso sexual y trata de menores en el país.

Gloria Trevi y Sergio Andrade conformaron el Clan Trevi-Andrade. (Archivo)
Andrea Serdio
Ciudad de México /

El llamado Clan Trevi-Andrade, del que también formaba parte María Raquenel Portillo, conocida como Mary Boquitas, ha estado bajo el escrutinio público desde finales de los años noventa del siglo XX al ser acusado de secuestro, trata de personas, corrupción de menores y otros graves delitos. Después de ser buscados por la Interpol en varios países, ser apresados en Brasil y deportados a México, tras un breve periodo en la cárcel, los tres fueron liberados, retomando sus actividades profesionales, ellas en el mundo del espectáculo y él como músico, narrador y poeta —entre sus obras se encuentra Revelaciones (Planeta, 2002), publicitado por su editorial como “Un alegato contra el linchamiento de que fue objeto mediática y judicialmente por el caso Andrade-Trevi”.

La primera en poner los reflectores sobre algunos aspectos de lo que sucedía al interior de esa organización presuntamente de promoción y formación artística, en la que se reclutaban adolescentes con la promesa de convertirlas en estrellas tan exitosas como la intérprete de “Pelo suelto”, fue Aline Hernández, quien estuvo casada con Andrade, como lo estuvo también María Raquenel, en su libro La Gloria por el infierno (Grijalbo, 1998). Muchos otros testimonios han aparecido desde entonces, entre ellos los de Trevi y Portillo, sobre el mayor escándalo ocurrido en la farándula mexicana, que trasciende, desde luego, ese mundo para incrustarse de lleno en una sociedad que tolera la violencia contra las mujeres y en la fragilidad de la justicia de nuestro país para castigar el abuso y la violación de menores.

En este contexto aparece Todo a la luz (Grijalbo, 2024), de Karla de la Cuesta, quien, junto con sus hermanas Katia y Karola, fue una de las protagonistas de esta historia de extrema crueldad, de chantaje sentimental, de agresiones verbales y físicas, de abuso sexual.

Portada de 'Todo a la luz', de Karla de la Cuesta. (Grijalbo)

“El caso criminal que México dejó en la oscuridad” es el subtítulo de este libro cuyo sustento no son solo los recuerdos de Karla, sino los miles de documentos alojados en el expediente del caso ventilado el año 2000 en los juzgados de Aquiles Serdán, Chihuahua. Son testimonios dolorosos, demoledores, que muestran la indefensión de niñas y adolescentes ilusionadas con estar cerca o alcanzar la fama de su estrella más admirada, quien, con Portillo, las encauzaba para que accedieran a tener relaciones con un hombre mucho mayor que ellas.

En las primeras páginas, la autora dice: “Soy Karla de la Cuesta, abogada y activista de derechos humanos. Gracias a ambas actividades hoy soy capaz de entender lo que viví como víctima de abuso y explotación, y también de ayudar a otras mujeres, niñas y jóvenes que vivieron situaciones similares”.

Karla habla de las estrategias de reclutamiento de las víctimas del famoso clan, de su calvario y el de sus hermanas, de las golpizas que eran sometidas por Andrade, pero, sobre todo, con el expediente entre las manos, les da voz a muchas otras de sus compañeras de sufrimiento; además, hace el recuento de la manera como el caso fue abordado, con amarillismo, burla o escepticismo, por muchos medios en México y la manera como las autoridades lo trataron con una alarmante tibieza, con sentencias ridículas para los inculpados.

Es imposible salir de la misma manera que se entra en este libro, un compendio de crueldad extrema y sufrimiento, todo para complacer la vanidad de un psicópata y sus aliadas. En especial de una estrella en su esplendor y un productor enloquecido e insaciable. “La cantante y el monstruo” los llama Karla de la Cuesta. Tiene razón.

AQ

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