La avidez literaria de Eduardo Rabasa se antoja incontenible. Ha sido editor durante 17 años, mantiene una columna semanal en Milenio y ha publicado dos novelas; este año, además, publica El destino es un conejo que te da órdenes (Pepitas, 2019), su primer libro de cuentos. El título es un homenaje abierto a Donnie Darko, la película estadunidense de 2001 que juguetea con la idea de los universos tangentes y el fin del mundo.
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—El cuerpo es un elemento muy presente en todos los relatos de este libro.
Para mí, la escritura misma es algo vinculado al cuerpo. No me gusta esta idea preponderante del escritor como alguien que solo cultiva el intelecto y que desdeña al cuerpo. En los cuentos hay esa preocupación, porque además me parece que uno de los rasgos de la época actual es una especie de negación del cuerpo, incluso a través de la hipersexualidad o la omnipresencia de la sexualidad.
—En otros libros has tratado, directa o indirectamente, al poder. En este libro, tus personajes tienen una fascinación similar.
Está esa frase de Nietzsche que suscribo cien por ciento: “Todas las relaciones son relaciones de poder”. Las de familia, las de pareja, las laborales. En ese sentido, hay una tensión que se genera en algunas de las situaciones de los cuentos o los personajes. En efecto, en prácticamente todos los relatos hay una especie de indagación sobre relaciones de poder, pero más ligado a la vida cotidiana.
—Está claro que Donnie Darko es el referente más obvio, pero pienso que “Mad World”, la canción emblemática de la película, engloba a la medida a tus personajes.
¡Qué interesante el vínculo que haces con “Mad World”! Lo que pone en juego mi pequeño homenaje es esa idea de locura. Donnie y Claya, la adolescente protagonista de mi cuento, están psicotizados. Me interesan mucho las incursiones en una realidad alterna, paralela. Aunque no exista para los demás, pone en juego el propio concepto de realidad desde una perspectiva límite, como es tener alucinaciones.
—¿Seguirás publicando cuentos, más que novelas?
Tengo ideas de cuentos, pero lo que me ha funcionado bien es dejar que se vayan escribiendo cuando surja la necesidad. En cambio, la novela es un proyecto que empieza en un sitio determinado. Si tuviera que decir, me parece más probable que aparezca otra novela.
—Dijiste necesidad. ¿Es una necesidad escribir?
Es curioso, porque mucha gente habla de esa necesidad de escribir a diario. No es mi caso. La escritura está ocurriendo todo el tiempo, aunque no esté escribiendo, porque estoy teniendo ideas. Eso es parte de la escritura, además del acto de sentarse a escribir. La narrativa es tener las ideas incubándose. En ese sentido, sí siento que es una especie de necesidad: volcar y explorar a través de la escritura temas que me resultan angustiantes o inquietantes.
El destino es un conejo que te da órdenes
Viernes 6 de diciembre16:00 horasSalón 4Presentación de libro
ÁSS