Antonio Riestra
Isla de Capri,
a treintaiséis minutos de canciones, sin embargo,
de Xalapa.
Una cabaña estival (alumbrado el pórtico,
los barqueros señalan desde sus fogatas esta —grande en pequeño—
alma:)
hicimos libromancia bajo aquel farol,
colgamos, sin saberlo, una estrella invisible en el dintel
–ahora vuelta a colgar.
Primeros movimientos panza adentro, intuiciones sonoras.
Bastantes casitas alrededor cumplen, con ella,
un solo apaisado paisaje.
El marco que la enmarca se llama (y llama) tu vida.