En un encuentro literario apareció el tema de las palabras que tal o cual escritor no utilizaría. Hubo cierto consenso en no echar mano de una palabra como “inmarcesible”, pero ciertamente son cinco sílabas que los colombianos cantan con frecuencia.
El siglo diecinueve fue época de componer himnos nacionales, y no fue el siglo más saludable para la poesía. Mucho en ellos suena anacrónico, como los imperativos en gachupín. Los conocemos bien: aprestad, empapad, seguid. Aquí lo bueno de “empapad” en nuestro himno, es que rima con “libertad”, pero eso está en una estrofa que no se canta. A mí me gustaría cantar: “con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!”
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Hay versos a los que el tiempo les dio la pátina de mala poesía. “Tornaranse sus lauros sangrientos / en guirnaldas de mirtos y rosas” o “Si a la lid contra hueste enemiga / nos convoca la trompa guerrera”.
Hay una estrofa que me gusta, pero no está incluida en el himno oficial. “Ya no más, de tus hijos la sangre / se derrame en contienda de hermanos / sólo encuentre el acero en sus manos / quien tu nombre sagrado insultó”.
El himno argentino dice: “Oíd, mortales”; el boliviano: “Loor eterno a los bravos guerreros”; el chileno: “Puro, Chile, es tu cielo azulado”; el colombiano: “gloria inmarcesible”; el de Ecuador comienza: “Salve, oh Patria, ¡mil veces! oh Patria”; el paraguayo: “Enalzaron el gorro triunfal”, del verbo enalzar; el venezolano: “y desde el Empíreo el Supremo Autor”.
Imagino al buen Francisco González Bocanegra cuando recibió la noticia de que su poema había sido seleccionado por el jurado. No sé si imaginó que sus palabras se seguirían cantando por los siglos de los siglos. No cabe duda de que escribir un himno, con el diccionario de rimas a la mano, debe ser tarea poco creativa porque ¿qué se podía decir? Lo mismo que dicen todos: hablar del enemigo, alentar el patriotismo. Los poetas que trabajan por encargo no suelen andar muy inspirados.
En un concurso para el himno nacional, mejores versos hubiesen compuesto José Emilio Pacheco o Xavier Villaurrutia o Rosario Castellanos o Efraín Huerta o David Huerta o Coral Bracho u Octavio Paz o José Gorostiza o Jorge Cuesta, pero sin duda no habrían podido alcanzar el nivel de lugares comunes que se requiere para ganar un concurso como ese.
Me sabe mal que nuestro himno no tenga la palabra “México”, eme e acento equis i ce y o. Por eso me llega más aquella canción que dice: “Soy puro mexicano / Y nunca me he rajado / Si quieren informarse / La historia les dirá / Que México es valiente / Y nunca se ha rajado / Viva la democracia / Y también la libertad”.
AQ