Dirigida por Leticia Cosío, la compañía ¡Viva Flamenco! festeja quince años. Durante este tiempo ha presentado una gran variedad de espectáculos, siempre tratando de innovar su repertorio.
La compañía se presenta el sábado 4 de mayo en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.
Leticia Cosío comparte algunas de sus ideas al respecto en entrevista.
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—Un cantante decía hace poco que a un español interpretar rancheras le imponía respeto, que sería lo mismo que un mexicano quisiera ir a España a cantar flamenco, ¿qué piensas de esto?
Hay que recordar que hoy en día el flamenco está considerado como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Yo pienso que es precisamente por el tipo de sensaciones y de emociones que te crea y que hace que cualquier persona se identifique. Además, nosotros hoy en día tenemos una mezcla de sangre y sentimos esa música.
Yo vengo de familia torera —soy descendiente del primer espada de Rodolfo Gaona—, no estoy de acuerdo con que maten a los animales, pero me gustan los movimientos de salón que tienen que ver mucho con el flamenco. Yo de esto me enteré después porque mi formación fue de danza clásica y contemporánea y tuve la suerte de trabajar desde muy joven en compañías independientes; tuve la fortuna de ganar una beca para irme a estudiar a Nueva York; llegué aquí y comencé a desarrollarme profesionalmente, pero cuando conocí el flamenco me encantó.
Comencé a sentir lo que es hacer percusión con los pies y esa energía de escuchar la guitarra la sentía en mi piel. Escuchar ese cante que se desgarra también me cautivó; y luego está también el palmeo, con lo que también se hace ritmo. Con estos tres elementos —la guitarra, el cante y la danza— me dije: "este es el lenguaje que yo necesito para expresar lo que verdaderamente siento".
—¿Qué sentimientos?
Momentos de lamento, como es el flamenco inicialmente; pero también momentos de burla, porque en la vida te pasan tantas cosas... Y si no te burlas de lo que te sucede, cómo estaríamos.
Pero hay también momentos de alegría y de sensualidad, de paz y de mucha euforia. También, cuando ya lo dominas, te da la oportunidad de poder improvisar, como una comunión.
ÁSS