Eugene Kotlyarenko es ruso. O lo era hasta el año pasado. Hoy es un estadounidense de origen ucraniano que ha decidido llevar la documentación de su vida al siguiente nivel. El autorretrato de Kotlyarenko poco tiene que ver con geopolítica y mucho con la que llaman “generación de cristal”.
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0s & 1s, Wonderful Cloud y Wobble Palace (disponibles en MUBI) son una suerte de prólogo para la que es el día de hoy la más celebrada de sus películas, Spree, historia de un asesino que quiere cobrar su cuota de fama por Internet. En el Sundance fue nominada al premio “Next: innovation” y en Sitges al “Midnight X-Treme”.
Es fácil suponer que Kotlyarenko es un innovador y su cine probablemente le guste poco a quien busca para entretenerse una comedia romántica. “Estoy interesada en la realidad y no en la fama y el dinero”, dice Jane. Artista plástica y amante de Kotlyarenko, quien se interpreta a sí mismo en Wobble Palace, la mejor de sus películas hasta la fecha, el Palacio Wobble es esta casa pobretona en la que estos dos se enamoraron cuando, varios años atrás, se conocieron en la fila para votar, ambos, por Obama. Y la frase de ella es aplicable a él.
La obra de Kotlyarenko tiene el espíritu de quien prefiere ser fiel a sí mismo que entrar en el círculo del reconocimiento, el dinero o eso que llaman triunfo. En 0s & 1s, el filme que lo volvió famoso, Kotlyarenko parece identificarse con el adolescente que accede por compromiso a ir a la fiesta de unos compañeros de prepa. Ahí se pone borracho, hace el ridículo y pierde el computador. Lo interesante no es la anécdota sino la forma. Este adolescente, nacido a principios de siglo, más que relacionarse con el mundo se relaciona con esta computadora. Con él, Kotlyarenko comienza a dibujar a un personaje que irá refinando en sus siguientes películas. Con la computadora o el celular, hombres y mujeres trabajan, se informan, escuchan música y encuentran satisfacción sexual. El título 0s & 1s es metáfora de la transformación del protagonista en un programa más de su ordenador.
En Wonderful Cloud, Kotlyarenko vuelve a hacer referencia a su falta de interés por la corrección política. Se interpreta a sí mismo y, en una comedia al estilo de Woody Allen, pero salpicada de guarrerías, el protagonista de Wonderful Cloud es un hombre incapaz de crecer que recibe en su casa a la mujer que le ha roto el corazón. ¿Por qué soporta ella a este cretino que, a todas luces, es un fracasado? Porque ella necesita la firma de él para hacerse con una marca de ropa que puede llegar a valer millones. Y él lo sabe.
Sin embargo, la obra que identifica realmente lo que ha sido la búsqueda artística de Kotlyarenko es Wobble Palace. Esta casa que ha unido a los amantes más, incluso, que su ascendencia rusa está llegando al momento en que empieza a desmoronarse. Él y ella coinciden en que quieren una relación abierta. En esta, que es la única de sus películas en que es ella la protagonista, una pareja decide dividir su casa para tener aventuras sexuales. Reaparece aquí, claro, la obsesión por las redes sociales por el celular y el amor en tiempos de Tinder.
Wobble Palace tiene momentos espectaculares, sobre todo hacia el final, cuando entendemos que, para esta pareja, el amor resulta imposible porque la fama instantánea y el celular se interponen entre ellos. Y no tanto porque sean una “generación de cristal” sino porque los corazones de ambos se quiebran cuando uno sigue queriendo y el otro simplemente ya no.
Wobble Palace
Eugene Kotlyarenko | Estados Unidos | 2018
AQ