Un viento llamado Francesca Gargallo

In memoriam

Escritora, poeta, feminista, la autora de Verano con lluvia nació el 25 de noviembre de 1956 en Siracusa, Italia, y murió el 3 de marzo de este año en la Ciudad de México; este texto es un homenaje de uno de sus amigos más cercanos.

Francesca Gargallo, 1956-2022. (Foto: Salvador Castañeda | INBA)
Eduardo Mosches
Ciudad de México /

Todo inició en Sicilia. Tierra rebelde ante el poder absoluto. El aliento inconforme estaba en los olivos de la isla. Pero ahí estaba, también en Roma, estudió, discrepó, pasó por la academia y ya entrando los fértiles 20 años, como buena navegante siciliana, enfiló su barca personal hacia tierras americanas. Su viento siguió moviendo vidas. Se encontró en tierras nuevas con enormes retos para conocer y desentrañar. Decidió, con la inusitada rapidez de acción que la caracterizaba, tomar el español como su lenguaje de escritura, tanto en ficción, poesía o ensayo. El italiano se recluyó para el espacio de la familia y amigos italianos. Escribiendo, dando clases y peleando intensamente contra el patriarcado y sus secuelas.

Enarbolaba un feminismo de embate y participación popular. No se adhiere al concepto del empoderamiento femenino, lo visualiza como una acción que es una aparente solución individual. No social, colectiva y gregaria. Las relaciones humanas como el gran espacio activo de la existencia. Viajar por el México profundo, hablar con la gente de un pequeño pueblo norteño, ahondar entre realidades dolorosas y viejos papeles de archivos, marchando en tierras secas, provistas de angustia y afectos. Salir de los desiertos para adentrarse en la selva, con sus sonidos, ruidos, desgracias y tumba árboles. 

Viajar era romper los límites de las fronteras, pasar por Belice, ahondar y descomponer el desconocimiento sobre esa parte multilingüe del continente. Fue parte de su tarea. Se encaminó a ahondarse en sus desconocidos espacios. La vida la hace madre y su hija, Helena, es activa participante en los viajes al desierto mexicano y a otros en distantes países, y su aparición en las novelas. Ahí está, es su testigo activo. Así lo dice: “…Mi hija se pega a mi cuerpo. Se trepa a mi oído. Así nos decimos secretos. Te quiero; te quiero es nuestra confidencia mayor, la clave para acceder a la intimidad. Y te quiero me mueve las entrañas, me toma en la boca del estómago, a la vez me quita la respiración y me la insufla, es placer y pánico. Abracé su cuerpecito que se duerme seguro en mi pecho; mientras paso mi mano por su espalda flaca me brota un lamento, una de esas roncas canciones de cuna que todas las mujeres del sur sabemos desde siempre. Canté toda la noche”.*

En sus narraciones, como las del libro Manantial de dos fuentes, hay personajes que presentan con cierta claridad su visión de mundo, a veces las dificultades de comprensión y acción, nada puede ser lineal, el descubrimiento de las sexualidades, su actuar como mujer independiente, enfrentando patriarcados culturales y literarios. Ahí dejo una pizca literaria: “La cultura nacional puede ser una coartada perfecta para no asumir responsabilidades frente al cambio de nuestras actitudes, lo regañó en broma Mariana. Imagínate, como italiana, yo debería pasármela robando a cuanto amigo me rodea y gritando y moviendo las manos para repetir tópicos que ya eran comunes en el siglo XVII. Debería decir que añoro la cocina de mi mamá. Afirmar que estoy en crisis…. Me niego a no reír, a no bailar, a no atreverme, de la misma manera que niego el supuesto de la inferioridad femenina o de la imposibilidad de nuestra relación. Cada persona que rompe con el rebaño, aún sin proponérselo, le demuestra a esa misma manada que cada uno de sus componentes puede hacerlo también…”.

Fue partícipe e iniciadora de los programas de estudio de la carrera de Creación literaria y Filosofía, en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Determinó dejar la academia después de diez años de actividad. Su participación como investigadora del feminismo se ve representada en sus libros, publicados en la UACM: Ideas feministas latinoamericanas y Feminismos desde Abya Yala. Sus largos viajes por el continente, su diálogo a lo largo de años con mujeres que construyen desde su realidad un pensamiento acerca de las formas del ser mujeres y el rol político. con gran énfasis en Centro América y por el sur del continente, la llevaron a acercarse con mujeres activistas populares y feministas, lejos de la academia. Por otro lado, una amistad muy cercana y muy querida, fue con Berta Cáceres, una importante líder indígena activista y defensora ambientalista en Honduras, que fue asesinada en 2016, por un acuerdo de facto entre transnacionales y el ejército. A pesar de su reconocida y simbólica sonrisa, la tristeza la invadió con suma intensidad. La matanza persistente de mujeres y activistas es parte de una actitud generalizada de los estados llamados nacionales, en América Latina. Confluyen los intereses económicos del gran capital, con la visión patriarcal que desprecia a la mujer como ser social y humano.

El viento sopla, y susurra.

Dejar que sus textos hablen es un poco la intención de este sencillo homenaje a la querida Francesca Gargallo. Cerraré con un fragmento de un poemario Se prepara a la lluvia la tarde, que de acuerdo a lo que podemos leer del mismo, los poemas muchas veces, nos cuentan una historia y la hacen colectiva:

“Nací viajera/ sombra de un tren sobre las zarzamoras/ huella de barco. Me vive lo que todavía desconozco y lo ya recorrido/ el aire brioso de los Andes/ el mar Caribe/ la noche en una ciudad de invierno. Entonces tomo la mano que pinta las calles, le ordeno un cartel que se vea desde muy lejos: La calle es de quien la camina,/ las fronteras son asesinas.


“…Para decir nací de vientre/ para gritar/enloquecer de ganas de justicia. Cuerpo con cuerpo/ semen, semilla y viento/ sin escisión alguna /perfumada miel del sudor más trabajando. Y piel/ Andariega al fin, al principio, andariega./ Cuerpo que es alma y camino./ Cuerpo que muerte y por ende piensa/ se estremece en la evolución de la especie/ juega en el paso del tiempo”.

El viento sigue creando tormentas en el pensar y en el sentir. Hasta pronto Francesca.


*Fragmento de marcha seca. Era, 1999

AQ

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