El tiempo y lugar correctos
Mucha gente cree que en el coordinado sistema del mundo existe un punto perfecto en el que tiempo y espacio logran un acuerdo. Esto incluso es lo que lleva a esta gente a viajar, a dejar sus hogares atrás, con la esperanza de que moviéndose alrededor de esta superficie caótica acrecientan las posibilidades de que ocurra este punto de acuerdo. Aterrizando en el momento correcto en el lugar correcto —aprovechando la oportunidad, atesorando el momento sin dejarlo escapar— significaría que se ha descubierto la clave de la caja fuerte, se ha revelado la combinación, se ha expuesto la verdad. No más pasar de largo, no más navegar entre las coincidencias, los accidentes y las vueltas del destino. No tienes que hacer nada; tan solo hacerte presente, acceder a esa sola configuración de tiempo y espacio. Entonces encontrarás a tu gran amor, felicidad, un billete de lotería ganador, o la revelación de ese misterio que en vano nos ha estado atormentando por años a cada uno de nosotros, o la muerte. Muchas veces por la mañana uno incluso tiene la impresión de que ese momento está cerca, y de que el día de hoy tiene que ser el día en que llegará.
- Te recomendamos Lee el nuevo libro de la Nobel de Literatura Olga Tokarczuk Laberinto
Expediciones al Polo Norte
Recuerdo algo que alguna vez Borges recordaba haber leído en alguna parte: aparentemente, en la época en que los holandeses estaban construyendo su impero, los ministros anunciaron en las iglesias danesas que aquellos que tomaran parte en las expediciones al Polo Norte prácticamente garantizaban la salvación de sus almas. Cuando a pesar de eso se reunió a un grupo reducido de voluntarios, los ministros admitieron que se trataba de una expedición muy larga y ardua, ciertamente no para cualquiera; tan solo, de hecho, para los más valientes. Pero continuaban siendo pocos los interesados. Para no quedar en ridículo, los ministros simplificaron su proclamación: de hecho, cada viaje podría ser considerado una Expedición al Polo Norte. Incluso un breve traslado. Hasta un paseo en un carruaje de pasajeros.
Supongo que en estos días hasta un trasbordo en el metro podría contar.
La psicología de una isla
De acuerdo con la psicología del viaje, la isla representa nuestro más remoto y primordial estado de sociabilización, cuando el ego está de hecho individualizado al grado de haber alcanzado cierto nivel de autoconsciencia, pero sin tenerlo del todo, estableciendo relaciones con el entorno. El estado de isla es aquel que nos hace permanecer dentro de nuestras propias fronteras, que no pueden ser perturbadas por una influencia externa; se asemeja a un estado de narcisismo o incluso de autismo. Uno satisface todas sus propias necesidades por sí mismo. Tan solo el yo es real; el otro no es sino un vago espectro, un Holandés Errante atravesando fugaz el horizonte lejano. De hecho, uno no puede estar completamente seguro de que el otro no sea producto de la propia imaginación, un ornamento que un ojo acostumbrado a la línea recta ha desdoblado en el campo de visión limpiamente hacia arriba y hacia abajo.
Versiones de Juan Manuel Gómez.
Tomado de Flights (traducción por Jennifer Croft del polaco al inglés). Fitzcarraldo Editions, Londres, 2017.
ÁSS