“Quiero abrazar el mundo como el agua a la tierra”: una charla con Goran Petrović (1961-2024)

Entrevista

El prestigioso escritor serbio, fallecido el pasado 26 de enero, habló en entrevista (una de las últimas que concedió) acerca de sus inicios en la literatura, su oficio narrativo y del ambicioso proyecto literario que ahora ha quedado inconcluso.

Goran Petrović, autor de 'Papel con sello de agua'. (Foto: Ángel Soto)
Ángel Soto
Ciudad de México /

Goran Petrović tenía la mirada honda. Una M bien definida en su ceño le coronaba los ojos y teñía de gravedad su semblante balcánico. No obstante, esa fachada palidecía ante su buen sentido del humor. De hecho, no era difícil hacerlo reír.

En septiembre de 2023, el escritor serbio visitó la Ciudad de México. Conversé con él durante 30 minutos, gracias a la mediación de la traductora Dubravka Sužnjević. Durante la charla recordó —con esa sonrisa que surge del encuentro entre la memoria y la nostalgia— sus años de infancia y su primer texto publicado, un cuento de ciencia ficción que escribió con el mecenazgo anímico de su profesora de Literatura en cuarto grado.

Me contó también acerca del proyecto Novela delta, un ciclo que constaría de varias novelas. “Serán más de diez y menos de cien”, dijo con picardía. Por supuesto, bromeaba… hasta cierto punto. En realidad, dijo, no serían cien, pero sí poco más de una decena. Su visita a México obedecía a la promoción de la primera de ellas, titulada Papel con sello de agua (Sexto Piso, 2023).

Había trazado un plan minucioso para este ciclo, cuya trama abarcaría 600 años, desde el Medievo hasta nuestra época: la primera novela ocurriría en Italia; la segunda —titulada Iconostasio del mundo conocido, que también publicará Sexto Piso en los meses próximos— se desarrollaría en Grecia, Belgrado y el Imperio Otomano; la tercera, en Constantinopla, Venecia, Belgrado, Sicilia. Las siguientes dos o tres —para entonces aún no determinaba con exactitud esta cifra— transcurrirían durante el siglo XVIII, y el resto se ocuparía del XX.

“Con ese ciclo de novelas”, anotó, “quiero abrazar el mundo como el agua abraza a la tierra, para recordarle a la gente que el mundo es grande”.

        —Es un proyecto de largo aliento —sugerí.

        —¡He estado trabajando 23 años en él! —respondió, alzando por primera vez las cejas y soltando una carcajada que atrajo miradas curiosas.

El aspecto severo de Petrović se difuminaba con facilidad ante los chispazos de jovialidad de Goran. Sin embargo, cuando le pregunté qué lo hacía reír, enmudeció. A su rostro volvió esa mirada insondable que se vuelca hacia sus adentros. Pensó durante varios segundos y finalmente dijo: “Realmente me desconcertaste con esa pregunta… ¡y me hiciste fruncir el ceño!”. Y una vez más se deshizo en una sonora carcajada.

Goran Petrović murió el 26 de enero. Su familia informó a la RTS (Radio y Televisión de Serbia) que el deceso ocurrió “tras una breve y grave enfermedad”. La noticia sumió en el azoro a sus lectores mexicanos, muchos de los cuales se entusiasmaron con su literatura desde la publicación en español de Atlas descrito por el cielo (2003).

La siguiente conversación es un homenaje al autor que, como señaló Alberto Manguel, nos otorgó “una nueva realidad filosófica, metafísica y estética”.

¿Cuándo sintió que se convirtió en autor?

Después del cuarto libro publicado, relativamente tarde. Hace poco leí a un autor turco que decía: “Yo no soy escritor, soy alguien que escribe”. Y tal vez yo le tomaría prestada esa expresión. Por otro lado, a pesar de que en ese entonces yo rechazaba el hecho de que me llamaran autor, me parece que toda mi vida, inconscientemente, me estuve preparando para serlo.

¿Por qué hasta el cuarto libro? ¿Qué cambió con esa publicación?

Porque consideraba que ser escritor era algo muy elevado, superior. No me consideraba digno de ostentar ese título a pesar de haber publicado mis tres primeros libros. El cuarto obtuvo premios, se volvió popular y trajo muchas presentaciones, pláticas, veladas literarias… No es que los anteriores no hayan tenido atención, pero en el caso del cuarto hubo algo distinto. Y ahí me di cuenta de que había caído en la trampa de la escritura y que no había salida.

Escribir y publicar son cosas distintas, ¿cuál es su memoria más temprana con la experiencia literaria?

Me gusta tu comentario sobre la diferencia entre la escritura y la publicación, porque hay un marco que envuelve a la vida literaria, pero en realidad la esencia es el acto de escribir. Todo lo demás es sólo un adorno. Mi memoria más temprana está en la literatura oral: en el Kindergarten tenía un amigo. A diferencia de él, yo leía cuentos de hadas. Entonces, yo le contaba cada mañana el cuento de hadas que había leído la noche anterior. Como no los recordaba a la perfección, agregaba y quitaba algunas cosas. Pero tengo muy presente el recuerdo de sus ojos que se abrían de par en par conforme yo le iba platicando todo eso.

Goran Petrović. (Foto: Ángel Soto)

¿Recuerda el primer texto que publicó?

Fue en el cuarto año de primaria, en una revistilla local. Era un cuento de ciencia ficción que había revisado mi maestra de literatura. No sé por qué, pero yo era el único al que le permitía temas libres en los exámenes de composición. Los demás tenían que escribir sobre el otoño o el primer día de la escuela o cómo habían pasado pasé las vacaciones.

¿Sobre qué trataba este cuento?

Era un cuento futurista. Se llamaba "Invasión", pero no recuerdo bien la trama, jajaja.

¿En su opinión, los libros vienen de otros libros o surgen de la vida, de la experiencia en el mundo?

En mi caso, ambas cosas están entrelazadas. Para mis novelas me preparo con muchísimo detalle. Eso implica leer varios libros sobre el tema que quiero abordar, las circunstancias históricas, cómo se vestía la gente de la época, cómo se veían las monedas, qué comía la gente… En el caso de este libro (Papel con sello de agua), si quitamos todo lo que denota la época —la Italia renacentista— nos quedaría un texto que habla del momento actual. No es por compararme, pero como ocurre con la mejor literatura, funciona cientos de años después de cuando fue escrita.

Al inicio de este libro, sugiere que para el escritor “el pan y el manuscrito sirven para lo mismo, con el primero se sacia la panza y con el segundo, el espíritu humano”. ¿Se siente del mismo modo respecto a su escritura?

En algún sentido, sí. Para mi supervivencia necesito sólo pan y agua, pero para mi vida necesito la escritura. No necesariamente la publicación, pero sí el acto de escribir. En este libro se discute bastante la situación y la posición del escritor: qué tanto es una persona vanidosa, qué tanto es y qué tanto puede ser honesta. Qué significa la creación. Creo que una de las partes más logradas de este libro es la del hombre que hace vitrales, que asume cada encargo nuevo como si fuera principiante, aunque es el más experimentado. Así me ocurre a mí, con cada texto que empiezo, me acerco siempre como principiante.

Libros de Goran Petrović en español

'Diferencias' (2008)

'Atlas descrito por el cielo' (2003)

'La mano de la buena fortuna' (2005)

'El cerco de la iglesia de la Santa Salvación' (2012)

'Bajo el techo que se desmorona' (2014)

'Papel con sello de agua' (2023)


ÁSS

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