Se vuelve música en el arpa eólica,
en unas campanillas japonesas,
inventa agua del pozo; en un molino
enorme, desde el mar, y con el sol
—nubes primero y lluvia, ríos, mar
de nuevo— gira, hace feliz la piel
y orondas a las velas; equivoca
destinos al pasar, provoca encuentros
insólitos y sueltos, es el viento
un portento de máquina aleatoria.
Nota
Se trata de un juego. Los versos están pizcados del ensayo “La propensión a los encuentros felices”, que forma parte de La poesía en la práctica. En 1985, Gabriel Zaid “descubrió” un “soneto desconocido” de Sandoval y Zapata, que entresacó del Panegírico a la paciencia, escrito en aquella prosa novohispana y barroca. En Leer poesía (Random House Mondadori, México, 2009), Zaid relata el método y los pormenores de aquellos hallazgos. Nada podría ser más lejano de la prosa de Zaid, castigada y nítida, que la de Luis de Sandoval y Zapata, de modo que no hay esperanzas de hallar un soneto con sus rimas completas de entre páginas de un ensayo breve, pero quede este modesto homenaje.
Julio Hubard