Cronenberg y Mortensen: la hermosura de la violencia

Cine

El actor y el director han explorado en tres exitosas películas este sentimiento a veces explosivo y a veces interiorizado hasta volverse masoquismo.

Fotograma de 'Una historia violenta', dirigida por David Cronenberg. (Foto: IMDb)
Fernando Zamora
Ciudad de México /

Habiéndose cancelado el Festival de Cannes algunas de las películas que más se esperaban en el 2020 tendrán que ser vistas en otro momento. Es el caso de Falling, ópera prima de Viggo Mortensen. Uno puede, mientras tanto, ver algunos de los filmes que han llevado a este actor al nivel del artista de culto. Una historia violenta, por ejemplo, marca el inicio de la relación profesional entre Mortensen y Cronenberg.

El actor y el director han explorado en tres películas este sentimiento a veces explosivo y a veces interiorizado hasta volverse masoquismo. Así, a Una historia violenta en el 2005 siguió Promesas del este en 2007. La relación Mortensen-Cronenberg culminó en el 2011 con Un método peligroso, la única de las tres en que el actor no es el ejecutor de la violencia sino el analista.

La capacidad histriónica de Mortensen se pone en evidencia desde los primeros diez minutos de Una historia violenta. Tom es el estadunidense promedio. Un hombre que, sin embargo, evidentemente trae adentro algo reprimido. Igual que su hijo, un muchacho a punto de estallar. El país más violento del mundo tiene una historia larga con personajes así. Los hemos visto en toda clase de series. Pueblan el imaginario de Steven Spielberg y Stephen King. Adolescentes como el hijo de Tom a menudo sufren el abuso de un bravucón. Y el cine violento sirve como espejo ideal en el que pueden identificarse con Mortensen, quien una mañana revienta una taza de café hirviente en la cara de un par de cretinos.

Cronenberg y Mortensen han creado en Una historia violenta a uno de los personajes más acabados en la exploración de este ímpetu que rige al mundo. El virtuosismo de Mortensen estriba en la capacidad para retratar al ciudadano común que es una bomba de relojería a punto de explotar.

Basada en una novela gráfica, la película parece destinada a un público de adolescentes, pero poco a poco comienza a revelarse como una pequeña joya disfrazada de cine comercial. Más allá de las apariencias, Tom tiene algo en el pasado. Y es a ese algo a lo que refiere el título. No es sólo la violencia de un hombre que se defiende justamente de un par de matones; tampoco la justa defensa de un muchacho que un día, fastidiado, decide por fin enfrentar a los bravucones de la escuela. No es ni siquiera la violencia sexual que estalla entre Tom y su mujer cuando ella le reclama y le pregunta quién es.

La violencia a la que están refiriendo Mortensen y Cronenberg se explica durante una secuencia en que un hombre le dice a su hermano que siempre ha querido matarlo. Supongo, confiesa, que todos los hermanos hemos tenido deseos semejantes. Y puede que sí. Lo interesante en todo caso estriba en que los hermanos durante la charla muestran al público dónde está la génesis de esta violencia que cargan: “recuerdo que después de que traté de matarte mi madre me dio una paliza que no olvidaré nunca”.

En este primer trabajo entre Cronenberg y Mortensen la violencia se gesta así, poco a poco, desde la infancia. Es parte de una historia familiar, una historia de violencia que es tan natural en el ser humano como la necesidad sexual. Además, Una historia violenta es hermosa. No sólo porque toca temas profundos en forma ligera, sino porque tiene también escenas que muestran por qué Viggo Mortensen goza de la fama que, a puño limpio, se ha ganado.

Una historia violenta puede verse en México por streaming a través de Microsoft, Amazon Prime y HBO.

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