Laiza Onofre ofrece en Club de amigos con papás divorciados (UANL) un acercamiento distinto sobre este tema, con frases cortas para armar una pieza “explícita, cruda y fuerte”. Obra que recién salió y de la que platica enseguida la autora regiomontana.
¿De dónde nace Club de amigos con papás divorciados?
Nace del hábito de la escritura diaria. Al registrar mi día a día, encuentro la necesidad de escribir sobre esta experiencia, ya que aparece de manera recurrente en mi escritura. El año pasado comencé a escribirlo con la intención de volverlo un fanzine, pero al trabajarlo, me di cuenta que el mismo texto pedía otra forma y formato.
Lo primero que me llama la atención de tu libro es lo que mencionas de que “uno cree que por ser adulto no le afectará el divorcio de sus padres”, ¿cuál es tu concepción sobre el tema del divorcio después de escribir este libro?
Tal vez mi concepción sobre el divorcio sigue siendo la misma. Me parece importantísimo reconocer cuando una relación no funciona y hacer algo al respecto. En cuanto al punto que mencionas del libro tiene que ver, más bien, con la experiencia personal de la ruptura de la estructura familiar con la que crecí hasta convertirme en adulto. Las rupturas duelen, independientemente de la edad que una tenga, y creo que era importante nombrar y situar esa ruptura.
Hay frases intensas, crudas, melancólicas, ¿cómo trabajaste a nivel narrativo?
Creo que tiene que ver con el proceso de haberla escrito a mano y en la intimidad de la libreta. Las frases así, desde mi experiencia, no me nacen escribiéndolas directamente en la computadora. Hay una pulsión distinta al escribir con la mano y creo que eso responde a la crudeza y a la melancolía de ciertas frases del libro. Me gusta escribir de esa forma y creo que está muy empapado y marcado por las influencias que tengo de leer libros en esos tonos (autobiografías, autoficción, memorias).
¿Qué papel cumplió y ha cumplido la música en el proceso que narras en tu libro?
Es una gran pregunta, porque creo que la música está muy presente tanto en el libro como en mi vida. Quería darle protagonismo, quería honrarla escribiendo sobre el amor que le tengo. Para mí, la música ha sido una base importantísima para relacionarme con todo. Ha sido mi conexión con el mundo, lo que me ha dado vitalidad en momentos en donde las cosas carecen de sentido.
Trabajo escuchando música, hago mis quehaceres escuchando música, me tumbo en la cama contemplando y escuchando música. En general, me ha levantado de momentos muy difíciles y también me ha dado los mejores momentos de mi vida.
Las imágenes son de tu autoría, ¿te agradó cómo se incorporaron en este volumen?
Total, me gusta el diálogo que se estableció entre imagen y texto. También me gusta que hay cierta simpleza en los dos elementos. Siento como si estuviera entrando al diario de una persona que dibuja y escribe, y que me invita a conocerla más.
¿Crees que la familia y el divorcio son temas que en la sociedad se han olvidado o que ya están desfasados por otras situaciones?
Más bien, creo que la que ha quedado olvidada es la comunicación en las relaciones. El arte, ha sido para mí, la vía paralela para construirme el mundo, porque en la vida real pareciera muy difícil expresarse. Pareciera que la incomodidad es algo indeseable, que no hay tiempo ni ganas, ni disposición de escuchar a los demás.
Considero que eso es lo que está desfasándose y también creo que es la raíz de muchas de nuestras problemáticas sociales.
¿Consideras que esta pandemia y nueva normalidad van a influir en las relaciones de pareja, para bien o para mal?
Totalmente. Basta con ver las noticias y darse cuenta de la cantidad de denuncias de violencia doméstica que se han levantado desde que comenzó el encierro. Es una situación tan extraordinaria que, sin duda, expone las grietas de las relaciones y de las personas, pero en la que también, en otros casos más beneficiosos, se fortalecen lazos y hay una intención de autoconocimiento para beneficio de uno mismo y de los demás.