“Aun sin corrupción, México seguiría siendo un país desigual”: Viri Ríos

Entrevista

En 'No es normal', la académica y analista examina las circunstancias que han perpetuado la brecha económica y la precariedad de las clases medias.

Viri Ríos, investigadora, académica y especialista en políticas públicas. (Cortesía)
Ángel Soto
Ciudad de México /

En México, la democracia desfallece por hipotermia. “Tenemos una organización política de muy baja temperatura”, se lamenta Viridiana Ríos, investigadora, académica y especialista en políticas públicas. “Votamos cada seis años y luego nos retiramos a quejarnos mientras leemos las noticias y vemos la televisión”.

En su libro No es normal (Grijalbo), Ríos analiza uno de los lastres de más sólido raigambre en el país: la desigualdad. Lo hace desde el escudriñamiento de las normas fiscales y laborales, el análisis de datos y la revisión punzante de las circunstancias que avivan la disparidad económica nacional. No es normal, sostiene la autora, es “un clamor por crear una democracia de alta temperatura, en donde nos organicemos y le demandemos a los políticos lo que necesitamos, no lo que nos ofrecen”.

Se piensa frecuentemente que en el origen de la desigualdad se encuentra la corrupción. Se piensa también que ese rasgo es inmanente a la idiosincrasia mexicana (ahí está la famosa declaración del ex presidente Enrique Peña Nieto: ​​“La corrupción es un asunto de orden cultural”). Ríos, sin embargo, defiende otras razones. Según su hipótesis, “aunque México no tuviera corrupción, aunque el Estado de Derecho se implementara de manera perfecta, todavía viviríamos en un México profundamente desigual, porque las reglas del juego están mal hechas”. Ese defecto permite, por ejemplo, un capricho financiero: “México es uno de los países del mundo donde menos impuestos se pagan, una suerte de paraíso fiscal disfrazado de país en vías de desarrollo”, dice Ríos. Y remata, con un dejo de sorna urgente: “México recauda menos impuestos que las Bahamas, que es un paraíso fiscal declarado”.

La incapacidad para aplicar políticas fiscales justas e inflexibles data de los albores del siglo XX. “Del porfiriato a la fecha”, explica Ríos, “nuestros políticos no han tenido la fuerza, la valentía, la capacidad —o todas las anteriores— para hacer una verdadera y progresiva reforma fiscal. Eso es lo que nos ha convertido en un paraíso fiscal: la incapacidad sistémica de crear políticas públicas en donde las élites económicas paguen lo que les toca”.

Afectos al heroísmo, durante décadas los mexicanos hemos fincado nuestras esperanzas sobre el porvenir en la idea de tener un buen presidente. “Hemos entretenido en nuestra cabeza la idea de que cuando llegue ese momento, el país va a ser distinto, pero ya nos han gobernado todos los partidos, de todas las ideologías y de todos los colores. No se trata de quién nos gobierna, tenemos que demandar que las reglas cambien a profundidad. El problema es que hasta ahora los cambios han sido cosméticos, demasiado superficiales”.

A pesar de todo, la confianza de Viridiana Ríos no claudica. “Hay evidencia objetiva de que México tiene mayor potencial del que está demostrando. En el ideal, mi libro dejará de imprimirse muy pronto. Se volverá innecesario porque será un pedazo congelado de esa historia vergonzosa que ya habremos cambiado”.

ÁSS

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