"Las noches púrpura": la fuerza arrebatadora del deseo

Literatura

En su primera novela, la escritora estadunidense Lisa Locascio muestra un panorama del deseo femenino pero también de cómo surgen los machismos y los prejuicios raciales.

"Las noches púrpura", una gran novela contemporánea (Especial).
Verónica Maza Bustamante
Ciudad de México /

Su título original tiene la fuerza de toda la novela: Open me, ábreme. Y eso es justamente lo que en silencio pide, a toda persona que la rodea, la joven Roxana, la protagonista de 18 años de esta novela que en español ha sido titulada Las noches púrpura. Ella desea pertenecer a algo y a alguien, ser vista no por un afán de protagonismo sino porque la fuerza de su interior, las ardientes tormentas de su cuerpo, la enorme inseguridad de su edad, la llevan a buscar —como abeja a la miel— aquello que logre llenarla, abarcarla, completarla. Para ello, necesita una persona capaz de abrirla para poder penetrarla en todos los sentidos.

Roxana es un gran personaje porque no tiene filtros para quienes leen su historia. Al acompañarla podemos entender sus miedos pero también sus deseos, y si profundizamos en la lectura, descubriremos por qué actúa así. Es una chica, un ser humano que acaba de separarse de la infancia, que tiene obligaciones nuevas (estudiar, "ser alguien"), apetencias intensas (metida en el despertar del deseo), una sola amiga (que puede ser tan ruda como tierna), pero ninguna idea de cómo sortear y convivir con todo ello. Por eso, deja su destino a la suerte en un punto de no retorno porque jamás volverá a ser la niña que fue.

No sabe cómo procesar el inminente divorcio de sus padres. No tiene idea de lo que su cuerpo es capaz de hacerle sentir. No se imagina sin su comadre. No sabe cómo actuar frente a un hombre que le gusta. Y, sin embargo, se lanza a la aventura cuando le dicen que cancelaron su viaje estudiantil a París (al que iría con su mejor amiga) pero se lo catafixiarán por otro a Dinamarca, donde no conoce a nadie pero que incluye todos los gastos pagados.

No tiene mucho que perder, así que hacia allá dirige sus pasos sin advertirle a nadie, ni a sus padres ni a su compañera. En Copenhague se encuentra con Søren, un danés diez años mayor que ella, quien será su guía en el programa de viajes internacionales para estudiantes. De inmediato su ser reacciona frente a ese hombre tan diferente en todos sentidos y no le cuesta trabajo cambiar su itinerario para seguirlo a un pueblo donde descubre lo infinito del placer y, muy importante, de su cuerpo y de su ser mientras se vuelve una prisionera tanto del hombre como del deseo.

¿Cómo salir de un círculo así? ¿Cómo comprender que su inexperiencia, mezclada con su pasión, la pueden transformar en una víctima, aunque no lo vea así? ¿Hay escapatoria del propio cuerpo, del propio deseo, de las propias humedades? Roxana lo irá descubriendo a punta de experiencias que la marcarán por siempre pero, también, la liberarán.

Lisa Locascio, autora de la novela (Especial).

EL PODER DE UNA PROTAGONISTA

Hay en las páginas de esta primera novela —que tiene un control preciso del número de caracteres escritos para no hacerla ni demasiado larga ni demasiado corta— una serie de temas que son tratados con la profundidad necesaria. Su autora, Lisa Locascio, ha dado en el clavo en muchos aspectos. Es una historia con sentido, profunda, intensa y muy pero muy sensual. El deseo de Roxana excitará sin duda a quien la conozca. Su manera de percibir su cuerpo, primero con una baja autoestima, viendo solo sus defectos, y después con los ojos de quien se da cuenta de que el ser, con toda su belleza y poder, no está en la fachada, sino dentro de cada uno.

Para darse cuenta, hace uso de los cuerpos ajenos y, muy importante, del propio, mediante largos y constantes rituales de un autoerotismo que no teme a nada: ni a la sangre menstrual ni a los numerosos olores vulvovaginales ni a las formas de su sexo ni a las sensaciones que le brinda cada parte de sus genitales. Roxana se masturba en la cama del quisquilloso Søren, en el piso del baño, en la sala, en donde puede, una y otra vez, entre el llanto y el placer, deseando aprender, primero; olvidar, después, y finalmente sentir por el mero hecho de ser capaz de hacerlo.

Las noches púrpura (editorial Planeta) también muestra juegos eróticos diversos, el placer sin límites al que se accede cuando se está con otra persona que no tiene reparos, que va al sexo con alegría, con curiosidad. Es excitante, es novedosa, es intensa. Las 50 sombras de Grey no tienen nada que ver aquí. No hay una chica desamparada que se ofrece al hombre mayor para entrar a los rollos sexuales que él desee. No. Roxana, a pesar de su edad, es capaz de pedir lo que quiere, de atreverse a desnudarse en todo sentido, de apropiarse del otro. Se deja dominar pero también domina. Coge y se deja coger. Es sumisa y arriesgada a la vez.

Una parte de ella asume los machismos cotidianos como lo "normal", pero a la vez sabe que hay partes que no están bien, como el racismo siempre presente de Søren, su vacía masculinidad, su eterna depresión, su violencia hacia ella. Ambos buscan en las drogas, en la comida, en el cine, una respuesta a su estado de ánimo y algo que les devuelva el paraíso que van  perdiendo, pero no logran el balance. Cada vez se hacen más daño, hasta que llega alguien más a la vida de Roxana, un hombre que representa todos los prejuicios de un país que aparenta ser el mejor del mundo, el que tiene el más alto nivel de felicidad entre sus habitantes, pero que bajo todas esas etiquetas sostiene un sistema que aísla, segrega, limita y genera desprecio. Ella también es un bicho raro, así que no se detiene cuando su anhelo la acerca a él.

Es una novela para compartirse entre mujeres, para crear debates, para integrarla en nuestra lista de deseos sexuales por realizar. Sobre todo, puede ser un tesoro para quienes se esfuerzan en entender el mundo en el que vivimos, el paso de la infancia a la adultez, la dureza con la que tratamos a los demás. Para quienes están dispuestos a descubrir esos pequeños micromachismos, racismos, crueldades, que de tan comunes se creen lógicos y correctos.

Agreguen a todo esto una prosa hermosa, precisa, sin concesiones, que llama a las ideas, las fantasías y las reacciones del cuerpo por su nombre, sin falsos pudores o miedos, y encontrarán una novela contemporánea de enorme fuerza, que se lee rápidamente pero se queda grabada en el interior para hacernos reflexionar sobre nuestras propias vidas.

VMB

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